Pedro Fernández Arcila(*) / Artículo de opinión.- En el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife la ausencia de políticas públicas agrava la situación de crisis económica que padecemos e impide aprovechar las oportunidades que esta nos ofrece para avanzar hacia un cambio en el modelo de desarrollo. Por ejemplo, con ocasión del ERE a Viviendas Municipales incidimos en la paradoja que, justamente cuando más necesaria era esta empresa para potenciar políticas públicas que permitieran responder a la demanda de viviendas de las familias con rentas más bajas, viene el Ayuntamiento e impone una reducción de aquella entidad pública. Tocamos en las cabezas del grupo de gobierno preguntando las razones que se escondía tras esta decisión, pero las cabezas, en este asunto, sonaron a hueco.
Algo similar puede ocurrir con el transporte público de guaguas donde, con la coartada de la crisis económica, se pretende reducir el servicio urbano, afectando tanto a los usuarios como a los trabajadores de la compañía, eliminando las posibilidades que el alza de precios del petróleo nos ofrece para trasladar al conductor del vehículo privado a la guagua, avanzando, de esta manera, en materia de movilidad sostenible.
Si alguien del grupo de gobierno no se dejará llevar por la cómoda inercia y tuviera claro que debe potenciarse este transporte público podría liderar cambios sustanciales en Santa Cruz. Para ello primero sería necesario desmontar de los planos y de las cabezas de los políticos las grandes infraestructuras viarias (vía exterior, vía de ronda, vía de cornisa, anillo insular, etc) que durante decena de años han sido expresión de un modelo caduco que destinaba millones de euros en crear nuevas carreteras para facilitar la movilidad del vehículo privado. Este dinero debiera desbloquearse y destinarse al transporte público como se hizo en Hasselt (Bélgica) donde a mediados de los años 90 y en medio de un déficit presupuestario, el ayuntamiento renunció a un costoso cinturón de circunvalación, apoyando, de manera decidida, el transporte público. Esta propuesta política permitió incrementar el número de usuarios de transporte público en un 1.319 %, pasando de 360.000 en 1996 a 4.614.844 en 2006. Tampoco vendría mal que se conociera las experiencias en Euskadi ( San Sebastián- Donostia y Vitoria-Gasteiz) donde su participación en los proyectos europeos CIVITAS les ha permitido afianzar la guagua como el medio de transporte público por excelencia mediante el desarrollo de corredores de transporte público en guaguas, autobuses ecológicos, sistemas de calidad en el transporte público, los planes personalizados de movilidad para centros administrativos, educativos (universidad), polígonos industriales- estos planes personalizados deberían de aplicarse de manera inmediata en nuestra ciudad- o la mejora e incremento de los carriles bus.
En Santa Cruz, con estas experiencias, podríamos desarrollar estos planes ofreciendo un transporte público eficaz, garantizando empleo estable a la vez que le explicamos a las decenas de miles de conductores privados provenientes de otros municipios y que entran diariamente en nuestra ciudad, que sus humos emiten partículas y componentes químicos afectan a nuestra salud, recordándoles que cuando esos miles de vehículos aparcan en Santa Cruz ocupan miles de metros cuadrados que podríamos destinar a plantar un árbol, crear un carril bici o ampliar una acera. Sería necesario explicarles estos cambios para que entiendan las razones por las que Santa Cruz apuesta por la guagua y, por ese motivo, entiendan que el vehículo privado que entra en nuestra ciudad debe cooperar económicamente en sufragar este sistema mediante tasas públicas. A cambio le ofreceríamos un medio de transporte sostenible que le permitirá ahorrar tiempo y dinero, y a nosotros recuperar una parte de nuestra ciudad- incluyendo su aire-, ganando todos en eficiencia energética y en menos cambio climático. Es cierto que ello supone un cambio de conducta y de hábitos pero alguien con cabeza en el grupo de gobierno municipal debiera decir que este es el camino que señala la crisis económica y ambiental que vivimos.
(*) Pedro Fernández Arcila. Concejal de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
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