Paco Déniz* / Artículo de opinión.- Yo también estoy de acuerdo en reducir instituciones; es más, pienso que es un buen momento para hacerlo. De forma pacífica, justificada, gradual. Pero, al revés que la ultraespañolista Rosa Díez, opino que habría que empezar por el Estado. Reducir o eliminar la presencia del Estado en Canarias podría aliviar las arcas públicas y nos comprometería a garantizar el buen funcionamiento de las instituciones autonómicas, nos haríamos mayores de edad del taponazo. Un primer paso sería clausurar el ejército, cerrar las capitanías generales y los cuarteles con el pase a la reserva o jubilación anticipada de sus mandos. Se prohibiría la movilización de vehículos militares, incluyendo la aviación y la marina, pues el gasto que supone moverlos es brutal. Suprimiríamos la delegación del gobierno y hacienda. Se crearía una hacienda única canaria para todo tipo de impuestos. Y ya que estamos, suprimiríamos las notarías, pasando toda la cuestión del registro de las propiedades a formar parte de la administración autonómica a un precio infinitamente más asequible.
La disolución de los cuerpos de seguridad del Estado conllevaría la creación de un solo cuerpo policial que tendrá prohibido pasearse a provocar en las manifestaciones. A continuación pasaríamos a la disolución de puertos y aeropuertos del Estado. Aquí ya hay gente mayor de edad como para gestionar estas entradas y salidas tan importantes para las islas. Y por último, debería procederse a anular unilateralmente los acuerdos con la Santa Sede y eliminar todas las subvenciones que recibe la Iglesia por parte del Estado o gobiernos y cabildos y ayuntamientos. La iglesia es la más improductiva de las instituciones empresariales, aunque goza de muchos privilegios. Los obispos dejarían inmediatamente sus palacios o palacetes cuyos gastos cubre la Administración y pasarían a un pisito de alquiler estrecho para que se acostumbren a vivir como la gente humilde. Por supuesto que se suspende el desembolso económico público y la movilización de la policía en las grandes manifestaciones religiosas.
En fin, que puestos a reducir, reduzcamos al Estado, y dejemos la Autonomía. Acuérdense, si no fuera por la ridícula autonomía que tenemos, los canarios ya llevaríamos un chip en las orejas para controlar nuestra extinción.
Luego, ya en el ámbito doméstico, urge eliminar las subvenciones a los equipos de fútbol que no jueguen en primera división. Es difícil creerse que nuestros representativos difunden una imagen atractiva y promocional de las islas. Con lo mal que juegan, más bien todo lo contrario. Tendrían ellos que pagar por utilizar el logo de Canarias. Y así, con estas y otras medidas, vamos ahorrándonos un par de talegos en vez de atemorizar a la población con el despido.
El almendrero de Nicolás.
* Paco Déniz es miembro de Alternativa Sí se puede por Tenerife y profesor de Sociología de la ULL.
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