Pedro Fernández Arcila(*) / Artículo de opinión.- El Ateneo Miraflores 3 organizó el pasado sábado una conferencia sobre el barrio de El Toscal que fue impartida por el historiador Álvaro Santana Acuña, doctorando en Sociología por la Universidad de Harvard y en la actualidad investigador visitante en la Universidad de Edimburgo.
La oportunidad de la conferencia estaba más que justificada, visto el interés del grupo de gobierno por impulsar de nuevo el Plan Especial para este barrio, lo que nos debe obligar a todos a reflexionar sobre nuevas propuestas para trasladarlas al debate que se avecina. Desde este punto de vista la intervención de Santana Acuña estuvo plagada de sugerentes ideas, centradas fundamentalmente en evitar que el plan especial suponga una liberalización salvaje de los espacios residenciales y de las actividades comerciales, alertando sobre la eventualidad que finalmente ese documento de planeamiento suponga la constatación reglada de los intereses políticos y empresariales que desde hace más de tres décadas se afanan por derribar un insustituible patrimonio histórico. Insustituible porque el valor que atesora El Toscal es mucho más que un conjunto de inmuebles. Es, sobre todo, su cultura popular que, como un bien inmaterial, se percibe simplemente paseando por el barrio. Álvaro Santana nos propone democracia (toda una osadía) para la defensa del patrimonio histórico, vinculando la protección del conjunto del barrio de El Toscal a la existencia de una comisión vecinal que sea el motor de ese plan especial, protagonista de la protección de los inmuebles, pero también que logre garantizar en ese documento de planeamiento el fomento y protección de las actividades económicas que desarrollan las pequeñas empresas, que promueva la creación de dotaciones culturales y, sobre todo, que avale el mantenimiento de una población que le otorga sentido a ese bello espacio que creó la clase trabajadora de las islas. Su percepción sobre lo que supuso la pérdida de la Ciudad Juvenil y la necesidad de reponer un espacio que permita cumplir con la función de cohesión social que representaba aquella zona cultural y deportiva nos confirma que estábamos en presencia de una voz independiente que se esfuerza por poner un poco de cordura en el confuso panorama de la conservación del patrimonio histórico canario, que parece solo limitarse a la política elitista de los monumentos.
Pero tan aleccionador como la conferencia fue participar en el debate con el público, en su mayoría vecinos del barrio. Tras la conferencia y durante el paseo que nos invitó Álvaro Santana, los participantes intervinieron sin preámbulos, mezclando las propuestas con las protestas, las desesperanzas con las ilusiones. En todos se percibía el amor a la idiosincrasia del barrio, a los lugares comunes, a las experiencias vividas. Fueron ellos, los vecinos de El Toscal los que nos permitieron constatar que, a pesar de los pesares, el barrio sigue vivo, con raíces y con ganas de pelear por su futuro.
(*) Pedro Fernández Arcila. Concejal de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
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