José Enrique Centén Martín / Artículo de opinión.- En su juventud santo Tomás, antes de abrazar la fe cristiana, era un prestigioso sacerdote maniqueo, en la actualidad la gran mayoría de políticos creyentes en la única y verdadera fe, practican la idolatría maniquea. Continuamente a través de la prensa, Tv y todos los medios controlados por ellos, nos bombardean con la manida frase: "No debemos de prejuzgar a los políticos por cuatro corruptos", pero condenan con profusión en los mismos medios a 6 millones de parados por 12 incontrolados que en las manifestaciones se extralimitan, muchos por la desesperación, y la indigencia donde los han llevado los últimos gobiernos y los políticos en general,con la presunta ayuda policial en algunos casos, como ha aparecido en algunos medios de difusión, al encontrase elementos camuflados que provocan la exaltación de los manifestantes con la intención de reventar las manifestaciones pacíficas, y su desprestigio, incluso mintiendo al decir que un anciano de 72 años abofeteó a un policía antidisturbio, o bien el anciano era Chuck Norris o el policía era una monja de Valladolid.
En España somos 47 millones de personas, tenemos según circula por la Red 445.768 políticos, no desmentido, entre ellos existen varios cientos, entre presidentes de CCAA, senadores, parlamentarios, alcaldes, concejales, asesores, miembros destacados de partidos políticos que han sido juzgados o están en procesos judiciales por cohecho, malversación de fondos, tráfico de influencias, meter mano a la caja y otras menudencias, como empleando a familiares o conocidos en empleos públicos directamente por su influencia, supongamos que alcancen la inestimable cifra de 800.000 personas entre políticos y advenedizos, políticos con un sueldo, y en algunos casos varios, todos pagados del erario público, representan aproximadamente cerca del 2% del total de la población nacional. Mientras tanto 6 millones de parados, con al menos una persona más a su cargo, alcanzaría la inestimable cifra de 12 millones de personas en un estado extremo de supervivencia y pronto en la indigencia, más los funcionarios con recortes salariales en total alcanzarían el 30% de la población.
¿Cómo no van a tener derecho expresar su descontento?, y los políticos ¿qué legitimidad tienen cuando muestran su hipocresía?, mintiendo ante la realidad, pocas esperanzas tengo de que salga este grito en los medios convencionales, pero es mi forma de solidarizarme y dar ánimo al 30% de desfavorecidos que exigen igualdad, trabajo y libertad de expresión, frente al 2% que desprestigian las manifestaciones pacíficas, sin decir nada de sus corruptos, quedando impunes, que siguen robando y sumiendo en la miseria a la población por el corporativismo político, causa añadida a las protestas.
José Enrique Centén Martín
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