Francisco Javier González / Artículo de opinión.- Sé muy bien como es una mina “por dentro” y la dureza que conlleva. La conozco desde la boca mina, bajando en la jaula, paleando en capa estrecha y jalando de una vagoneta. En el verano de 1961, hecho un pibe pretencioso y ávido de aprender y experimentar, me dejé caer por Moreda de Aller (Ayer en asturianu) a trabajar en el Pozu San Antonio con un contrato tramitado a través del Servicio Universitario del Trabajo. Se estaba gestando entonces la gran huelga de la minería del 62 que acabó con un sonoro triunfo de los huelguistas –que no eran solo los mineros sino sus familias y el pueblo entero- triunfo que propinó el empujón de salida al desplome de la dictadura fascista de Franco y sus adláteres y el punto de partida de un movimiento sindical fuerte frente a los Sindicatos Verticales del régimen. Por causas diversas relacionadas con lo que ye era una represión dura, me pasé de la hulla a la antracita y aterricé en un pueblito del Bierzo leonés, Lillo del Bierzo, pedanía de Fabero que tenía en ese entonces unos 600 a 700 habitantes predominantemente mineros y familiares, muchos de los cuales procedían del ya desaparecido Batallón Penitenciario de Fabero que explotaba a los presos “rojos” en trabajo casi esclavo en la extracción de carbón. Allí trabajé en las Minas de Rafael Alba de Antracitas de Fabero por el enorme sueldo de 300 pesetas semanales incluyendo horas extras que, en verdad, el mismo día de cobro se me iba parte en catar el buen ribeiro y los pulpos a feira que todos los sábados guisaban en la plaza las pulpeiras gallegas.
En las cuencas asturianas, donde la huelga y la subsiguiente represión fue más dura, se lograron aumentos de sueldo considerables, pasando un picador de primera de cobrar 3.000 pesetas o menos a cobrar entre 3.500 y 4.000 pesetas mensuales, que venía a significar casi el doble que los sueldos, por ejemplo, en la construcción. Si algo aprendí allí es que la minería imprime un carácter no solo a los mineros sino a todas las poblaciones y la misma vida de las cuencas mineras. Sin las minas estarían condenadas irremisiblemente a muerte y desde que comenzaron, hace años, los cierres de pozos comenzó la decadencia de las poblaciones. Por eso, ante el ataque que supone que el Gobierno de España, incumpliendo compromisos contraídos, recorte en más del 60% la partida presupuestaria para la minería prevista en el Plan Nacional de Reserva Estratégica del Carbón 2002/2012 y, que ante las peticiones del sector, el ministro español de Industria, Energía, Turismo y demás sinecuras, el jilufo canario, vendepatrias y guanarteme petrolero, Sr. Soria, se negara totalmente a negociar, la minería se ha echado una vez más a la calle en una pacífica protesta que toma caracteres de revuelta popular a partir de que las llamadas “Fuerzas de Orden Público” reciben la orden gubernamental de disolver las manifestaciones. Un ejemplo de esa “ejemplar actuación” de las fuerzas del orden lo tuvimos en Las Palmas, en el Parque San Telmo, el pasado 18 en que cargaron sin aviso ni provocación contra una pacífica concentración de jóvenes en apoyo a los mineros en huelga con heridos y detenidos a los que, después de apaleados, se trata de presentar como agresores de los inermes policías.
El ministro español Sr. Soria se niega el pasado día 6 de junio a recibir a las comisiones mineras de las distintas cuencas, accediendo –selectivo que es el Sr. Ministro– a recibir un único representante por sindicato. La respuesta a la prepotencia ministerial la da al día siguiente la convocatoria de una Huelga General de las zonas mineras para el 18 de este junio, convocatoria que fue un rotundo éxito, llamando a los alcaldes del PP de los pueblos afectados a dimitir como muestra de protesta. Algunos lo hacen así, pero otros, como el godo fascistilla de Pedro Muñoz, alcalde “popular” del municipio berziano de Toreno, de unos cinco o seis mil habitantes igual que Fabero (hablo de 1961, hoy seguro serán menos al irse cerrando minas), dice que a él no lo dimite nadie y se justifica como defensor de las esencias mineras arrancando contra su correligionario, el Sr. Soria, en Radio Bierzo, dotándolo de la cualidad de ser “tonto del culo” lo que, aparte de algo maloliente, es totalmente falso. El Sr. Soria no tiene ni un pelo de tonto ni siquiera en esa parte reservada de su anatomía. Es sumamente listo, como lo demuestran sus negocietes familiares y personales y su maestría en la pesca y captura del salmón noruego y la forma en que se ha convertido en el hombre fuerte de la derecha españolista canaria. Jilufo, como llamábamos a los vendepatrias al servicio del colonialismo, eso sí. Guanarteme traidor petrolero que niega cualquier intento de poner en Canarias energías alternativas y nos vende atados de pies y manos a Repsol, pues también, pero ¿tonto del culo? Ni hablar. Podemos, eso si, mostrar nuestro acuerdo cuando critica su chulería al hablar de los mineros y los plataneros, porque chulería ya la ha demostrado el Ilmo. Sr. Ministro, por ejemplo, cuando ordena la expulsión de Canarias del sindicalista del FSOC José Morales, y lo empaqueta esposado hasta Uruguay vía España por manifestársele en su cara a cuenta del Repsolaso.
El alcaldito godofascista –nueva especie híbrida de godo y fascista– una vez que se arrancó por bulerías siguió por peteneras y hasta por soleares. En realidad expresó lo que muchos españoles sienten y piensan. Para esos godillos fasciosos no es cierto que los nuestros sean los sueldos más bajos del Estado ni nuestros niveles de pobreza los mayores. Creen con el tal Pedro Muñoz que “Joder, no hay en España nada más caro que las Islas Canarias ... Esta gente paga un 40% de impuestos menos que nosotros. El tabaco vale la mitad. Todo vale la mitad en Canarias. El agua vale el doble y se la pagamos. Si una mujer se pone de parto en la Gomera y hay que hacerle una cesárea, hay que mandarla en un avión para que vaya a Tenerife, ¡joder! eso es el presupuesto de todos los prematuros del Bierzo en un mes. No se dan cuenta que nosotros estamos poniendo, desde hace muchísimos años dinero, encima les dimos trabajo aquí, cuando lo necesitaban y estamos manteniendo la insularidad, unos derechos adquiridos que tienen, que muchas veces te dan ganas de que se los lleve el moro, ¡coño! O vender la Gomera y el Hierro a los alemanes, y así evitamos el déficit. Los canarios viven de la subvención, no viven de otra cosa y esto es un insulto a la inteligencia”.
Como decimos en el país, no amerita la pena refutar la sarta de desinformaciones y boberías. ¿Existe el epíteto de bobo del culo en lugar de tonto del ídem? Sería aplicable a este caso, ¡menudo chaflameja lambido! De todas formas, les recuerdo que ya hace años se nos pasó el miedo a las “lanchas de moros” y nos da más miedo la inmigración descontrolada que procede de España que conlleva el grave peligro de traernos a cualquier Pedro Muñoz procolonialista. De “vender la Gomera” ya se trató en un Consejo de Ministros español de vendérselas a los belgas como apostadero para sus expediciones al Congo a principios del siglo pasado. Tal vez fuera un acierto esa venta porque como se cuenta en un chiste canario, nuestros dos grandes errores históricos fueron “no dejar entrar a Nelson y dejar salir a Franco”. Con Nelson y los ingleses ya habríamos tenido un proceso de independencia, pero de los alemanes ni se menta. Probablemente debido a los recortes en enseñanza no ha llegado a conocimiento del alcalde la realidad económica y social de Canarias con el control de la parte más substanciosa de nuestras fuentes económicas y de la mayor parte de los beneficios producidos desde instancias de poder foráneas, fundamentalmente españolas, en un sistema de explotación típicamente colonial, contando eso si, con la complicidad de unas élites políticas y económicas de las que la familia Soria López como D. José Manuel y su hermano D. Luis son conspicuos miembros a los que se les dan los caramelos envenenados de las subvenciones o de beneficios como la Reserva de Inversiones Canarias RIC que drenan las ganancias que deberían llegar a nuestro apaleado y empobrecido pueblo a favor de esos jilufos que permiten el mantenimiento de la dependencia colonial. Le recuerdo al Sr. Muñoz que en la etapa de autarquía económica del régimen de Franco, en que Toreno empezó a crecer por la explotación del carbón, gran parte de los escasos ingresos en divisas de que disponía España procedían de esta colonia de Canarias ¿Tendrán constancia en la biblioteca Municipal de Toreno que entre los años de 1996 a 2000 el saldo migratorio de Canarias fue de un 16,9% frente al 1,8% de Europa, España incluida? ¿Creerá el ilustrado –que no ilustre- alcalde que los 219.206 inmigrantes que recibimos en esos años, de los que 161.499 procedían de España, vinieron por esas “subvenciones” y porque nos pagaban los españoles hasta el agua que consumían? ¿No vendrían al olor de la riqueza que producíamos y que, en gran parte, se iba para España? ¿Sabe que en países como Cuba, República Dominicana, Túnez o Marruecos el turismo es un motor primordial de la economía, y que Canarias recibe por año cuatro veces y media más turistas que Cuba, cuatro veces lo que República Dominicana, el doble que Túnez y tres millones más que Marruecos? ¿No se habrá ido para el Bierzo, vía Madrid, algún pellizco de lo que han reportado en Canarias –que no a Canarias- los 12 millones que recibimos el pasado 2011? Por todo ello y mucho más, lo que de verdad es un insulto a la inteligencia es que todavía continuemos en la dependencia de un Estado que produce tales ejemplares godofascistas y no hayamos emprendido el camino de la independencia política. Una parte de la culpa de eso la tiene esa literatura colonial, falsa y corrompida, como la que ha empleado el edil pepero en Radio Bierzo de que sobrevivimos gracias a la metrópoli. La otra parte de la culpa es de los personajes como el Sr. Soria, jilufos vendepatrias.
Para los mineros españoles todo nuestro apoyo a su lucha y el deseo de que su combatividad sea contagiosa para todos los trabajadores del Estado, colonias incluidas, que soportamos el terrible embate que el gobierno del PP y sus sátrapas están propinando contra las clases populares ahondando cada vez más en la miseria y el sufrimiento y desviando a corruptos y banqueros la sangre, sudor y lágrimas que está costando de lo que debemos tener claro que solo la lucha popular nos sacará. Del resto, de lo que nos venga de Europa o de lo que nos regalen ministros jilufos y alcaldes godofascistas, guárdenme una muestrita pa’picarla finito que la quiero pa’cachimba.
Francisco Javier González
Canarias 29 de junio de 2012
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