Pedro Fernández Arcila(*) / Artículo de opinión.- Todos los partidos políticos adquirimos el compromiso electoral de abrir el mercado de La Abejera en García Escámez. Las asociaciones vecinales del barrio tienen, entre sus principales reivindicaciones, la apertura de ese bello mercado de hierro de finales del siglo XIX. La Sociedad de Desarrollo elaboró recientemente un plan de viabilidad que apuesta por el éxito de este proyecto siempre que se incorpore un mercadillo del agricultor y un mercadillo de venta ambulante.
Con base en este informe y conociendo el apoyo explícito de los colectivos vecinales, propusimos al pleno dar el primer paso para la reactivación económica del barrio: constituir un mercadillo de venta ambulante un día a la semana que no fuera domingo, para no hacerlo coincidir con el Rastro.
A pesar de esta moción benefactora, el alcalde dio la orden a los suyos (incluyo, lógicamente, al grupo socialista) de votar en contra de esta moción. La razón de esta sorprendente actitud es que se sintió presionado porque alguien de su partido considera que, aunque se celebren en días distintos, los veinte puestos que se crearán en García Escámez harán la competencia a los más de setecientos vendedores ambulantes del popular rastro capitalino.
Si este alcalde tiene tan poco criterio y es capaz de bloquear el desarrollo de un proyecto económico trascendental para García Escámez por argumentos tan peregrinos, me pregunto de qué será capaz nuestro alcalde, o mejor dicho, de no hacer, ante las presiones inconfesadas que le lleguen a diario. Si me lo permitiera Juan Cruz, diría que el mandato de José Manuel Bermúdez será la crónica de la nada que hará pedazos a Santa Cruz.
(*) Pedro Fernández Arcila. Concejal de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
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