Paco Déniz* / Artículo de opinión.- En nuestros ayuntamientos y cabildos hay concejales que no han sido elegidos por nadie, ni han tenido que presentarse a las elecciones. La recién impugnada Ley de Grandes Ciudades permitía esta aberración democrática para que los alcaldes pudieran nombrarlos a dedo. Es el caso del hasta ahora concejal de festejos, jolgorios, y obras en la vía pública del Ayuntamiento de Aguere, Jonathan. Ahora el supremo le obliga a dimitir. En su momento, Abreu en la oposición montó en cólera, y ahora calla vil y servidor.
Ya en El Prospecto, tertulia política para jóvenes, el concejal no electo y deslegitimado, preparaba cuidadosamente su ascenso hacia alguna posición de poder. Lo primero que destacaba era su habilidad para parecer un ciudadano corriente, joven y entusiasta, neutral y sin más ambiciones que servir al prójimo. No se mojaba nunca y permanecía seco en las discusiones. Preparaba su salto a la política ofertando su caché de pibe de barrio, lo que le sirvió para trepar hasta la asesoría de Oramas primero, muchacho de confianza y apadrinado de CC hasta hoy. Su dosis de patriota local le dio cierto respaldo en el barrio que intercambió por una posición social y política desahogada, con su sueldo y todo. Es de ese tipo de personas calculadoras que nunca enseña las cartas por lo que pueda pasar en el futuro, y así ha subido peldaños en CC.
Todo un clásico. Ahora tiene que dimitir, pero su sueldo no peligra. Ya lo nombrarán director de algo, o asesor de no se qué, con un despacho en no se sabe. Desde ahí, aunque sea un despacho cochambroso como el de Betty la fea, planificará de nuevo su ascenso y esperará el momento oportuno para recuperar el puesto para el que nació. Lo tiene claro y no cejará en su empeño. Mientras, se dejará querer por unos y otros, sin complicaciones, de chachi. Él ha dicho que siempre trabajará por Aguere, pero eso no es argumento para ser concejal. Hay mucha gente que trabaja por su pueblo sin estatus político alguno y sin cobrar. Aunque vayas camuflado en una lista, para ser concejal, la gente tiene que darte el voto.
El almendrero de Nicolás.
* Paco Déniz, es miembro de Alternativa Sí se puede por Tenerife y profesor de Sociología de la ULL.
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