Marta Jiménez Jaén* / Artículo de opinión.- La apuesta, ya casi imparable, por parte del Gobierno del PP de subir las tasas de la matrícula será el punto de partida de la "reforma" de este Gobierno en la enseñanza pública universitaria por la que se pretende claramente el cierre de centros de enseñanza superior para imponer un modelo que en España no termina de cuajar: la privatización del sector.
Desde hace años los distintos gobiernos se plantean esta medida cada curso, con la excusa -a veces asumida por no pocos equipos rectorales- de que se mejora la autofinanciación de las universidades, y se reduce la presión de éstas ante los gobiernos central y autonómicos para conseguir una financiación suficiente para prestar un buen servicio de enseñanza superior. Sin embargo, esta medida tiene una trampa en sí misma para las propias universidades: el encarecimiento de las tasas, si no va acompañado de una ampliación de la cobertura de las becas (las cuales se van a ver también ampliamente reducidas por parte del gobierno), se traduce en un REDUCCIÓN DE LA MATRICULACIÓN DE ALUMNADO PARA LAS UNIVERSIDADES, más en tiempos de crisis como los que corren, con una bajada sin precedentes del poder adquisitivo de las familias. También va a suponer una REDUCCIÓN DEL Nº DE CRÉDITOS de los que se matricula cada estudiante en el curso.
Las últimas dos décadas ponen en evidencia que, a pesar de los continuos incrementos de las tasas, no se consigue que la capacidad de autofinanciación de las universidades públicas supere el umbral del 15% de sus ingresos. Entonces, ¿por qué esta ofensiva del Ministro Wert, si los datos son tozudos? Desde mi punto de vista, no cabe duda: el objetivo es conseguir que finalmente bajen las matrículas en aquellas titulaciones donde en general tiende a concentrarse el alumnado de origen más modesto, donde, además, no se producen conocimientos económicamente útiles para las empresas: buena parte de las titulaciones de Humanidades y algunas de las titulaciones del campo de las Ciencias Sociales. La pérdida de alumnado en estas titulaciones "incómodas" para este Gobierno va a servir de excusa, además, para proceder a su cierre -está previsto también en la estrategia del PP imponer el cierre de las titulaciones que no consigan llegar a 50 estudiantes matriculados en el primer curso-
Definitivamente, se apuesta por la mercantilización de la enseñanza superior: porque si cierra la oferta pública de estas enseñanzas, sólo podrán acceder a ellas quienes tengan fondos suficientes para pagarlas en universidades privadas; y porque las universidades públicas se verán sometidas a una reconversión por la que sólo van a ofertar las titulaciones que demandan las empresas.
Esto en Canarias puede tener unos efectos más graves si cabe, dada nuestra distancia geográfica, y sobre todo dada la especialización de nuestra economía en un sector turístico que se especializa cada vez más en la captación de los mercados de más bajo poder adquisitivo, tal como hemos podido constatar en el último año, y que para ello renuncia claramente a la contratación de personal cualificado. ¿Terminarán las universidades públicas canarias cerrando las puertas a la formación de historiadores/, filósofos/as, sociólogo/as, artistas,
Creo que el mundo de las ciencias sociales y de la cultura debería responder a todo esto entendiendo que subir las tasas académicas no es sólo un problema para un alumnado acomodado, consumista y vago; se juega el futuro del conocimiento social y humanístico en nuestra tierra; y mucho me temo que se juega el futuro de nuestras universidades públicas que, como sabemos, han sido una CONQUISTA social, y no un regalo de los gobiernos, como nos lo está intentando mostrar este Partido que se dice "Popular".
* Marta Jiménez Jaén. Afiliada a STEC-IC
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