El periodista Jon Lee Anderson rectificó duramente a La Razón y advirtió que nunca más dará declaraciones a “ese diario de mierda”. El panfleto humorístico que se dice prensa escrita, cuyo director se cree el inventor del periodismo, manipuló una palabras del reportero estadounidense sobre Chávez.
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Con el titular “La sombra del fraude electoral masivo planea sobre Venezuela” , el diario indica que el reportero de The New Yorker” asegura que Hugo Chávez no cometerá fraude electoral porque en el delirio de su vanidad, el presidente de Venezuela no contempla tan siquiera la posibilidad de perder las elecciones presidenciales del 7 de octubre.
Aquí lo que Anderson señaló en su cuenta de Facebook: https://www.facebook.com/jon.l.anderson.14/posts/112426332243255
“Esto: Me saca de quicio este estirpe del periodismo espanol: Que te piden la entrevista; lo facilitas, y luego, te meten palabras en la boca. Lo que aca me “cita” el periódico La Razon simplemente no es cierto. Es decir: yo sí dije que Chávez no se imaginaba perder las venideras elecciones jamás. Tal cual. Ni fa ni fu, ni más ni menos. Pero nunca lo caracterizé como un “delirio” de él. Porque sería delirio si siempre ha ganado todas las elecciones y plebescitos que ha propuesto? Pero el hecho que sea delirio o no, no es el lío. Es que no lo dije yo. Lo dijo La Razon. Poner esa caracterización en boca mía es burda, tabloidista, tendencioso y falso. En algunos paises, daría pie a una querella. No sé si en Espana existen leyes ya, pero por si las moscas, nunca más daré declaraciones ni entrevistas a ese diario de mierda”.
Las reacciones de respaldo al periodista se pueden leer en Facebook, donde además algunos usuarios cuestionan el tratamiento periodístico de La Razón.
P.d. Kaos: También el periodista estadounidense parece andar un poco mal de memoria. El gobierno venezolano sí perdió un plesbicito. En concreto, como es bien sabido, el intento de reforma constitucional impulsado por el gobierno en 2007, cuyos resultados fueron aceptados y asumidos por el gobierno, como no podría ser de otra manera tratándose de una democracia, sin la menor dilación, pese al muy excaso margen de derrota.
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