Podcast / Planeta Musical Sur.- Preocupado por la discriminación que sufrían los suyos, Robeson pensó en el comunismo como una fórmula para superar esa dramática circunstancia. Especulaciones políticas aparte, es un hecho que Robeson fue una de las víctimas de la caza de brujas durante la postguerra. Su brillante carrera cinematográfica concluyó de súbito, e incluso le fue retirado el pasaporte durante una época. Fue así como Robeson, el afroamericano culto y popular que defendía la igualdad de derechos, fue presentado ante el gran público como un peligroso izquierdista. Al no poder trabajar en Estados Unidos, tuvo que exiliarse en Europa, pero sólo en los países del Este fue bien acogido, probablemente por motivos propagandísticos. Como si fuese la víctima de una cruel conspiración, fue olvidado de forma paulatina.
Duración aproximada: 58:20
Formato: MP3
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Producción: Radio Calf-Universidad FM 103.7
Paul Robeson, nacido en Princeton, en el estado de Nueva Jersey en 1898, y fallecido en Filadelfia en 1976, era hijo de William Drew Robeson, un predicador protestante que había sido esclavo y que durante la Guerra de secesión escapó de sus amos, y de Maria Louisa Bustill, una mujer cuáquera que en su sangre llevaba mezclada una muestra de cada uno de los pueblos norteamericanos (india, anglo-sajona y africana) que perteneció al movimiento abolicionista, formando un matrimonio que se destacó en la lucha por el reconocimiento de los derechos civiles y la abolición de la injusticia. En 1910, la familia Robeson se tralada a Somerville, Nueva Jersey, donde luego de estudiar Derecho en la Universidad de Rutgers, Paul Robeson se graduó de abogado. Fue el tercer estudiante de origen negro, y en su juventud, fue jugador de rugby, de béisbol y de basquet en aquella universidad. Si no hubiese sido por su condición de persona negra, Robeson hubiese constituido el prototipo heroico de la sociedad norteamericana de su época. Pero el estigma era tan grande que llegó al punto de que las demás universidades americanas, en general, se negaban a desarrollar competencias con la de Universidad de Rutgers, debido a que en su nómina tenía a un jugador negro. A su ingreso en el Colegio de Abogados de Princeton, una mecanógrafa blanca rechazó escribir al dictado de un abogado negro, y esto lo hizo desistir de ser abogado, por lo que se dedicó a otras labores. Y fue a mediados de los años 20 cuando es llamado por las artes escénicas y comienza su periplo por el teatro y el cine, y como todo gran actor negro interpretó al protagonista de Otelo. A finales de los años 20, se traslada con su familia al Reino Unido, en donde ve cómo las diferencias sociales no son tan abismales como en su país natal, y es, más o menos, cuando comienza más intensamente su carrera como artista comprometido con la sociedad y los desposeídos, ya que contaba que allí, tomó conciencia política y "aprendió que el carácter esencial de una nación no está determinado por las clases altas, sino por el pueblo, y que los pueblos de todas las naciones son hermanos en la gran familia de la Humanidad".
Comenzó a cantar spirituals, y otras canciones sobre la salvaje explotación de los negros del sur de los Estados Unidos, con su inconfundible y potente voz grave de barítono-bajo. En la década de 1930, en sus viajes por Europa y la URSS, Robeson tomó contacto con los miembros de organizaciones antifascistas de esos lugares, con los oprimidos y con la dirigencia de la clase obrera de la época. Empezó a comprender que su arte tenía la capacidad de servir a la lucha de los trabajadores de todo el mundo. Se convenció de que los afroamericanos, como descendientes de esclavos, tenían una cultura común con los trabajadores de otros países, que como sucedía en Rusia, eran descendientes de siervos. En la Unión Soviética fue donde según sus palabras se sintió tratado como un completo ser humano y vio que no había prejuicios contra los afroamericanos ni ningún tipo de discriminación racial. Las inquietudes políticas de Robeson iban más allá de su propio pueblo, el afroamericano, de cuyo movimiento no sólo fue un pionero sino un activista destacado, hasta el punto de contar con la admiración del propio Malcolm X. Sentía como los trabajadores y pobres de todo el mundo reclamaban su profunda y potente voz, cómo debía representar a las etnias esclavizadas o semi-esclavizadas se sentían personificadas por su gigantesca figura.
Mención especial merece su actitud durante la Guerra civil española, en la cual se mostró siempre partidario del gobierno legítimo y declaró abiertamente su adhesión a la causa de los trabajadores españoles. Para Robeson, el conflicto español fue el punto de no retorno; en una entrevista declaraba: El artista debe tomar parte. Debe elegir entre luchar por la libertad o la esclavitud. Yo he hecho mi elección. No tenía alternativa. La historia de la era capitalista está caracterizada por la degradación de mi pueblo: despojado de sus tierras, su cultura destruida, denegada la protección igualitaria bajo la ley, y privado de su lugar legítimo en el respeto de sus compañeros. No por fe ciega o coerción sino consciente de mi trayectoria, tomo mi lugar con vosotros. Acabada la II Guerra Mundial, Paul retorna a Estados Unidos, pero el regreso no será fácil. Tomará parte activa en el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos y apoyará a los sindicatos de trabajadores de todo el país. Sólo por esto, aunque no hubiera simpatizado con el comunismo, se le puso en la mira del senador McCarthy. Robeson, que seguía trabajando en sus actividades políticas, participando en el Congreso de la Paz de París de 1949 y habiendo viajado por la Unión Soviética, fue interrogado ante el Senado norteamericano, y cuando le preguntaron por qué no se quedaba en la Unión Soviética, contestó: "Porque mi padre era un esclavo, y mi gente murió para construir este país, y voy a permanecer aquí y a tener una parte de él, exactamente igual que usted, y ningún fascista importado me sacará de él."
El Comité de Actividades Antiamericanas acabó declarando que Robeson había intentado construir un Estado prosoviético en el sur de los Estados Unidos y le privó de su pasaporte. Este hecho acabó con su carrera. En 1952 la Unión Soviética le concedió el Premio Lenin de la Paz (por aquel entonces llamado Premio Stalin de la Paz) a Paul Robeson, que no constituyó el típico cantante o actor norteamericano, carente de formación, ya que era poseedor de una extensa ilustración y una amplia cultura, dado que tenía una extraordinaria preparación intelectual y hablaba más de veinte idiomas. Entre 1961 y 1965, durante unas giras por la Unión Soviética, la salud de Robeson comenzó a resentirse, pero no se detendría en sus actividades. Finalmente, en enero de 1976, a los 77 años, Paul Robeson fallecía. Y entre otras muchas, llegaron condolencias de Coretta Scott King, viuda de Martin Luther King. Comentarios basados en un artículo publicado por Gustavo Sierra Fernández. Es una realización de Jorge Laraia.
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