Francisco González Tejera / Artículo de opinión.- Después de esa noche gloriosa de la llegada de l@s mineros y mineras a Madrid, donde cientos de miles de personas salieron de sus casas para recibirlos y homenajearlos, las fuerzas policiales tuvieron que dar la nota como siempre hacen, obedeciendo las ordenes de los que los usan para reprimir al pueblo trabajador. El resultado lo pudimos ver en la mañana del 11 de julio ante el Ministerio de Industria en el centro de la capital del estado español, casi a la misma hora en que la marioneta Rajoy aprobaba con los aplausos de la bancada ultraderechista del PP nuevos recortes, para satisfacción de sus amigos de la banca y las grandes fortunas.
La policía volvió a pasarse y acabó apaleando a familias enteras y a niñas inocentes victimas de las mortales balas de goma, de la furia desmesurada de unos tipos que en la practica también son empleados públicos, que acaban de perder como miles de funcionari@s la paga de Navidad y un amplio listado de derechos. Esto no parece afectarles y no se aprecia ni una mínima brizna de solidaridad con quienes luchan por la comida de sus hijos, por unos puestos de trabajo destruidos por el gobierno del régimen.
Se supone, diría un ingenuo, que la policía debe estar al servicio del pueblo, que cobran para defendernos de cualquier abuso o desmán. En cambio lanzan todo su odio contra honrad@s trabajador@s y montan su monotono numerito de disparos, carreras, porrazos, patadas y puñetazos contra personas humildes y sencillas, que han recorrido cientos de kilómetros a pie en defensa de sus legítimos derechos y de un modo de vida ancestral. No se puede esperar otra respuesta de un colectivo que cobra para reprimir y hacer de celosos guardianes de aquellos que sustentan las injusticias.
Da risa escuchar y ver a ciertos politiquillos del reino borbónico hablando de lo que ellos llaman “democratización” de Cuba, de Siria, de Libia, de Afganistán, de Iraq y hasta de la ejemplar bolivariana y revolucionaria Venezuela. Se ponen serios para dar consejos a estos pueblos mientras en su propio país pisotean derechos, roban, recortan y destruyen el llamado estado del bienestar, siempre para beneficio de los que los financian con dinero manchado de sangre obrera.
La foto de la indefensa niña minera casi inconsciente con la espalda destrozada por una pelota de goma lanzada por estos “valientes patriotas” lo dice todo. Es la imagen perfecta para definir a estos tristes enmascarados de casco y uniforme, muy cargados de odio y de un rencor enfermizo contra toda persona que difiera de los postulados de un sistema injusto y asesino. Precisamente ahora que ETA ha dejado las armas l@s terroristas somos para ellos todas las personas que luchamos por nuestros derechos. Sus particulares “enemigos” somos miner@s, pacifistas, ecologistas, estamos afiliados a sindicatos o participamos en el Movimiento 15M. Todo disidente hay que combatirlo con gases, porras y patadas, no hay lugar para el dialogo en este gobierno cuando se trata de defender los intereses millonarios y la prebendas sustanciosas.
Francisco González Tejera
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Fuente: http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es/2012/07/la-mineria-grita-cobardes-torturadores.html
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