Paco Vaquero(*) / Artículo de opinión.- Los funcionarios estamos en la palestra desde que empezó la crisis, pero últimamente, acaparamos todos los flashes.
Llegó el gran momento. ¡A por ellos!
La proclama del gobierno en todas sus intervenciones, para justificar sus abusos, es que “hay que ser solidarios”, “tenemos que hacer un sacrificio aquellos que podemos”, “ hay que ser valientes para tomar estas medidas que tampoco nos gustan”... en fin, que ellos (que son más que los que aparecen en los medios) son un dechado de valentía, solidaridad y patriotismo.
Todo es por los demás.
En este clima que se ha ido creando (intencionalmente y a marchas forzadas) de “precatástrofe” social si no se aceptan estas medidas, el funcionariado tiene la mirilla láser señalándole.
La discusión como nunca antes, sobre la necesidad o no de la función pública, sobre los funcionarios y sus “privilegios”, su posición como clase social, su actitud ante el trabajo, etc..está en la calle.
Se ha procurado, por parte de los medios de manipulación, resaltar sutilmente en algunos casos, descarnadamente en otros, esos “privilegios” aportando datos sobre lo que hacen y lo que no hacen los funcionarios, si hacen falta tantos o si sobra gente… Por cierto mezclando puestos y situaciones que nada tienen que ver con el funcionariado, pero ya puestos, miente que algo queda.
Por supuesto, esta manipulación que hacen descaradamente, es luego suavizada por los políticos (con la boca chica), diciendo que defenderán lo público “forever and ever”, que es transitorio, y bla,bla,bla.
Todo bien orquestado para que nada desafine.
Pero ¿son sólo razones económicas las que mueven a sus detractores? Evidentemente que no.
Hay que entender este ataque que, aviso, pretenden sea irreversible, dentro del contexto más general de Europa y del mundo.
El Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y toda la morralla macarra-financiera que sería interminable nombrar aquí, están marcando las nuevas fronteras en sus mapas económicos.
Ya no hay países: Hay acreedores (cada vez menos) y deudores (cada vez más)... y luego los parias... pero esos han existido siempre, claro.
Tienen su moral (ya sé que suena raro) cuya máxima se traduce en un pensamiento único: todo ser humano que no sea yo, es una cosa, un objeto, que puede servirme para mis planes. No tiene libertad de elección.
A partir de ahí, elaboran una serie de sofisticadas manipulaciones para disfrazar sus actos de caridad y solidaridad, que conmueve verlos: Ayudas humanitarias a países que, previamente, han destruido, o a aquellas regiones que han abandonado, o los “rescates” financieros... (el lenguaje es otra de sus armas de destrucción masiva preferidas...) etc...
Pues bien, en ese contexto, en España, los gobiernos que se han sucedido desde el centro-derecha moderado (PSOE) y la derecha rancia y recalcitrante (PP), han sido alumnos aplicados y no han dudado en hacer buena letra a todo lo que recomiendan desde esos foros.
Y ahora que la derecha genuina, repite como un loro que la mayoría de los españoles, los han puesto ahí, para hacer lo que están haciendo. (típica trampa de esta democracia representativa: en un país con 40 y pico millones de habitantes, 9 son “mayoría absoluta”)
¿qué representamos los funcionarios para esta gentuza? ¿por qué su ataque?¿sólo por dinero? No desentonaría con su modus operandi, pero hay algo más.
1.- El funcionariado es el último bastión que, hasta ahora, era intocable por el poder. Y eso lo traducen como un contrapoder en potencia. Curiosamente, tienen más claro lo que podríamos representar si nos movilizamos todos a una, que nosotros mismos, que el funcionariado mismo.
2.- Representamos la antítesis del trabajador ideal que quieren y están consiguiendo:
Ellos quieren un trabajador/a que:
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contratan por dos horas y a la hora y media lo echan si les apetece.
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que le ponen elhorario que quieren, el lugar que quieren y las condiciones que quieren y, por supuesto, le pagan lo que quieren.
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Además si sus ideas no concuerdan con las de la empresa, nanai de la China;
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si es mujer, ojito con los embarazos y que no aspire al sueldo de los varones.
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Su salud ha de ser de hierro, no enfermar nunca, o bien, hacerlo pero no faltar al trabajo.
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Su educación la justita, que saber mucho no es bueno…
Y ante esto los funcionarios:
Tenemos unos derechos laborales que no pueden tocar (hasta ahora) y que les irrita y enfurece, sobre todo nuestro contrato de trabajo que no pueden modificar (aunque ya están en ello).
En el funcionariado, hombres y mujeres cobran el mismo sueldo por su trabajo. No hay discriminación sexual. A igual trabajo, igual salario.
En la función pública, a quien va a hacer una gestión, o tiene una necesidad, no se pregunta:
- cuál es su religión.
- cuánto tiene en su cuenta bancaria.
- como usa su sexo y con quién... y así siguiendo.
Y un detalle:a los funcionarios no se les ha regalado su puesto de trabajo y no nos pueden chantajear.
No soportan que les miremos a la cara directamente y les digamos que no. Y redoblan esfuerzos para seguir adelante con su plan de eliminación de cualquier barrera a la gran cosificación de los españoles.
No soportan que tengamos futuro y capacidad de decisión.
No soportan que seamos seres humanos libres y nos comportemos como tal.
¿Y qué hacer en estas circunstancias?
Es el momento, la responsabilidad, de que el funcionariado tome la iniciativa de la lucha por la recuperación de los derechos perdidos de toda la sociedad. Es el momento de que apliquemos en la calle, con los amigos, familia, en el trabajo, la máxima: trata a los demás como quieres que te traten y luchemos solidariamente, codo con codo con todos los trabajadores y trabajadoras, por sus derechos, que son los nuestros también.
Es el momento de tomar conciencia de que defender lo público, va mucho más allá de reclamar nuestros sueldos que, legítimamente nos corresponden.
Defender lo público es defender la no discriminación en los puestos de trabajo por ninguna razón.
Defender lo público es asegurar al resto de la sociedad que nuestros mayores, nuestros jóvenes, nuestros hijos e hijas, tendrán un futuro asegurado en condiciones dignas de educación, salud, alimentación, vivienda...
Defender lo público es obligar a reinvertir en puestos de trabajo parte de los beneficios de las empresas
Defender lo público es evitar el robo descarado de la banca.
Defender lo público es tener igualdad de oportunidades, que es algo más que la igualdad de derechos.
No hay excusa: pongámonos de acuerdo sindicatos, partidos, movimientos sociales,vecinos.. y hagámonos cargo de la construcción de ese futuro que nos quieren quitar.
Que no activen nuestra violencia interna. Desactivemos nuestra bomba. En ese terreno ellos son profesionales y tienen mejores herramientas.
Salgamos a la calle, las veces que haga falta. Todos a una.
Usemos la fuerza imparable de la no-violencia. La interna de cada uno y la de todos juntos.
La situación lo requiere.
El cambio de sistema es irreversible.
(*) Paco Vaquero, militante del Movimiento Humanista y del Partido Humanista.
(En una ocasión leí que un pez da sus coletazos más fuertes cuando está fuera del agua, porque se sabe herido de muerte. Eso le pasa al capitalismo financiero, la última versión del antihumanismo).
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