José Enrique Centén Martín / Artículo de opinión.- Los viajes del jefe del Estado o del presidente del gobierno a países extranjeros con representantes de las empresas del Ibex 35, publicitando profusamente la marca España, para explicar la intencionalidad de apertura de mercado español en el exterior, encierra otra lectura, el interés de esos grandes empresarios en buscar ventajas fiscales para invertir en terceros países, sin que afecte al nuestro desde ningún punto de vista, los beneficios quedarán en ellos o en paraísos fiscales, la tributación en el nuestro será mínima, o tal vez en una sola dirección, comisiones a determinadas personas, con un palacete, Rolex de oro, una cacería..., todo por permitir diversificar sus intereses y reducir personal en las empresas españolas, podemos citar múltiples ejemplos.
Gamesa reducirá en un 11% su plantilla en España, 500 personas, por trasladar a China su principal centro de producción y suministro.
Tras la visita a Brasil el 27/7/12, Telefónica Internacional estudia su traslado a ese país en Agosto 2012, el 24 de Octubre confirma el traslado, resultado, 250 personas al paro si no aceptan en Marzo su traslado a dicho a Brasil.
En el actual viaje a la India entre el 24-26/10/12, país con unas condiciones laborales y de seguridad que brillan por su ausencia, sin Seguridad Social, sin ninguna regulación en edad, y un largo etcétera, igual que en China. Los motivos son claros, pero nos saca de dudas las declaraciones del jefe del Estado español, al enumerar los atractivos que puede ofrecer la India a la inversión española: "modernas infraestructuras, mano de obra cualificada y un marco regulatorio favorable", más claro imposible, dentro de unos meses aumentará el paro en España por la inversión de alguna de nuestras empresas en dicho país.
Tanto el jefe del Estado como el de gobierno, deben fomentar el capital en el comercio interior de un país, ofrecer estímulo y mantenimiento a una mayor cantidad de trabajo productivo, para incrementar el valor del PIB interior, en lugar de fijar sólo el objetivo del capital en el comercio exterior. Porque los excedentes del producto del trabajo interno, estimula a mejorar sus capacidades productivas y a expandir al exterior, de este modo se incrementaría el ingreso y la riqueza reales de la sociedad.
Estos supuestos viajes de interés general con representantes de Ibex 35, da una imagen de supeditación a la mezquina rapacidad y espíritu de monopolio de los capitalistas y grandes corporaciones, se consideran de alguna manera los supuestos gobernantes reales de la nación, ya no solo por esto, sino también por las exigencias en determinadas reformas laborales, con el único interés económico de la política retroliberal del llamado Mercado.
Según Sismondi (1773 -1842), la economía política liberal es, ante todo, la ciencia abstracta de la riqueza, la que gira en torno a los beneficios procedentes del cambio de mercancía y no orientada hacia la utilidad social.
Los liberales desconocen que la demanda debería basarse en las clases más numerosas y que, si estas ganaran más, tendrían mayor poder de compra y, por lo tanto se evitarían las crisis. Para el liberal, el consumidor es el capitalista, no el pueblo, mientras que la realidad ni es ni debe ser así. Los que viven de la riqueza comercial viven de un público metafísico y no de la sociedad real, que es la que trabaja y la que debería de consumir más.
Los que mandan son esclavos, a menudo, de fuerzas egoístas, sectoriales, gremiales o capitalistas, todos ellos incompatibles con el bien común, por eso los incapacita para ver o actuar más allá de sus inmediatas exigencias, por lo tanto no deben de ser nuestros representantes, debemos de exigirles que miren a la ciudadanía, obligar al gobierno que se supedite al interés general, en lugar del interés del Capital.
José Enrique Centén Martín
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