María Hernández(*) / Artículo de opinión.- El hombre, es decir la especie humana, ha estado desde sus comienzos, utilizando para su comodidad y bienestar, todo lo que ha encontrado a su alrededor, ya sea, la tierra, el agua, los animales, en fin, toda la naturaleza que ha existido desde un principio.
Gracias a muchas de estas actuaciones el hombre ha ido evolucionando, no por ello sin haber cometido errores, errores que casi siempre han sido recuperables.
Pero hemos llegado al punto en que realmente la especie humana se ha creído ser la dueña y señora de ese “Todo” con el que convive, arrasando, destruyendo, manipulando todo lo que tiene a su alcance, sin mirar las posibles repercusiones en otras especies, en la propia naturaleza, es decir: “Todo por y para el Hombre”, sin darse cuenta de que sin ese “Todo”, el hombre no existiría.
La mayoría de las veces se trata de grandes poderes, de grandes multinacionales que lo único que parece interesarles son las ganancias que obtendrán a través de sus actuaciones de la que tantas veces son acusadas, como la destrucción de selvas, por ejemplo, la amazónica, la desforestación para cultivos y ganadería, la tala forestal, carreteras, lavado de oro, explotaciones petroleras y mineras, y la mano de obra utilizada, abusando incluso de los derechos humanos en donde hasta niños están “esclavizados” para poder llevarse un plato de comida a la boca y para que nuestra sociedad “civilizada” viva bien.
Están también las comunidades indígenas que con sus culturas ancestrales y espiritualidad, son ignoradas, menospreciadas, “destruidas” sin importar que constituyan un valioso tesoro dentro de la diversidad y la cultura de la humanidad. Es a través de ellos como podemos conocer muchos aspectos de la selva que ignoramos, incluida la explotación y utilización de animales y plantas, tanto comestibles como utilizadas en medicina, en la fabricación de sus construcciones, etc. Se desprecia lo que se ignora. Las comunidades indígenas son pisoteadas, incluso por muchos políticos que, al vivir en las grandes ciudades, son ignorantes de la realidad amazónica. La selva no es infinita. La contaminación se acumula, hasta el punto que podemos acabar siendo víctimas de nuestros propios residuos que van a parar a los ríos, al mar, los peces se contaminan, las aguas que luego bebemos y la que se transforma en lluvia que luego cae sobre nosotros y sobre las selvas, en un círculo vicioso de destrucción humana, y medioambiental.
La triste realidad es que la mayor parte de estas informaciones no salen en el diario que compramos en el kiosco, o en las noticias de la televisión, y si acaso son “nombradas”, será de una forma inapreciable que pasará desapercibida para el ciudadano.
Hoy en día esta desinformación a la que nos tienen acostumbrados y a la que decimos “Amén” como si fuera la pura y eterna realidad y con la que nos están manipulando sin darnos cuenta, o sin querer darnos cuenta, porque quizás nos es más cómodo, no saber, no conocer, ignorarlo porque de esta forma nuestra pequeña vida es más tranquila, y tenemos nuestros propios problemas ¿verdad?, sin saber que muchos de esos “problemas” son insignificantes, y otros son debido quizás a esta injusticia que se comete en todo el mundo. Hemos llegado a un punto en el que ya ni pensamos por nosotros mismos, nos dejamos llevar por lo que nos dicen o por lo que nos cuentan, porque claro: si sale en los medios de comunicación clásicos, los de toda la vida, es que esa debe de ser la verdad, ¿No? Ni siquiera ponemos nada en duda, lo damos por hecho y así “desconectamos” de la cruda realidad que se vive a lo mejor en la casa de enfrente de nuestra calle…
La persona que realmente piensa por sí misma y se pregunta ¿Qué es lo que está ocurriendo realmente en el mundo? ¿Es verdad todo esto que oigo por la tele? Tenemos aún, hasta hoy, la libertad de buscar “nuestra propia” información, de preguntarnos cosas, de no dar todo por cierto, de buscar por nosotros mismos…Esta manipulación, desinformación, o lo que es lo mismo la falta de información, es igual como queramos llamarlo, se puede intentar evitar, buscar, alternativas, otros medios de información, gracias a la tecnología tenemos a nuestro alcance lo que llamamos “Internet”, a través de este medio podemos acceder a diferentes tipos de informaciones, tanto en español como en otros idiomas y con ayuda, “aunque no sean muy exactos”, de algún que otro traductor.
Pero Internet no es el gran poderoso que dice toda la verdad, al contrario, ahí existe quizás muchas más mentiras, muchos embaucadores, de igual forma muchos intentos de manipularnos o confundirnos, bien sea hacia un lado o hacia otro, no existe control, tanto puedes llegar a dar con algo verás como con algo totalmente falso.
Pero también es cierto que al tener tanta información a nuestro alcance, somos nosotros mismos quienes después decidimos lo que “puede o no puede ser vedad”, no es fácil distinguirla, pero por lo menos tenemos “más opciones” que leyendo solamente los clásicos diarios, en donde siempre sale lo mismo, o la telebasura que realmente es eso en lo que se ha convertido desde hace años y cada día que pasa se autodestruye aún más. Programas de “supuestamente” entretenimiento, programas del corazón, o así los llaman, los engaños, y el mantenerte ocupado viendo tantas…..que realmente no nos damos cuenta de que lo que quieren es mantenernos delante de ese aparato para que no nos enteremos de lo que realmente está pasando por el mundo, para desviar nuestra atención hacia cosas la mayoría de las veces superficiales, nos parece que lo que ocurre en otra parte del mundo y no nos va a influir, ¡Que equivocados estamos! No dudemos de que lo que ocurre a nivel mundial nos afecta también a nosotros tarde o temprano, ya no vivimos tan lejos unos de otros, existe algo que lo han llamado “Globalización”, y mientras los gobernantes, y no hablo de políticos, hablo de las grandes corporaciones, los grandes bancos, las multinacionales, las financieras, los que realmente deciden por nosotros e incluso por nuestros políticos, afectan a nuestro propio propio país, es decir a nosotros, para beneficio de “otros”.
Estamos metidos, queramos o no, porque nuestra opinión no le importa a nadie, nos han metido en esa Globalización, y que en un principio pensé, dentro de mi ignorancia o mi buena fe, que esto iba a ser algo bueno para todos los países, sobre todo para los más necesitados. Me he desengañado, la globalización es una forma de intentar controlar el mundo, para beneficios económicos de unos cuantos, y quién más beneficio obtiene más poder tendrá. Me ha dado cuenta de que los países en subdesarrollo con eso de la globalización están quedándose aún más pobres, sin posibilidad de competir con las grandes transnacionales, y también me estoy dando cuenta como cada vez se nombran menos, que no se les da la importancia que se merecen, y que casi los estamos olvidando.
En muchos países la gente está saliendo a la calle para decir “NO” ¡No estamos de acuerdo con este sistema! con esta forma de gobernar, con estas injusticias que cada día son más grandes y extensas, porque cada día que pasa, la distancia entre ricos y pobres es cada vez mayor. La pobreza va en aumento, y mientras, los ricos son cada vez más ricos.
Yo confío en que cada vez hayamos más personas que digamos en voz alta ¡NO! No, porque no se puede tolerar que unos puedan alimentarse, mientras miles de personas, la mayoría niños, se mueren bien sea por hambre, por falta de medicina o por falta de agua potable. En algunos de estos países existen conflictos armados, de las que apenas nos enteramos. Muchos de esos países tienen gobiernos corruptos, más que los nuestros, pero esos gobiernos a menudo son mantenidos o permitidos en el poder por los grandes países capitalistas, entre ellos el nuestro, existen intereses que por lo visto valen más que una vida humana.
Mientras tres cuartas partes de la humanidad mueren de hambre, aumentan en los países desarrollados los problemas por sobrealimentación. ¡Que contradicción y qué vergüenza! Existen recursos y medios suficientes para mantener a toda la población mundial. Sólo es cuestión de repartir equitativamente esos recursos.
El 2 por ciento de la población mundial posee más de la mitad de la riqueza global, según un estudio de la Universidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La investigación señala que la riqueza está concentrada en Norteamérica, Europa y las naciones de altos ingresos en el área de Asia-Pacífico. Existen ciento y cientos de formas de enterarnos de lo que realmente está ocurriendo, estamos comiéndonos, explotando, destruyendo, todo, todo lo que la naturaleza nos ha dado, y nos estamos destruyendo a nosotros mismos también.
Nuestra vida la rigen, las prisas, las envidias, la intolerancia, lo superfluo, es decir lo que realmente no nos es necesario, y la mayoría de las veces ni siquiera útil, nos golpean con anuncios, anuncios, y anuncios, compra, compra y compra, y compramos, sin saber realmente que es lo que estamos comprando y el por qué.
Ya no tenemos tiempo para nada, todo va a un ritmo que no podemos seguir, ¿Cuántas veces hemos pensado? Me faltan horas, me falta tiempo, no puedo con todo, pero, ¿Nos hemos preguntado el por qué hemos llegado a esta situación? Y ¿Que es lo que realmente estamos haciendo? ¿Acaso estamos realmente viviendo? Y no digo vivir como nos rigen los otros, sino vivir como a nosotros nos gustaría, saborear de lo que nos gusta, hablar con la familia, tener tiempo para tomar de forma tranquila un café con los amigos, caminar por la calle y en vez de saludar con la mano y no pararnos porque no tenemos tiempo, hablar con ese amigo que nos hemos encontrado aunque sólo sea un; ¡Hola como estás! ¿Te va bien?
Y todo esto ¿Para qué? O mejor dicho ¿Para quién? y ¿Por qué?
¿Es que acaso no existe otra forma de vida? Una vida en el que volvamos a disfrutar de las cosas sencillas, en la que podamos compartir con lo demás, en el que seamos más honestos sobre todo con nosotros mismos, en el que una sonrisa nos contagie con otra sonrisa, en el que volvamos a dar los buenos días o las buenas tardes, en el que no tengamos todos los días esa cara de amargados que tenemos y peleemos por todo y nos enfademos realmente por nada importante. En el que no estemos siempre a la defensiva, desconfiando de todo y como si todo el mundo fuera nuestro enemigo.
¿Es esto realmente vivir? ¿Es esta verdaderamente la mejor forma para conseguir un poquito de felicidad en nuestra vida, y de paso en la vida de los que nos rodean? ¿Cuesta tanto ser un poquito más amable y sonreír de vez en cuando incluso a esa persona desconocida?
No se vosotros, pero yo he decidido que no quiero que mi vida sea así, que por muchos obstáculos que tenga que pasar no quiero perder aquello que realmente me pueda dar una vida interior mucho más plena y por ende mucho más feliz.
Quiero un cambio de mundo, un cambio de sistema, un mundo más justo para todos, y lo mejor será empezar por mi misma y por los que me rodean, por la familia, cada vez más separada, por el amigo, por el vecino, o por ese señor o señora que me encuentro al que no conozco de nada pero que puedo perfectamente dar los buenos días con una sonrisa. En fin por mi entorno, el más cercano y por el más lejano.
Yo soy y seré de las personas que dicen “NO” a las injusticias sea contra lo que sea, y sea de la especie humana o de otras especies, este mundo lo formamos muchas vidas totalmente diferentes, y todas tenemos el derecho de vivir y disfrutar de esta nuestra casa, de momento la única que conocemos y en la que podamos vivir, entonces respetemos y en vez de destruir, construyamos un mundo mejor para todos.
En nosotros está la fuerza y el poder para conseguirlo.
Atentamente
María Hernández
La Palma
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