Lorenzo Angiolillo Fernández(*) / Artículo de opinión.- El 9 de abril de 1952 se produjo en Bolivia una de las revoluciones, de mayor signo proletario del continente para aquel entonces, luego de un fracasado e improvisado golpe de estado y en medio de la confusión y el caos ante el sainete golpista de los dirigentes del partido MNR, el proletariado boliviano toma la dirección de calle de la explosión popular. En toda Bolivia los trabajadores se armaron y enfrentaron al ejército, en Cochabamba, Oruro, Potosí, los obreros se armaron y marcharon hacia la capital La Paz. Los mineros de Milluni ocuparon la estación de ferrocarril, se apoderaron de un tren de suministros militares y también marcharon hacia La Paz. Derrocaron al ejército y se crearon milicias obreras, un nuevo ejercito, pero a pesar del marcado signo ideológico de esta revolución, pronto fracasaría.
De aplicarse en 1952, Las Tesis de Pulacayo (Pulacayo, 8 de noviembre de 1946). Pudo ser otra la historia analizada aquí hoy, estas tesis llevadas a cabo por la vanguardia del proceso del 52, serian de seguro parte del giro histórico de esa revolución, entre ellas la que planteara: “El proletariado de los países atrasados está obligado a combinar la lucha por las tareas demo-burguesas con la lucha por las reivindicaciones socialistas. Ambas etapas –la democrática y la socialista– no están separadas en la lucha por etapas históricas sino que surgen inmediatamente las unas de las otras”, también el punto que reza:- “Para los trabajadores mineros lucha de clases quiere decir, sobre todo, lucha contra los grandes mineros, es decir, contra un sector del imperialismo yanqui que nos oprime. La liberación de los explotados está subordinada a la lucha contra el capitalismo internacional”, estos puntos y todo el documento adoptadas por el congreso de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, en su congreso de Pulacayo en 1946, debemos reconocer tuvieron un marcada influencia de las ideas del POR trotskista, fundado en 1935. Las mismas fueron presentadas por un joven universitario y militante trotskista del POR, llamado Guillermo Lora. Como miembro de la delegación minera de Siglo XX-Llalagua, Lora fue el encargado de explicar, los fundamentos políticos e ideológicos de las tesis. Al finalizar su alocución, los mineros irrumpieron en un aplauso aprobando y haciendo suyas estas ideas revolucionarias. Las Tesis fueron un avanzado programa de acción, tendiente a la independencia de clase. Entre algunos de sus puntos sustanciales figuran el salario básico, vital y móvil; semana de 40 horas y escala móvil de salarios; bolsa pro huelga; ocupación de minas; contrato colectivo; independencia sindical; control obrero de las minas y armamento de los trabajadores. El programa era un claro cuestionamiento a la propiedad privada de los capitalistas. El programa aprobado en este histórico congreso, pasaría a conocerse como las Tesis de Pulacayo.
La revolución boliviana de 1952 se dio en medio de la ausencia de una dirección revolucionaria que aplicara una política revolucionaria, y por supuesto estas tesis igual que otras o mejor dicho este punto de la Tesis nunca se aplicó en la práctica revolucionaria, de aquella etapa histórica. Hoy con algunas variantes geopolíticas el cuadro y retrato político es similar, las mismas contradicciones y las mismas separaciones y condiciones generales objetivas, y con una variación las subjetivas, en Bolivia en el marco actual pareciera que su liderazgo Evo Morales comprende y maneja muy bien esta dicotomía del proceso boliviano, y de todos los nuevos procesos Latinoamericanos, por supuesto Venezuela tiene con matices diversos la misma simbiosis político social, y el líder Hugo Chávez desde hace mucho tiempo lo comprendió así y ha logrado aumentar o ganar un espacio y disminuir otro el socialista a fuerza de paciencia y construcción de una fuerza popular y revolucionaria, en un accionar teórico practico desarrollado de una forma colosal con el esfuerzo personal casi heroico y tenaz de su propio liderazgo, en una especie de sincronización perfecta, a pesar del revés de salud producto quizás de esta gran empresa humana. En el Aparte: V. LUCHA CONTRA EL FASCISMO, hay una tremenda enseñanza aun vigente en el concierto de naciones la que dice: 2.- El fascismo es producto del capitalismo internacional. El fascismo es la última etapa del de descomposición del imperialismo, pero, con todo, no deja de ser una fase imperialista. Cuando se organiza la violencia desde el Estado para defender los privilegios capitalistas y destruir físicamente al movimiento obrero, nos encontramos en un régimen de corte fascista. La democracia burguesa es un lujo demasiado caro, que solamente países que han acumulado mucha grasa a costa del hambre mundial pueden darse. En países pobres, como el nuestro, por ejemplo, los obreros en un momento determinado están condenados a enfrentarse con la boca de los fusiles.
En Bolivia esta ha ocurrido en varias ocasiones, y al parecer con el llamado reciente de Evo Morales a tener un ejército anticolonial y antimperialista, ojala esas bocas de fusiles estén apuntando hacia donde deben apuntar. Es fundamental para el proceso revolucionario Boliviano, y el Latinoamericano, la incorporación de los mejores cuadros militares nacionalistas, patriotas y revolucionarios, por supuesto anticoloniales y antimperialistas, e ir preparando la Alianza militar de Unasur, y el Alba, que así junto a los ´pueblos latinoamericanos y del mundo, con unas Fuerzas Armadas identificadas con sus pueblos será que logremos lo que el compañero Evo quiere, quizás el imperio nos tema, le tema a unas Fuerzas Armadas Latinoamericanas unidas, junto a su pueblo, y en toda Bolivia cantaran orgullosos su himno:
«Si extranjero poder, algún día, sojuzgar a Bolivia intentare, al destino fatal se prepare que amenaza a soberbio agresor. Que los hijos del grande Bolívar han ya, mil y mil veces, jurado morir antes que ver humillado, de la Patria el augusto pendón. »
(*) Ex Embajador de la Republica Bolivariana de Venezuela. En las Antillas Neerlandesas. E Ideólogo Bolivariano.
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