J.M. Álvarez * / Artículo de opinión.- La Delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, dice que 300 agentes, entre policías y guardias civiles, se necesitan diariamente para controlar la marcha que realiza por Andalucía el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). Creemos que son más, muchos más. No cita a los que van camuflados.
La Delegada lamenta el gasto de semejante despliegue (hay que tener poca vergüenza cuando su gente cobra dietas de alojamiento y viven en edificios públicos), dice que lo va a calcular para que los andaluces sepan lo que les supone y remacha que esos agentes podrían estar dedicándose a otras cuestiones. Finalmente ha exigido al Gobierno andaluz a que condene “los actos delictivos que se están produciendo”
Señora Crespo: Las otras cuestiones a las que podrían estar dedicándose sus agentes las sabemos de sobra porque su oficio no lo conocen (a la vista está el triste caso de Las Quemadillas). Ellos, sólo saben reprimir, intimidar, vigilar y provocar a la clase obrera y campesina.
Señora Crespo: ¿De qué actos delictivos nos habla? ¿De robar 4 kilos de garbanzos o de robar billones de euros como han hecho los oligarcas a los que usted representa que han saqueado el país dejándolo en la ruina?
Señora Crespo: Lo que esto supone para los andaluces y para todo el Estado, es una bocanada de aire fresco, una esperanza y una convicción de que unidos, se le puede parar los pies al fascismo. Recuerde que los jornaleros iniciaron su marcha siendo 200 y ahora son miles quienes los reciben y secundan.
Señora Crespo: Cuando habla el ministro de Interior, dice de él el líder jornalero Sánchez que no sabe si está borracho o es así de tonto. Usted, con estas manifestaciones, provoca en miles de andaluces, idéntica sospecha.
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