Orestes Martí* / Artículo de opinión.- Impresiones de viaje. Cuba 2012. Entrevista a Manuel David Orrio del Rosario (1).
INTRODUCCIÓN
Durante nuestra estancia en Cuba en este inclemente verano del año 2012, tuve la ocasión de entrevistarme con muchas personalidades de la vida política, social, económica, cultural; en fin, de los diversos segmentos que componen ese extraordinario "ajiaco" criollo que sigue siendo la actual sociedad cubana.
Alguien que no podía faltarnos en esta toma de pulso a una sociedad que trata -contra viento y marea- de profundizar en el proceso revolucionario iniciado a mediados del pasado siglo es, sin lugar a dudas, el amigo Manuel David Orrio del Rosario, con quien en ocasiones anteriores ya habíamos llevado a cabo intensos intercambios de criterios y opiniones, especialmente al cumplirse los 50 años del triunfo de la Revolución cubana (2).
Al recibir las preguntas para esta entrevista, Orrio nos comentó que había conversado con varias personas, desde más de un año atrás, sobre su intención de escribir un artículo o ensayo cuyo nombre sería “Cuba, Raúl Castro y las Íes de El Diablo”. Así denomina en el contexto cubano a fenómenos como la inconstitucionalidad, la inflación, la informalidad, la improvisación y otros. Expresa, ahora, que este intercambio lo hizo innecesario. Escrito está.
Orestes Martí (OM) Al echar una primera ojeada al estado de la “actualización” del Modelo económico cubano (MEC), se experimenta una especie de “desfase” entre la esfera socioeconómica y la sociopolítica ¿Qué opinión te merece esa impresión?
Manuel David Orrio (MDO) Tengo por principio, desde mis tiempos como combatiente secreto de la Seguridad del Estado, y ahora como analista y periodista revolucionario, evaluar cuanto acontecimiento se produce a la luz de los únicos instrumentos que considero expresión del consenso nacional. Guste a quien guste, pese a quien pese, mínimo en lo estratégico favorable a la Revolución. Esos instrumentos son la Constitución de la República y sus leyes complementarias y COHERENTES. Sí, vale el subrayado: coherentes. En mi país aún se sufre de un severo problema de inconstitucionalidad y de irrespeto al orden jerárquico de la Ley. Para mí, las más dañinas carencias de la Nación y los más eficaces enemigos del proyecto socialista criollo, porque abren caminos a la denuncia de un real o supuesto divorcio entre proclama y ejercicio, sin contar de los problemas que crean.
Si se parte de esa base, los desfases que como otros confirmo tienen por origen, en primer lugar, no “agarrar al toro por los cuernos” y enfrentar de una vez esa seria situación de inconstitucionalidad y de irrespeto a la jerarquía de las leyes. Por lo menos desde el 2006 clamo a voz en cuello no sólo por el respeto ad literam hacia la Constitución, sino por su aprovechamiento, tanto en sus restricciones como en las inmensas potencialidades que aún tiene. Ejemplos sencillos, entre muchos: no se puede avanzar en la apertura económica habiente en el Archipiélago, por un lado, y mantener absurdas restricciones migratorias por el otro. No hay verdaderas garantías para quienes inviertan en tales o cuales negocios, si se mantiene vigente un Decreto-Ley 149, por el cual el ciudadano puede, respecto al debido proceso, quedar indefenso ante una acusación de enriquecimiento ilícito. O “indebido”, como eufemísticamente se le nombra en la disposición. Me he enfrentado a ese decreto; por lo menos una familia cubana -la Suñé-Cabrera- me debe el que no fuera desalojada de su legítima vivienda, y soy testigo de excepción acerca de las barbaridades pseudolegales asociadas al úcase.
Aquí y acullá, unos y otros la emprenden de tal o cual manera contra la Ley fundamental, desde la izquierda y desde la derecha, mientras el enemigo inteligente ha comenzado a reclamar su CUMPLIMIENTO. El caso más reciente es el de la entrega al parlamento criollo de la denominada Demanda ciudadana por otra Cuba ¿Qué se exige, en lo principal? Que se ratifiquen los pactos internacionales de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, “firmados por el Gobierno cubano el 28 de febrero del año 2008 en la ciudad de Nueva York”, apunta sibilinamente el documento.
Analícese: ¿puede haber algo más razonable y CONSTITUCIONAL, que se ratifique lo firmado ante Naciones Unidas y se actúe en consecuencia? ¿No es acaso deber de revolucionario exigir a la Asamblea Nacional del Poder Popular que Cuba sea coherente con los tratados internacionales en los cuales es parte, lo cual se refrenda en el artículo 12 del texto constitucional? ¿Puede haber mayor “desfase” que el significado porque una vez más el enemigo tome la iniciativa a partir de la propia voluntad política de la Revolución? Luego, lo más ¿triste, ridículo?: la censura y el silencio, la satanización del adversario, hasta la condena de un fenómeno tan tendiente al verdadero socialismo como es el denominado periodismo ciudadano y, lo peor: si el enemigo se la apropia, muchos revolucionarios honestos perciben la propuesta como concesión al adversario, para así lograrse el objetivo perseguido por el “juego operativo” de los servicios especiales estadounidenses: INMOVILIZAR. Entretanto, Lenin avisa: “en el juicio de un enemigo inteligente es rara la total confusión. Díme quién te alaba y te diré en qué te has equivocado”.
OM: Los analistas no se ponen de acuerdo en lo que realmente se está operando en relación al “Modelo económico” ¿eres de la opinión de que se trata de una “actualización” o más bien de un cambio de Modelo?
MOD: ¡Don Orestes, yo no soy el pitoniso del Barrio Chino de La Habana! Me ha recordado en esta pregunta un pasaje de la comedia de zombies cubana Juan de los Muertos. Aquel donde el protagonista se autodefine como sobreviviente: “sobreviví a El Mariel, a Angola, al Período Especial y a ‘esta Cosa’”.
Cierto: los analistas no se ponen de acuerdo sobre si “La Cosa” se actualiza o si se trata de un cambio de modelo económico. Personalmente, opino que no existe nuevo modelo, por cuanto lo legislado en materia de propiedad sobre los medios de producción se mantiene, en lo esencial, y ésa es la clave para definir el proceso de reformas que está teniendo lugar. Tampoco estoy de acuerdo con el concepto “actualización”, por cuanto en el mismo se contienen RECTIFICACIONES que no por olvidadas, dejan de ser importantes. Prueba al canto: se pretende promover la existencia de cooperativas en sectores distintos al agropecuario ¿Es “actualización” o “rectificación” llevar a la práctica lo que fue parte del Programa aprobado por el III Congreso del Partido Comunista de Cuba, en 1985, abolido dicho programa en el IV de 1990, y ni una palabra sobre el asunto en la Resolución Económica del V, efectuado en 1997? ¿Cuántos miles de cooperativas habría en este momento si esa intención se hubiera materializado cuando se acordó, y cuánto estarían aportando al Producto Interno Bruto desde hace años?
Julio García Luis, gran periodista cubano recientemente fallecido, afirmó en una de sus magistrales conferencias que una de las regularidades en las relaciones entre Comunicación y Poder es la eufemización: “cuando los peores años del Período Especial, nunca dijimos que pasamos hambre, sino que teníamos dificultades con la alimentación”. Si evado eufemismos, diría que lo que tantos se esfuerzan en llamar “modelo económico cubano” se está redireccionando en busca de un mejor equilibrio entre plan y mercado, aún pendientes muchas definiciones sobre auténtica participación ciudadana en la gestión, así como en puntos a mi entender primordiales para conocer en realidad qué sucede en la economía criolla y qué hacer en consecuencia. Por ahora, la buena noticia es que “La Cosa” se mueve. Ojalá, no como un zombie.
OM: Mucho se ha escrito sobre los problemas de la doble moneda y de la doble tasa de cambio ¿Cuál es tu visión sobre estos dos fenómenos en la economía cubana actual? ¿Cómo eliminar la doble moneda?
MDO: Reflexionar sobre la existencia en mi país de una “doble moneda” invita, ante todo, a hacer Historia: ¿cómo surgió o, más exactamente, cómo se institucionalizó? Siempre hubo “doble moneda” ¿Acaso ya se olvidó que el comercio -- legal o de contrabando -- en las tiendas exclusivas para diplomáticos (diplotiendas) se hacía en dólares estadounidenses? Tales o cuales cubanos y extranjeros accedían a la moneda yankee. Se producían intercambios marginales, pero se producían, con el propósito de adquirir bienes y servicios en esos establecimientos, vedados al criollo de a pie, en un escenario de penalización de la tenencia de divisas para aquellos no autorizados a su posesión. Hasta más o menos 1985 el cambio “delictivo” se mantuvo estable a 2 pesos por 1 dólar. Pero a partir de ese año, cuando comenzó a enrarecerse el clima económico, comenzó una devaluación continuada. Para 1990 era de alrededor de 8x1 y para mediados de los 90 llegó a ser de 120-150x1. Obvio, para comprar en tiendas “prohibidas” que este periodista vio repletas de compatriotas ¿autorizados?
Siempre queda en pie la pregunta de si la tenencia de divisas se despenalizó como resultado de una voluntad política, o si fue legalizar el hecho consumado de una muy extendida informalidad, hija de una prohibición de tufos inconstitucionales. La CEPAL, en 1998, publicó un estimado que calificó de conservador: para antes de esa despenalización, los cubanos tendrían atesorados unos 200 millones de dólares.
Bien, se aceptó el hecho, se crearon las tiendas de recaudación de divisas (TRD) y un comercio en pesos no convertibles que de magros inicios se expande hoy a ritmo estable. Más o menos se puso orden en la tasa de cambio dólar-peso no convertible, a la vez que se creó el peso convertible ¡Tres monedas, en la Cuba de fines de los 90! Hacia el 2004, no como resultado de una voluntad política, sino como respuesta a agresiones financieras de los Estados Unidos de América, se eliminó al dólar de la circulación y se llegó al momento actual, en el cual conviven los pesos no y convertible, a un cambio de 24x1…para las personas naturales. De paso, un hecho al parecer inexplicable: la tasa peso no convertible-dólar descendió desde los “cielos” hasta 21x 1, y se elevó a más o menos el rango actual tras los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001. Desde entonces, a la fecha, la economía cubana ha mejorado, por mucho que se la objete, pero la tasa no ha expresado esa mejoría en proporcional descenso.
Como expresé, historiar el proceso es importante, por cuanto revela en sus vaivenes voluntarismos e improvisaciones, a mi entender, que han caracterizado a la política monetaria criolla a lo largo de décadas. ¿Dos monedas para cumplir las funciones dinerarias, que siguen siendo medida del valor y medios de cambio, atesoramiento y préstamo, respectivamente, así como dinero mundial? ¿Tan “desastroso” sería eliminar el peso convertible y expresar todos los precios en el no convertible, que podría pasar a serlo frente a las divisas REALES? ¿Tan “imposible” es emitir billetes de mayor denominación o extender el uso de instrumentos de pago como las tarjetas de débito o crédito, para así disminuir la masa monetaria?
En todo este “rollo” cubano de la doble moneda sólo hay algo que sí no puede hacerse: no respetar el valor en pesos no convertibles de los titulares naturales de cuentas bancarias cuyos saldos se expresan hoy en convertibles. En todo caso, convertir a la tasa vigente y continuar con la permisividad de compra-venta de divisas REALES. Hacer algo contrario es ROBAR a los conciudadanos que confiaron en la banca criolla y ahorraron pesos convertibles.
Si me voy por caminos suspicaces, me preguntaría a cuáles intereses conviene mantener una situación a todas luces incómoda para la población e insana para la economía, sobre todo cuando se observa que en los Lineamientos de Política Económica y Social aprobados por el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, este tema se deja “como en el aire”. Para cuando se pueda, más o menos se decide…
Incómoda para la población, la doble moneda; aquella pierde tiempo social entre cambios y recambios, comercios en una u otra, o regateos en el mercado informal. Las plantillas laborales más inútiles de Cuba son las de Casas de Cambio S.A. (CADECAS), porque son en verdad innecesarias.
Insana para la economía, también: segmenta los mercados, ralentiza el decursar de oferta y demanda y, por lo menos a mí, me hace interrogarme sobre cuántos malabares han de hacer los estadísticos criollos para ofrecer cifras de valor confiables.
No se olvide: ¿fue en el 2010 que Cuba estuvo en “lista negra” del Índice de Desarrollo Humano; por éste, entre otros motivos? Parece que nadie entendía cómo se calculaba en este Archipiélago el Producto Interno Bruto per capita, uno de los aspectos principales para medir el conocido indicador. Por otro lado, dato interesante: cálculos de economistas del patio apuntan que, en un escenario de unificación de monedas y mercados, “el costo de la canasta de alimentos disminuye en un rango de 45% a 23%, contribuyendo esto a una reducción de los gastos generales de la canasta básica”.
Mientras el cubano de a pie va por casi una década intentando hallar nombres cómodos para ambas monedas (apodos, siglas, el copón bendito), pierde de vista el perjuicio aún mayor ocasionado por la existencia de una doble tasa de cambio, según la cual las personas jurídicas cambian a 1x1, en tanto las naturales a 24x1. De este modo, tasa devaluada para las primeras; sobrevaluada para las segundas, cuyo símbolo es el sufrido Liborio. Se dice simple, pero casi precipita una interrogante: ¿a nombre de cuál justicia social se justifica esa preponderancia del Estado sobre el ciudadano?
“Pinza cambiaria”, denomina a esa doble tasa el prestigioso economista Juan Triana Cordoví, para quien la misma distorsiona la productividad, la eficiencia empresarial y la asignación correcta de recursos, así como desestimula las exportaciones y, en fin, “encarece” a Cuba. Ejemplo kafkiano, aportado en la conferencia por él impartida en la Asociación Cubana de Naciones Unidas, el 21 de enero del 2011: la tonelada de arroz, al filo del 2011, se pagaba a sus cosecheros privados o cooperativos a 5400 pesos no convertibles, equivalentes al cambio “no oficial” de 24x1 a unos 225 dólares. Entretanto, el arroz IMPORTADO de Vietnam se pagaba a unos 500 la tonelada.
“Hacemos una donación a los arroceros vietnamitas”, ironizó Triana, durante su presentación. Además, consideró que una unificación de tasas a 12x1 da solución a un problema que puede tornarse grave, cuando entre 40-50 % del Producto Interno Bruto sea de origen no estatal, algo ya anunciado para menos de un quinquenio por dirigente partidista y estatal de la jerarquía de Esteban Lazo.
Si la doble tasa permanece para ese escenario -- manifestó el economista --, va a tener un efecto distorsionante sobre los precios del mercado al detalle que “matará” el interés por ingresar en moneda nacional, porque la gente perderá y, entonces, buscará cómo ingresar en dólares, euros u otra divisa.
¿Es Triana “voz en el desierto”? En lo absoluto. Sus colegas han investigado, hecho proposiciones y diseñado posibles escenarios. Ejemplo a la mano es Pável Vidal, quien en su revelador ensayo La dualidad monetaria y la política cambiaria de Cuba (http://www.bc.gov.cu/anteriores/Notibancos/2008/Notibancos%20No%2020%20%202008.pdf), señala que los mayores retos de una unificación de monedas y tasas se hallan en el sector empresarial; propone cómo enfrentarlos y anota ventajas como las que citaré. Igual que Triana, insiste en la necesidad de devaluar el tipo de cambio “oficial”, ó 1x1. Apunta Vidal:
“Se beneficiarían extremadamente esas instituciones que en el sistema actual deben esperar la asignación centralizada de divisas, la cual es independiente de su eficiencia para ingresar pesos cubanos. Con un mercado cambiario, ya sea más o menos restrictivo, la disponibilidad de divisas de una empresa estaría más ligada a sus resultados económicos. Las empresas -- incluyendo las mixtas o extranjeras -- estarían incentivadas a desarrollar múltiples actividades económicas, no como hoy, que los incentivos son a producir sólo lo que da pesos convertibles. Y realmente, no hay nada que indique que las actividades en pesos convertibles son más importantes para el país que las actividades en pesos cubanos…La convertibilidad del peso cubano en el sector empresarial eliminará segmentaciones y contribuirá a crear nuevos encadenamientos entre las instituciones. Promoverá la oferta de bienes y servicios en pesos cubanos a la población. Ayudará a fortalecer el mercado interno, cuestión esta esencial para reducir la vulnerabilidad externa del país.”
Asimismo, Vidal alerta sobre riesgos y oportunidades:
“Las autoridades económicas deberán evitar una espiral inflacionaria, con vista a conservar la estabilidad monetaria y con el objetivo de que la devaluación nominal del tipo de cambio termine siendo también una devaluación de la tasa de cambio real… Las autoridades deben localizar las empresas más afectadas y que comiencen a incurrir en pérdidas, y tomar decisiones al respecto… Para las empresas no sólo habrá dificultades, sino que los cambios crearán también nuevas oportunidades (subrayado por Orrio)… El “desajuste” que deviene a la medida es su principal aporte, debido a que se parte de una situación inicial donde la sobrevaloración del peso cubano tiene deformada casi toda la medición de los flujos y stocks financieros empresariales. Derivado de lo anterior, se distorsiona la toma de decisiones en las empresas y la asignación de recursos mediante el presupuesto y el plan de la economía. La devaluación del tipo de cambio real premiará a las empresas cuya eficiencia queda hoy oculta por la sobrevaloración del peso cubano. Se creará un ambiente de mayor transparencia en la medición económica aflorando subsidios e impuestos encubiertos por el valor actual del tipo de cambio” (subrayado por Orrio).
¿No son las subrayadas conclusiones un alerta de que sí existen intereses creados en abierta y total resistencia a la unificación de las tasas de cambio?
OM: Hemos conversado con personas que se encuentran en los más diversos grupos sociales y todos se quejan de la falta de correspondencia entre el salario real y el costo de la canasta familiar ¿Cómo ves tú este tema?
MDO: Afirma el economista Pável Vidal que “Si bien el salario real ha venido recuperándose lentamente desde la segunda mitad de los noventas, el valor actual está muy por debajo del nivel del año 1989. Algunas estimaciones arrojan que el poder adquisitivo del salario promedio de hoy representa el 24 por ciento del nivel previo a la crisis” (http://espaciolaical.org/contens/14/2226.pdf).
Dicho así, suena bien académico. Pero si se coloca “en la concreta”, la lectura significa algo como esto: salario medio mensual en entidades estatales y mixtas del 2011: 466 pesos no convertibles; precio de los 30-60 huevos necesarios cada mes para garantizar el consumo de proteínas recomendado para un individuo, según gustos personales: entre 40 y 90. O sea, aproximadamente 10-20 % del mencionado ingreso.
Si se quieren otras comparaciones, vaya ésta: entre 1986 y el 2011, el salario medio se habría incrementado en un 248 %; el huevo, en venta libre, alrededor de 1500 %. Por supuesto, “lo mismo con lo mismo” para TODOS los bienes y servicios primarios, secundarios o suntuarios, de libre adquisición. Por otro lado, hecho cierto: el cubano de a pie, de tan acostumbrado que está, no suma a su circunstancia una inmensidad de beneficios sociales como una extendida propiedad sobre las viviendas, la educación y salud pagadas por el Estado -- ¡basta de cuentos, que nada es gratuito! --, tales o cuales subsidios, justificados o no, y otras garantías sociales cuyo real o supuesto deterioro nunca han significado su desaparición. Desde luego, críticos de todos los bandos resaltan el encarecimiento de la vida, mientras que apologistas de toda clase ponen acento en la permanencia de las garantías. Unos y otros tienen parte de razón. Pero todos pierden de vista que para el referente nacional, aunque Liborio apenas lo sepa, el estado actual puede calificarse con una palabra: hiperinflación.
Como se sabe, los procesos inflacionarios salidos de borde son una amenaza para todos; si se les trata en términos cubanos, me atrevo a decir que mientras se “come de lo que pica el pollo” con “diversionismos ideológicos” como los de Yoani Sánchez o Antonio G. Rodiles, ese formidable “agente de la CIA” que es la inflación, o su extremo, la hiperinflación, minan las bases del sistema político criollo y ponen en peligro a la mismísima independencia de la Nación. Decía Lenin que los hechos son tercos; cuando no pueden entrar por la puerta, saltan por la ventana.
Ojo atento, pero que ojo atento: el alerta de Fidel Castro sobre el peligro de una reversibilidad del proyecto socialista cubano hacia el capitalismo dependiente y la virtual post-colonia, incluye a los juegos operativos del adversario. Sospechosamente, hacen conjunto-intersección con las maniobras de una burocracia criolla que pretende erigirse en “clase en sí y para sí”, con aspiración ya demostrada por la Historia: ser los nuevos capitalistas de una Cuba que, por simple geopolítica, sería otra vez traspatio estadounidense. Por cierto: nadie espere de estos señores capitalismos “avanzados”. Doquier se les ve, sean altos funcionarios o microadministradores, les distingue una prepotencia donde el olfato agudo huele tufo a batistiano.
OM: Los precios en la “Tiendas de Recuperación de Divisas” (TRD) no parecen contribuir mucho a la correspondencia entre los ingresos familiares y el costo de la “canasta” ¿Qué opinas sobre la tasa de ganancia por parte de esa y otras redes de tiendas de ese tipo?
MDO: Escribió Federico Engels que “…lo que no es exacto en el sentido económico formal, puede serlo en el sentido histórico universal. Si la conciencia moral de las masas declara injusto un hecho económico cualquiera…ésto constituye la prueba de que el hecho en cuestión es algo que ha caducado y de que han surgido otros hechos económicos, en virtud de los cuales el primero es ya intolerable y no puede mantenerse en pie. Por consiguiente, en la inexactitud económica formal puede ocultarse un contenido económico real”. (Prefacio a Miseria de la Filosofía, de Carlos Marx. Editora Política, La Habana, 1963, pag. 8)
Nadie, absolutamente nadie en Cuba, parece haber protestado cuando se despenalizó la tenencia de divisas y se abrió la red comercial en “x” monedas que hoy algunos economistas denominan “mercado paralelo”, habida cuenta de la aún existencia de una distribución racionada, a precios subsidiados, cuyo simbolismo es cada vez mayor. De paso: ¿se puede saber en cuál texto de Economía que se respete se denomina “mercado” a una distribución por decreto como es el racionamiento, y cuya existencia obligue a llamar “paralelo” al verdadero mercado?
Cuando se creó esa red comercial ¿paralela?, claramente se avisó que los precios en la misma serían gravados con un bien elevado impuesto, cuyo destino sería financiar las garantías sociales de la población no favorecida por la tenencia de divisas, que para entonces se estimó en alrededor de 70 %. Se está a casi veinte años de ese momento, la economía cubana ha mejorado ostensiblemente, desde entonces, y el acceso a monedas convertibles es casi general, aunque territorialmente diferenciado. Incluso, la decisión de Obama de liberar los viajes de cubano-americanos a Cuba, así como el envío de remesas por parte de éstos hacia el Archipiélago, tienen por fuerza que haber incrementado la tenencia general en moneda convertible, con obvio ascenso de la demanda, pero también con mayores posibilidades de satisfacerla.
Asimismo, se asiste a la progresiva extinción de la distribución racionada a precios subsidiados, la cual cada día se aleja más de declaraciones formales, para tornarse en realidad que asalta el bolsillo de los más pobres, quienes en el complejo panorama social de Cuba no necesariamente coinciden con los menos calificados, ni con los más socialmente útiles o sacrificados. Pregúntese a los miles de anónimos héroes de la Salud Pública criolla. Pregúntese por qué se ha puesto de moda una frase, según la cual se va al médico con “traje”: “le ‘traje’ merienda, le ‘traje’ jabones, le ‘traje’ lo que puedo” ¿Qué es “eso”, soborno, o gratitud y solidaridad?
Insisto: esa distribución racionada no sólo es simbólica, si se la mide en calorías y proteínas, sino que además está provocando apreciables desequilibrios entre oferta y demanda. Ejemplo inmediato: consumo arroz en medida mucho menor que el promedio, al punto de acumular en la alacena cuotas racionadas de 2-3 meses. Ni se discute: no hay criollo que no adquiera “lo que le toca por la libreta”, aunque sea millonario. Si se suma a quienes como yo no tienen la cubanísima “adicción por el arroz” -- minoría, pero no por ello mínimo 100 mil --, se “descubre” a un respetable número de toneladas que permanecen en miles de hogares como inventarios “ociosos”, o de lenta realización ¡Perdón, ya no tengo “inventarios ociosos”! Mi hijo y mi nuera, ahora en mi casa, me pusieron en “déficit”. Aunque sumemos tres cuotas, porque son un par de “tambochas”.
Engels, exactamente Engels, explica en su párrafo citado por qué lo que fue considerado como justo, en su momento, hoy es visto por prácticamente todos como INJUSTICIA. Sencillamente, cambió el escenario económico. Los muy elevados impuestos al consumo personal que dos décadas atrás fueron auténtica voluntad política al servicio del pueblo, hoy son fuente de inflación e incluso de hiperinflación. Súmese, además, el hasta ahora inexplicado pero sostenido aumento de precios en el mercado en pesos convertibles. Un litro de aceite de soja: de 1,95 a 2,40-2,60 en alrededor de un año. O sea, de 48,75 pesos no convertibles a 60,00-65,00. De alrededor del 10 al 14 % del salario medio del 2011.
Fuentes de inflación…o de hiperinflación. Los precios actuales de las tiendas recaudadoras de divisas han devenido referenciales para los de los mercados en pesos no convertibles. Si los primeros se elevan -- impuesto presente, además -- los segundos también, lo cual implica ascenso sostenido del gasto familiar en bienes de PRIMERA NECESIDAD, sin correspondencia con incrementos de salarios y pensiones. Honestamente, no imagino un debate entre Federico Engels y Marino Murillo, vicepresidente del Consejo de Ministros a cargo de las reformas económicas. Mucho menos, televisado a través del programa Mesa Redonda. Con Engels, quizás, algo de paciencia: bromeaban a costa de él en el movimiento obrero internacional. Políglota y medio gago, se decía que tartamudeaba en 20 idiomas. Dominados efectivamente, además, relatan sus biógrafos.
Con toda intención inicié el abordaje desde el punto de vista de la justicia social. Véase ahora este asunto de precios minoristas elevados, e impuestos estratosféricos a mi entender anacrónicos, pero en opinión del economista Juan Triana Cordoví. Expresó, en conferencia impartida en la Asociación Cubana de Naciones Unidas, el 21 de enero del 2011, que “los que alguna vez hemos trabajado en el comercio sabemos que el tema de los precios es fundamental a la hora de rotar inventarios. Se puede bajar los precios y ganar lo mismo, EN MASA, rotando inventarios. Si se compra el aceite a 0,70 dólares el litro y se vende a 2,40, va a rotar menos que si se vende a 1,20. Abaratar tiene un efecto muy sano sobre la población, principalmente la de menos ingresos…Hay un grupo de bienes primarios que siguen una ley económica, según la cual, por mucho que el precio se baje, tienen una demanda limitada por la necesidad física humana… ‘Saliendo’ las tiendas en divisas, éso se discutió. No hay más argumentos científicos por dar. ES UNA DECISIÓN DE GOBIERNO. Todo el mundo sabe que esos precios conspiran contra la distribución del ingreso y contra la población de menos poder adquisitivo. Por ejemplo, el Ministro (de Economía, supongo) decía que incrementar los salarios depende del aumento de la productividad y de la producción. Pero depende también de bajar los precios de esos productos. Ahora, la pregunta es: ¿puede prescindir el Estado de esos ingresos? Ya ése es otro tema, porque en medio hay otros equilibrios que se buscan…”
Bien, ¿a quién damos razón? ¿A Triana, quien declara que “no hay más argumentos científicos por dar” para bajar los precios; a la DECISIÓN DE GOBIERNO, parece que determinada por “equilibrios que se buscan”; a quién la razón, en todo o en parte: a Triana, al Gobierno o a FEDERICO ENGELS?
OM: Entre los temas que llaman la atención a los analistas, en la actualización del MEC, están los referidos a la legalidad, la corrupción, el acaparamiento y el mercado informal o negro ¿Cómo aprecias esa interacción?
MDO: Lo que personalmente llamo redireccionamiento del llamado modelo económico cubano --¿hasta cuánto ha dejado de ser “soviético”? --, exige un marco legal absolutamente coherente con la Constitución, lo cual implica derogar cuanta inconstitucionalidad o irrespeto a las jerarquías de la ley existan. PUNTO.
La informalidad, por su parte, exige definición previa como “hacer lo lícito por lo ilícito”. Si el salario no da para vivir, la población acudirá a diversas formas de informalidad para complementar sus ingresos, las cuales sin dudas pasan por el robo, el acaparamiento y el mercado negro. Algunos teóricos afirman que esos procesos son una especie de “comercio de rescate”, mediante el cual la sociedad reobtiene parte del Producto Interno Bruto que le es negado por vía institucional. Para Cuba es enfoque a tomar en cuenta, si se recuerda que un respetado historiador consideró como primera manifestación de “lo criollo” a la rebelión armada de los bayameses frente al Marqués de Portago, en 1603. Defendían, nada menos, que su “derecho al contrabando”. Así pues, ojo atento, porque la informalidad se encuentra en el código genético del cubano. Por otra parte, si la específicamente cubana se ha manifestado frecuentemente como reacción popular ante una prohibición excesiva, ¿es informalidad, o es “economía de resistencia”? No es lo mismo ser “informal” en una población lejana de ser apta para el mercado laboral, que serlo en una donde las capacidades de la fuerza de trabajo pueden hasta sobrepasar promedios mundiales. Mecánico automotriz de Cuba=mago. Es proverbial esa fórmula.
La informalidad no es corrupción por sí misma, aunque lo parezca. Corrupción es algo inherente al funcionario público, cuando acepta dádiva u obsequio para hacer u omitir algo, por lo general en violación de la ley. Personalmente relaciono ambas a partir de una frase de Marx: “pero la producción mercantil simple se remonta por sí misma hacia la producción capitalista”. O sea, la solución del problema propio mediante la informalidad conduce al ánimo de lucro, característico de la corrupción. De ahí en adelante, es asunto de acceso personal a recursos, tangibles o intangibles.
Me preocupa mucho -- ya lo he vivido -- el surgimiento al menos aislado de cleptocratismos y cleptócratas. O sea, ya es algo superior, por cuanto se extorsiona directa o indirectamente para que el ciudadano pueda ejercer su derecho consagrado. Buscas un certificado que desde la noche de los tiempos se entregaba en el día, o al siguiente, y ahora demora diez. Pero si pagas, al instante…
Informalidad, corrupción, emergentes manifestaciones de cleptocratismo, aunque al parecer larvarias, son un tremendo peligro para las reformas económicas y el proyecto sociopolítico cubano en general, porque de una manera u otra destruyen un basamento ético que en los tiempos del capitalismo dependiente se manifestaba con proverbial frase: “pobre, pero honrado”. No se olvide: el pensar martiano y marxista, por muchas vueltas que se dé, es una ética de la emancipación humana. Si éso se pierde,”adiós, Lola”…
Raúl Castro libra un consecuente combate contra esas manifestaciones, no caben dudas. Pienso que mucho hubo de pensar cómo, cuando en diciembre del 2008 una fuente de altísimo crédito me comentó que el mandatario criollo estaba con las manos a la cabeza, porque no sabía cómo enfrentar la corrupción ya detectada en altas esferas. Sucesos uno tras otro parecen indicar que halló vías, porque chiste de moda es que dictó un apreciable número de indultos, con el fin de disponer de espacio para encarcelar a los corruptos.
Sin embargo, opino que informalidad o “economía de resistencia”, corrupción y cleptocratismo, exigen un enfoque más integral y sobre todo mucho más transparente que como se le está abordando. Desde la política económica, y los notables esfuerzos de los contralores, hasta el rol de la prensa. Corruptos, los de verdad, a la picota pública desde que se les atrapa. Seguir el proceso en respeto a la ética periodística, pero seguirlo, y seguirlo en la prensa revolucionaria. No que sufra el bochorno de enterarme de que hay un “video de corruptos” como primicia de El Nuevo Herald y que, para colmo, ese video se pase a un millón de ciudadanos, más o menos, porque son militantes del Partido Comunista, o de su Juventud, y no a TODOS los cubanos. Por favor, basta de pretextos: cualquier periodista digno de respeto profesional sabe cómo cubrir un proceso judicial sin faltar a principios como el de presunción de inocencia.
OM: En cuanto a la protección al consumidor, no parece existir un adecuado cuerpo legal -o al menos está muy poco divulgado- que lo garantice de manera eficiente ¿Cómo ves el asunto?
MDO: Confieso mi casi total ignorancia sobre la protección a los derechos del consumidor. Por algún que otro lado he leído sobre la existencia de instrumentos legales y la labor de inspectores asociados al cumplimiento de lo estipulado, pero en el mundo real no aprecio conocimiento de la población -- no sólo acerca de esos derechos, sino respecto a sus generales como CIUDADANOS --, o una difusión sistemática encaminada a minimizar o eliminar lo que durante años se ha observado: contracultura del maltrato. Mi percepción personal, a paso de bastón, es consignar más apariencia de movimiento que realidad de un esfuerzo. Incluso, acostumbro a burlarme en familia; cuando algo se hace mal, o se demora, ironizo con frase acuñada: gastronomía estatal en moneda nacional.
¿Algo nuevo respecto a modelos donde el déficit de mercancías es crónico, independientemente del imperio de una justicia social? Los praguenses conmemoraron el décimo aniversario del fín de su llamado socialismo real con una fiesta de humor en la Plaza Wenceslao, pese a las bajas temperaturas. Recordaron a mandíbula batiente las colas (filas), el maltrato, el contrabando, el inspector corrupto y mucho más de lo mismo que puede observarse en La Habana y en Cuba.
Rememoro el episodio porque tengo una sospecha: el mal es sistémico, lo cual no quiere decir que privativo de un proyecto socialista. Si hiciera de Sherlock Holmes, apuntaría la lupa hacia un punto conceptual: nadie trata bien a “consumidores”. Sólo se trata bien a “clientes”, por el lado comercial, o en otros sectores de la vida social a “pacientes”, por ejemplo, porque médicos criollos y personal de salud en general tienen una vocación de servicio público que algún día les hará merecedores de un monumento de oro. No obstante, si en este momento cubano uno aspira a ver consagrados esos “derechos del consumidor”, acuda a los trabajadores por cuenta propia, a quienes se debería comenzar a llamar como se debe: pequeños y medianos empresarios, que operan PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS (PYMES). Desde luego: en toda regla, excepciones hacia los 4 puntos cardinales.
OM: Hablemos de otro tema muy importante: el ciberespacio y la guerra asimétrica que se libra contra Cuba. Blogueros pagados, webs dedicadas a la subversión, bloqueo al acceso a infinidad de sitios y servicios en la Internet es lo que muestra el Ciber Teatro de Operaciones Militares (o Ciber TOM); en ese contexto no parece existir la versión cubana de la “Guerra de todo el Pueblo” que según algunos analistas revolucionarios obviamente debería transitar por la democratización o popularización del acceso a la Internet ¿Cuál es tu opinión al respecto?
MDO: La Guerra de Todo el Pueblo no sólo ha sido la piedra angular de la suficiencia defensiva criolla a lo largo de unos 30 años, sino que a la misma también se le debe la retaguardia segura cuya existencia permitió liquidar al ominoso apartheid sudafricano. La victoria de Cuito Cuanavale hubiera sido imposible sin ese avispero de posibles combatientes cuyo nombre es Milicias de Tropas Territoriales, aunque me permita una observación: ¿estaban las armas en poder de los milicianos, en poder físico?
Marx, Engels, a la mano: menciono su Tercera Ley de la Dialéctica y rememoro la negación de negación, mediante palabras de una muy prestigiosa periodista criolla. Se la escuché en un post-grado en el cual me honró como conferencista: “Once millones de cubanos conectados al Internet son más peligrosos para Estados Unidos que Al Qaeda”. Para mí, verdad como templo. La plena democratización y acceso al Internet es una auténtica negación de negación de aquella Guerra de Todo el Pueblo, en las actuales circunstancias, además de ser una necesidad insoslayable del desarrollo económico y social.
Dijo alguien, cuyo nombre me reservo para no ser acusado de nombrar a “cadáveres políticos”, que para crecer 1% en el Producto Interno Bruto era necesario hacerlo en no menos de 3 % en las comunicaciones. No por gusto, Estados Unidos hace cuanto puede para obstaculizar el acceso de Cuba a las autopistas de la información, explícita o implícitamente, y entre las tácticas que emplea está la de potenciar el “síndrome de plaza sitiada”, en lo cual halla excelentes aliados en los burócratas del patio, tan interesados como los mandantes del Potomac en cegar y ensordecer al cubano de a pie.
No se olvide: cuando se erige en “clase en sí y para sí”, armas de la burocracia, sepulturera de unos cuantos intentos socialistas en el siglo XX, son la jerarquía y el misterio. Por la jerarquía se autoproporciona el Internet, pero a mi vecino se la niega. El misterio, como derecho a saber sólo para “iniciados”, sumerge en el mismo saco a revolucionarios honestos y a lacayos oportunistas, aunque nadie se asombre si los segundos “tienen” más que los primeros. Por supuesto, “jerarcas” y comparsas hallan pretexto tras otro para desconocer a ese fuero como parte inalienable del ser humano…y actuar en consecuencia. Fuero, recalco, de cualquier humano. Dicho de paso, nada veo en la Constitución cubana que se oponga irracionalmente al ejercicio de tan irrefutable derecho. Por algo se hizo en la tierra de José Martí un auténtico milagro: crear un Estado de Derecho, pese a vivirse bajo condiciones de sitio.
Yankees a estribor, burócratas a babor, abordar el conflictivo punto de lo que en la terminología internacional se denomina acceso a las corrientes de información, obliga a mencionar el “misterio del cable de fibra óptica Venezuela-Cuba”. Si por un lado la Casa Blanca hace cuanto puede para que mi país no acceda plenamente al Internet, por el otro se asiste a la posibilidad real de burlar en alto grado esa forma de bloqueo. Venezuela confirmó que el cable de marras está operativo. Pero en Cuba, como si no existiera. Además, silencio total sobre el asunto; excepto rumores a voleo y, doloroso apuntarlo, desprestigio para el Partido Comunista, el Estado y el Gobierno. Visítese un website revolucionario juvenil como La Joven Cuba: llueven los chistes sobre “el cable”.
Entretanto, al no haber respuestas institucionales apropiadas, ocurre como cuando el dólar estaba penalizado: crece la informalidad informática y lo que eufemísticamente se ha dado en llamar el “consumo audiovisual informal”, punto de partida de formas de corrupción…y hasta de robo. Si en 1993 media Cuba contrabandeaba dólares, ahora pasa algo similar con el acceso a las corrientes de información. Quizás no tan agudamente, dadas las barreras tecnológicas, pero sí en un grado que para los entendidos aparece como relevante.
Cubadebate publicó el 22 de junio una excelente crítica de la serie televisiva “Game of Thrones” (Juego de Tronos), donde se reconoce que “pasa de memoria en memoria o se encuentra en los puestos de venta de DVD”. Este periodista, uno de sus fans, vio el último capítulo, memoria flash mediante, ¡a tres días de pasarse por la televisión extranjera! De paso, que el prestigioso diario digital haya publicado sobre el asunto, indica hasta dónde ha crecido lo que ha dado en llamarse la “flashnet”.
Sin embargo, el lado más peligroso no es ése: más de una vez he recordado en mis artículos y entrevistas al magnífico oficial entrenador que tuve en mis inicios como combatiente secreto de la Seguridad del Estado. Una de sus frases preferidas era: “desde la noche de los tiempos, los servicios especiales sólo trabajan sobre la base de conflictos reales, que estimulan o desestimulan de acuerdo con sus objetivos”. Caso Alan Gross, prueba al canto. Se le atrapó, y saben los “segurosos” cuál palabra dedican los jefes cuando la operación se logra ¿Pero, es el único, será el único, más en escenario creciente de compactación y abaratamiento tecnológicos?
Lo sabio, vale por sí mismo. Vaya, por ende, una máxima de un gran adversario de Cuba, John F. Kennedy, quien expresó a modo general que “la única tendencia general e irreversible es la de la libertad”. Marx, Engels, incluso Lenin, demostraron que el avance de ésta, entendida como “elección con conocimiento de causa”, tiene por base a la tecnología. Quien pretenda liderar o dirigir en este mundo global e informatizado como cuando sólo existían la imprenta, la radio o la televisión, reserve plaza. En el hogar de ancianos…o en el manicomio.
OM: La situación del binomio Información Comunicación en el actual contexto social cubano continúa presentándose con muy poca interacción; algunos analistas incluso señalan cierto divorcio entre ambas actividades y –como mínimo- “visiones” diferentes ¿Cuál es tu apreciación?
MDO: Cuba, con mayor o menor éxito, o mayor o menor rapidez, redirecciona su base económica y, quizás, hallará una superestructura política, ideológica y cultural que le sería más propia. Claves para entender la complejidad del proceso son:
1) pasar de una economía productora de bienes primarios a una donde los servicios de alto valor agregado son los principales aportadores a la estructura del Producto Interno Bruto. Poca conciencia existe acerca del carácter histórico de tal transición. Pero el hecho, es terco;
2) una demografía cuya contradicción principal se halla en tener una población de alto o muy alto Desarrollo Humano, mientras que la economía aún se mueve en indicadores de medio o bajo nivel, respecto a ese índice tan caracterizador;
3) un diferendo con los Estados Unidos de América que se mantiene dentro de las llamadas “lógicas del conflicto”, en vez de avanzar hacia estrategias de colaboración ya impuestas por la vida. Si se le analiza con perspectiva histórica, pudiera señalarse, como en todo conflicto, “parte y parte”. Sin embargo, desde el momento en que el Presidente Raúl Castro manifestó apasionadamente su disposición a “discutirlo todo” sobre la base del mutuo respeto, y sólo recibió el silencio de Barack Obama, ya lo de “parte y parte” aparece como desfasado;
4) la superación de la “crisis de inserción” de inicios de los 90, tras el crack del llamado socialismo real y la desaparición de la Unión Soviética, mediante la reconstrucción de alianzas geopolíticas y/o ideológicas con Rusia, China, y Suramérica y el Caribe, principalmente;
5) la globalización y el Internet. Guste a quien guste, pese a quien pese, hechos consumados que impactan con poder de bomba sobre la conciencia social del cubano de a pie, más allá de las resistencias internas y externas respecto a un pleno acceso a las corrientes de información.
6) una emigración de creciente peso en la vida social, no hostil a la Revolución, incluso partidaria, la cual reclama el espacio que la Constitución le otorga y del que no goza.
¿De qué avisan esas 6 regularidades? Pues de que la Cuba de hoy, los criollos de hoy, apenas son los mismos de 20-30 años atrás. Apenas los mismos, porque sí comparten en su inmensa mayoría patriotismos y antiimperialismos que les identifican con la Revolución, pero en circunstancias muy diferentes: han dejado atrás la “inocencia” y no se les puede vender “gato por liebre”. El Escéptico, un olvidado personaje humorístico de l969-70, quien a la postre resultó más sabio que Sócrates respecto a grandes errores como la llamada Zafra de Los Diez Millones, o la política adoptada para la ganadería vacuna, parece reencarnar en cada cubano de a pie ¿Malo, éso? Todo lo contrario. Indica que la formidable obra educativa revolucionaria prendió más profundamente de lo calculado y que el criollo actual ejerce a diario la duda metódica, base del verdadero conocimiento y de lo que en Psiquiatría se denomina asertividad.
A semejante salto cualitativo debería corresponder un binomio información-comunicación a la altura de los elevados requerimientos nacionales. Sin embargo, no ocurre así. Tanto en el ejercicio del ciudadano derecho a la información, como en la actuación de los medios de comunicación, tal parece como si se estuviera en 1970, razón por la cual afirmo que ese binomio tiene alrededor de 40 años de retraso respecto a los retos que le imponen las 6 regularidades apuntadas, lo cual es más peligroso de cuanto se supone.
Cuba, digo y redigo, es Estado de Derecho. Pues bien, si la memoria no me engaña, desde 1994 se vacila en promulgar una Ley de Medios de Comunicación, que efectivamente regule deberes y derechos de TODOS. Yo mismo propuse esa idea en las asambleas preparatorias del último congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, habido en el 2008. No fui el único, conste. Pues la propuesta ni siquiera apareció en el Plan de Acción 2008-13, aprobado por ese cónclave. Ahora, de cara al próximo congreso (2013), la proposición reaparece. Hace pensar, sinceramente, en un ejercicio de “apariencia de movimiento” que ha de producirse en momentos en los cuales censuras de toda laya son puestas en la picota por los periodistas cubanos.
Acudir a la Historia es un excelente recurso para observar tendencias, identificar logros y carencias; saber qué no debe hacerse y cuáles errores se repiten a lo largo del tiempo, algo en lo cual los cubanos parecemos bien duchos. Citaré palabras y reto a cualquiera a que me refute si no parecen actuales. Luego diré a quien pertenecen, cuándo se pronunciaron y dónde se publicaron. Ahí van:
“…hace casi 20 años, en nuestra máxima dirección, existe la conciencia de que el periodismo que se hace en Cuba tiene que ser renovado, que su contenido y estilo tienen que cambiar… Lo anterior no se pudo lograr en los pasados intentos… Sucede que nuestra sociedad se ha complicado y estamos en un momento en que se han ido tejiendo intereses y la trama de éstos es capaz de paralizar el mejor de los proyectos, si no se logra reunir una voluntad política para que el cambio se abra paso… si algo nos muestra la vida de manera elocuente es que el modelo de prensa que podemos llamar oficialista, apologético o unanimista agotó sus posibilidades… en un país como el nuestro no se puede pensar que en la prensa haya espacio para la oposición. La hostilidad norteamericana polariza las cosas en Revolución y contrarrevolución. Ahora bien, no se debiera identificar el carácter revolucionario de la prensa con el carácter oficial. Debe haber un lugar para la prensa oficial, digamos Granma. El resto no tendría por qué adoptar una posición oficialista… Durante años se ignoró el concepto de la información como bien público. Sobre ella se estableció cierta especie de dominio administrativo… (que) desde el punto de vista político es peligroso, porque equivale a convertir en juez y parte a un idéntico sujeto… Se ha avanzado algo (sobre sociabilizar la información, aclaro) pero no hay todavía una cultura de la información. Todo el mundo se cree dueño de ésta y en la capacidad de negársela al periodista, y lo más vergonzante, éste último siente que no tiene derecho a recibir la información.”
A ver, ¿quién refuta esas palabras como actuales, no a Manuel David Orrio, sino al ejemplo de periodista revolucionario que fue Julio García Luis (e.p.d)?
“Julito”, como se le recuerda entre los del gremio, las expresó en una entrevista que le realizó Juventud Rebelde el ¡21 de octubre de 1990! ¿Quién era, entonces? Pues el Presidente de la Unión de Periodistas de Cuba.
Y, como se dice en Derecho, “a confesión de parte, relevo de pruebas”.
OM: Finalmente ¿Cómo describirías el “escenario” futuro mediato, tomando en cuenta a la sociedad cubana en su conjunto?
MDO: Veinte años como combatiente secreto de la Seguridad del Estado, o como batallador público en los escenarios de prensa, me entrenaron en un ejercicio de la duda metódica que, a fuer de inmodesto, o me ha hecho equivocarme poco, o me ha enseñado a ser cuidadoso con los pronósticos. No pierdo de vista la valiente y honesta confesión de Raúl Castro, según la cual la vanguardia histórica de Cuba la puso al borde del abismo. Por tanto, veo a mi país oscilar entre dos tendencias: por un lado, una voluntad política que “sin prisas, pero sin pausas”, intenta enrumbar a la Nación por los caminos de un desarrollo acorde con las expectativas del cubano de a pie. Por el otro, lucha contra el tiempo, incluso el biológico, y “reino de la casualidad”. Guste a quien guste, pese a quien pese, el hecho terco: ni en el capitalismo dependiente, ni a lo largo del proceso revolucionario, Cuba ha logrado una sustentabilidad que la libere de seculares vulnerabilidades económicas externas, originadas por los 3 “monos”: monocultivo, monoexportación y monomercado. Desde el azúcar hasta los servicios médicos, desde los Estados Unidos, la Unión Soviética, o ahora Venezuela, lo mismo con lo mismo. Por tanto, oscilo entre el optimismo moderado y el escepticismo. Más que nunca se impone el compromiso personal con el patriotismo y el antimperialismo. No menciono al marxismo, aunque personalmente lo suscriba, porque enrumbar a Cuba por el camino de esa real independencia que sería liberarse de los “monos” de marras, obliga a la creación de alianzas con cuanto bien intencionado aparezca. Si en 1992 la Patria estuvo en grave peligro por ser estratégicamente subdesarrollada, ahora lo está por una crisis de desarrollo ¿Futuro mediato? Sólo uno: ¡manos a la obra, que sólo a los audaces ayuda la fortuna!
OM: Te agradecemos el tiempo dedicado a este "intercambio", especialmente en estos momentos en que has tenido la salud un tanto quebrantada.
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NOTAS:
(1) Manuel David Orrio del Rosario. Nacido en La Habana en 1954, economista, periodista y ex agente encubierto de los Órganos de la Seguridad del Estado de Cuba, Orrio estuvo infiltrado en la contrarrevolución interna entre 1992 y abril del 2003, bajo el pseudónimo de “Miguel”, nombre de su hijo. Su identidad secreta se reveló durante la llamada Primavera Negra… para los servicios especiales estadounidenses. Fue uno de los más relevantes “periodistas independientes” de su tiempo. Condecorado con diversos reconocimientos, entre éstos la Medalla al Valor “Eliseo Reyes” de Primera Clase (Consejo de Estado) y la Distinción “Félix Elmusa” (Unión de Periodistas de Cuba), hoy es colaborador de publicaciones digitales como Rebelión, Cubainformación.tv y Kaos en la Red, además de participar en redes sociales, entre las cuales se encuentra Hermes.
Blogs de Orrio
-En la Red Social HERMES
-En Blogueros y Corresponsales de la Revolución
(2) Información relacionada:
-Cuba: La Revolución llega a su 50 Aniversario
-Orrio y los cubanos. Mitos y realidades
* Orestes Martí, periodista y escritor cubano residente en Canarias.
Las Palmas de Gran Canaria
julio de 2012
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