Pedro Fernández Arcila(*) / Artículo de opinión.- Mientras debatíamos sobre la reducción de las líneas de guaguas en el último pleno de Santa Cruz, me dirigí al concejal del grupo de gobierno Hilario Rodríguez y le lancé una pregunta reclamando su opinión sobre este recorte. La candidez de esta interrogación derivó en un enorme cataclismo en el equipo que dirige Bermúdez y nos permitió presenciar un derrumbe incontrolado del castillo de naipes en lo que se ha convertido el grupo de los conservadores nacionalistas en el Ayuntamiento. Esta operación de derrumbe comenzó cuando Hilario Rodríguez mostró su rechazo al proyecto de recorte de este servicio público que minutos antes había sido defendido por su compañero de filas Dámaso Arteaga. “O abandono la sala o no voto” afirmó de manera cortante y dirigiéndose de manera provocativa al Alcalde. A continuación el Concejal de Fiestas Fernando Ballesteros intervino para abrir aún más la fractura que había iniciado Hilario Rodríguez, rechazando también la propuesta de su propio grupo. Ballesteros justificó su rechazo en el incumplimiento de un acuerdo desconocido para el resto de los mortales pero que, por los rostros ojerosos de todos ellos, tuvo que alcanzarse a últimas horas de la noche. Para que la tormenta no cogiera mayor fuerza, el alcalde acordó un receso de cinco minutos y se retiró por la puerta de atrás del salón de plenos con la cabeza gacha y con aire de “con lo bien que me lo pasaba en el Cabildo”. Este receso se prolongó hasta casi una hora, y, para el público que había acudido para protestar por el recorte de líneas, cada minuto que pasaba ganaba en descrédito el grupo de gobierno, atónitos, como los concejales de la oposición, con la incapacidad del Alcalde para poner de acuerdo a los suyos sobre un asunto tan importante para Santa Cruz como es el transporte urbano.
Las escenas que desencadenó esta pregunta inocente entre la bancada del grupo de la derecha nacionalista me hicieron recordar aquella teoría conocida como “efecto mariposa” y que hace unos años estuvo tan en boga entre la intelectualidad fashion.
Los teóricos de aquella moda seudo-filosófica explicaban que como vivimos en un sistema que, por naturaleza, es caótico, una pequeña perturbación inicial puede, mediante un proceso de amplificación, generar un efecto considerablemente grande a mediano o corto plazo de tiempo. Como de manera más simbólica les gustaba recordar a los fans de aquel pensamiento “el aleteo de las alas de una mariposa pueden provocar un Tsunami al otro lado del mundo”.
No tengo la menor duda que ese pequeño aleteo que significó la pregunta inocente que formulamos desde Sí se puede originó, dentro del caótico grupo municipal de CC-PNC-CCN, una marejada que puede ir camino de un tsunami por la falta de un proyecto político que dé respuesta a los asuntos esenciales de nuestra ciudad.
(*) Pedro Fernández Arcila. Concejal de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
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