!No a las prospecciones petrolíferas¡ / La mosca roja. - Una vez más, a la llamada opinión pública se nos oculta información, mucha más que la que se nos permite conocer, y, en especial, se esconde, bajo la alfombra de la realidad “social”, la porquería y basura que no interesa que veamos. Entretenidos por los tejes y manejes de la llamada voracidad de los mercados (impersonal hambre de poder que está tras las bocas de banqueros y políticos) , y bajo descargas continuas que buscan asegurar un estado permanente de shock; por la prima de riesgo (que solo expande su riesgo, ininteligible para nosotros hasta que no se convierte en una escusa para lanzarnos al paro o a la pobreza progresiva, siglas que nos recuerdan al ave que nos gobierna) se nos escapan, hacen que se nos escapen, hechos y detalles, relacionados con el dinero, cómo no, pero de carácter ecológico que nos afectan, y nos afectarán, tanto o más que la crisis, pero a la larga esto de otear a largo plazo el futuro es una asignatura pendiente del ser humano actual.
No quieren que conozcamos la mayoría de detalles relacionados con el derrame gigantesco de petróleo que se inició, y está sin solucionar, el 20 de abril en el Golfo de México. Ese día, una explosión en la plataforma de la petrolera BP, produjo la muerte de once personas y el inicio del vertido al mar del contenido de un pozo que se halla a 1.500 metros de profundidad. Durante semanas, la mancha de crudo se expandió, imparable, y, pretendidamente, a los tres meses fue controlada por los técnicos. Teóricamente. Aún así, pensemos en multiplicar 30 días por tres meses de vertido letal continuo. Los protocolos de actuación en caso de emergencia, la dinámica invasora e irrespetuosa con el medioambiente, la mafia de la BP quedó totalmente al descubierto para cualquiera que no hubiese tomado la decisión de “mirar hacia otro lado” y desoir la realidad, aceptando la programación mental y conductual que esta mafia de clase política y económica nos viene imponiendo subliminalmente. Se ignoraron medidas de seguridad, los intentos para resolver el problema fracasaron estrepitosamente y la BP informaba a la opinión pública cuando, como y de lo que le parecía políticamente correcto, de acuerdo a su intereses de empresa con tentáculos entre los que se hallan comprometidos políticos y sobornados, en un momento u otro, por los cheques en blanco de la petrolera, una de las multinacionales más poderosas. Muchos lo sabían, pero nadie se atrevía a decirlo: la supuesta cantidad de crudo vertido cada día, que BP aceptó reconocer, resultó ser falsa: la realidad, se probó más tarde, era que se trataba del doble del petróleo declarado.
Obama salió a la palestra, gritando enloquecido contra BP y el desastre que había propiciado, representando a un pueblo americano que se coge de las manos y forma esa cadena decadente de “unidos cuando nos afecta el dolor de otros”, una falsa cadena, si miramos la actuación de los sobrinos del Tío Sam por el mundo. Teatro. Puro teatro. Puro guión que, a estas alturas, nos conocemos de memoria. Tenía que demostrar que los americanos no se habían equivocando sucumbiendo a la modernidad de votar a un hombre de color. Debía tranquilizar a los votantes que, más tarde tendrían que renovar su ministerio, a esos locos y ridículos ecologistas, que se empeñan en manifestarse a diestro y siniestro, y a los empleados y trabajadores del sector de la pesca en Louisiana, a los que el desastre iba a afectar de manera significativa. Teatro. Puro teatro.
Omitió decir que recibía, y continúa recibiendo, cantidades considerables de dinero para sufragar sus actos, y campañas y otras perfomances. Omitió aceptar que el sobrino anterior del Tío Sam, un ejemplar digno de estudio por indigno, George W. Bush, había diseñado todo un entramado legal que permitía que las petroleras fueran quienes dictaran las leyes bajo las que les interesaba operar e incluso los mecanismos oficiales bajo los que querían que se realizara, si era necesario, el control de su actividad empresarial.
Omitió reconocer este pequeño detalle porque omitió aceptar que él, recién llegado y obsesionado por mantener su imagen de negro con espíritu blanco, un negro bueno como los blancos con pedigree, cruzó sus brazos y calló, en uno más de esos en los que sus actos, por omisión, son un delito de complicidad con lo inaceptable. Se olvidó de reconocer que el Sistema Oficial de Vigilancia y Control de Protección para evitar explosiones petrolíferas es parte, no reconocida, de otro organismo oficial: el Instituto Estadounidense del Petróleo, organismo controlado por los representantes de empresas del ramo petrolero y empresas relacionadas con la producción y distribución de gas. Todavía hoy nos preguntamos qué se escondió, qué tuvo que pasar, cómo se verían al descubierto los directivos de la BP para aceptar desprenderse de 20 mil millones de dólares para costear los daños producidos. El dinero, otra vez, comprando el silencio de lo que debería ser escuchado por TODOS.
Se nos oculta que, además del desastre del Golfo de Méjico, en el Golfo de Guinea, en el Delta del río Níger, existen más de 600 pozos para la extracción del petróleo de varias compañías como BP y Shell y oleoductos, que habiendo sido objeto de reiterados atentados, han contaminado gravemente la tierra y las fuentes de agua del subsuelo y, según médicos especialistas de Médicos Sin fronteras y otras Organizaciones, como Green Peace, han hecho y hacen temer que la expectativa de vida de los habitantes de la zona sea de apenas 40 años. De nuevo, la omisión de la realidad para construir un MUNDO FELIZMENTE INFELIZ. Basta echar una ojeada a la página oficial de BP, en la que quedan reseñas sobre el accidente del Golfo de Méjico, pero no existe ni una sola mención a los reiterados accidentes en Nigeria, que según informadores del Observatorio Petrolero de Londres, sitúan los vertidos en el Delta del Níger entre los peores del planeta, sin tener en cuenta el petróleo de las aguas residuales y el venteo de gas, la quema de excesos de gas, mientras empresas como BP y Shell siguen evitando que se les controle externamente y mantienen datos clave bajo secreto.
El petróleo nigeriano, por otro lado, no es indiferente para los Estados Unidos, puesto que en el Delta del Níger se extrae el 40% del crudo que importa el país norteamericano. Nigeria tiene un valor estratégico y geopolítico tan alto como el de Iraq o Afganistán, de lo que se puede deducir, sin mucho pensar, que debe ser el motivo por el cual las denuncias continuas de Amnistía Internacional y de otras organizaciones ecologistas suelen caer en saco roto, una y otra vez.
Y algunos datos importantes más: a principios de 2010, nuestra estimada Goldman Sachs se deshizo de un porcentaje muy elevado de acciones. P. Sutherland, director no operativo de Goldman Sachs International, subsidiaria de la financiera, fue presidente de BP hasta 2009. La venta de acciones por 270 millones de dólares, ante el derrumbe de las cotizaciones por el derrame, evitó perder el 36% de su valor.
Relacionemos fechas, estos datos y los datos y fechas del accidente del Golfo de Méjico.
De nuevo, no nos conformemos con tragar, sin masticar, el alimento informativo que nos ponen en la cuchara los terroristas mediáticos y los mafiosos políticoladronesempresarios.
No traguemos. Mastiquemos la información, asociemos lo que nos dicen y busquemos entre lo que nos ocultan.
Hagamos la digestión y salgamos, en la medida de lo posible, del menú de pensamiento que nos imponen.
Un último dato para que “masquemos” los hechos. En Athabasca, Alberta, Canadá, se halla el mayor depósito-cementerio de arenas de petróleo, alquitrán petrolífero. Ha estado prohibido terminantemente sacar fotos y acercarse al lugar hasta la fecha. No interesa que conozcamos qué hay allí. Ni que nos preguntemos dónde va a parar el petróleo vertido que se consigue extraer del mar cuando se producen accidentes, buen eufemismo, sí señor. Afortunadamente, algunas personas se empeñan en desafiar el silencio y han tomado fotos que nos dejan consternados al ver una gigantesca mancha de crudo que, si se produce otro accidente…¿dónde irá a parar?
Mastiquen ustedes mismos…
Pura María García
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