Cristóbal García Vera(*) / Artículo de opinión.- Solamente tres días ha tardado el Fondo Monetario Internacional en desautorizar por completo al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que el pasado lunes declaraba que España no iba a requerir ninguna ayuda externa para resolver la situación extrema de su sistema financiero. Este jueves 31 de mayo, el departamento europeo del FMI reconocía -según el diario The Wall Street Journal - que ya ha comenzado a preparar un "rescate” que tendrá lugar si España no logra captar los 10.000 millones de euros que necesita para reflotar a Bankia. Eventualidad que no pocos analistas consideran altamente probable, después de que el propio Banco Central Europeo desaprobará la decisión del Ejecutivo español de financiar el salvataje de la Caja mediante la emisión de Deuda Pública. De acuerdo a lo publicado por el periódico financiero estadounidense, el Fondo Monetario estaría discutiendo en este momento los extremos de un posible plan de contingencia para España. El "rescate", con vencimiento a tres años, alcanzaría los 300.000 millones de euros, aunque podría incluir préstamos más pequeños en distintos tramos.
Una misión del FMI encargada de realizar la revisión anual de la economía española viajará a Madrid el próximo 4 de junio, según confirmó el portavoz de la institución Gerry Rice. Al término del viaje publicará un breve informe con los principales indicadores económicos y con indicaciones sobre las medidas cuya aplicación exigirá al Gobierno del Partido Popular. Será entonces también cuando, previsiblemente, el Fondo Monetario tomará su decisión sobre España. (*)
Para pronosticar qué pasará en el Estado español si finalmente se produce el "rescate" del FMI bastaría con recordar la historia de los países que lo han precedido en este desastroso camino. Entender el carácter de los "planes de ajuste" que el Fondo Monetario Internacional impondrá para conceder sus préstamos, sin embargo, exige precisar previamente cuál es la verdadera naturaleza de esta Institución Financiera.
El FMI –creado en 1945 – es una de las instituciones de Bretton Woods, los “acuerdos” con los que Estados Unidos – que emergió como única potencia hegemónica tras la II Guerra Mundial- impuso en esas fechas el orden económico más favorable para propiciar su expansionismo económico. Según puede leerse en los estatutos del Fondo, sus objetivos principales son "la promoción de políticas cambiarias sostenibles a nivel internacional, facilitar el comercio internacional y reducir la pobreza". Si ello fuera cierto, se podría decir con propiedad que sus 67 años de existencia han constituido un absoluto fracaso. La realidad, sin embargo, es que el FMI ha cumplido de manera bastante eficiente su verdadera misión: Garantizar que las grandes corporaciones financieras de las potencias occidentales continúan cobrando los intereses usurarios de la Deuda externa a países hipotecados por burguesías dependientes de los proyectos neocoloniales del capital transnacional.
En el desempeño de esta función, el FMI -junto con el Banco Mundial- aplicó durante la segunda mitad del pasado siglo XX en América Latina, Asia y África planes de ajuste neoliberal muy similares a los que hoy han comenzado a sufrir los pueblos europeos. Para asegurar los pagos de los intereses de la Deuda obligaron a los países que requerían sus préstamos, entre otras cosas, a privatizar sus empresas públicas, reducir o eliminar los servicios sociales, desmantelar sus industrias nacionales y abrir por completo sus mercados a las inversiones de las multinacionales de EE.UU. y Europa.
El resultado de estas políticas, supuestamente encaminadas a "potenciar la democracia y luchar contra la pobreza", fue sencillamente catastrófico para dichas regiones. En todos los casos, el saqueo del patrimonio colectivo de los pueblos multiplicó su subdesarrollo en beneficio de las grandes multinacionales y entidades financieras de los países del Norte. Hasta la fecha, África y una buena parte de Asia no han conseguido revertir el devastador efecto provocado durante la época en que tuvieron que soportar los sucesivos "rescates" del FMI. En América Latina, por el contrario, el auge de las luchas populares empujó a una nueva oleada de gobiernos a rechazar las recetas neoliberales - si bien no en todos los casos más allá de la retórica - y dio lugar a nuevos proyectos de progreso e integración regional que para no fracasar tendrán que romper, tarde o temprano, con la lógica del sistema capitalista de producción.
En España, el préstamo del Fondo Monetario Internacional se dedicaría también a garantizar los pagos de los intereses de la Deuda a los acreedores extranjeros. Cumpliendo, conviene recordarlo, con los preceptos que el Ejecutivo Zapatero incluyó el pasado verano en la Constitución con la complicidad del Partido Popular. El "eventual" rescate del FMI implicaría, asimismo, un brutal incremento de los recortes sociales, las privatizaciones, los despidos masivos, las reducciones salariales y el largo etcétera de medidas antipopulares que se comenzaron a aplicar desde el estallido de la Crisis. En este caso, sin embargo, el gran capital europeo dejaría de necesitar la pantalla de un Ejecutivo presuntamente democrático. Y pasaría a regir directamente, sin intermediarios políticos venales, los destinos del país.
Nota:
(*) En las últimas horas del jueves 31, el portavoz del FMI, Gerry Rice, negaba las informaciones sobre España publicadas por el 'The Wall Street Journal'. El desmentido, no obstante, difícilmente podrá atenuar los efectos de una noticia cuyas fuentes -tal y como apuntó este diario - fueron los propios funcionarios del Fondo Monetario Internaciona.
* Cristóbal García Vera – Redacción Canarias Semanal
Fuente: http://canarias-semanal.com/
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