René Behoteguy Chávez* / Artículo de opinión.- Es hasta cierto punto fácil hablar de las cosas malas de la reforma laboral, en las semanas previas a la huelga general abundaron las publicaciones al respecto, aclarando que abarata el despido, flexibiliza las relaciones laborales en favor del capricho del empresario, fomenta la generalización de contratos basura y lastima de muerte a la negociación colectiva como herramienta de defensa de la clase trabajadora. Pero poco o nada se ha dicho de las cosas buenas que ha generado su aprobación y que a mi me gustaría reseñar.
Un primer punto muy positivo de la aprobación de la reforma laboral es que se hayan caído definitivamente las caretas del poder y que Mariano Rajoy haya dejado claro que, a esta altura la democracia en el Estado español es una ficción para entretener a la gente cada cuatro años; porque da lo mismo votar PP que PSOE, gane el que gane hacen exactamente lo mismo, obedecer los mandatos de sus verdaderos jefes que no son otros que los grandes empresarios, los banqueros y los especuladores financieros. Y lo bueno es que, al parecer, mucha gente comienza a darse cuenta de esto,como pudo verse en Andalucía donde por primera vez bajaron su votación los dos, el PSOE perdiendo 9 diputados y el PP que recibió 400.000 votos menos que en noviembre. Apuntemos que por primera vez la abstención toca también al electorado del PP.
Otro efecto sin duda edificante es que la indignación ciudadana y la denuncia clara de los efectos de la reforma desde el sindicalismo alternativo y el movimiento social, sumados a la prepotencia y obstinación de Rajoy en no negociar ni una coma del documento, han obligado a las Comisiones Obreras y a la UGT a desempolvar las pancartas y verse empujados por esta circunstancia y por sus mismas bases a la convocatoria de una huelga general coincidente con la que antes habían anunciado ya los sindicatos gallegos y vascos.
En Canarias dicha convocatoria permitió por primer vez, un preaviso de huelga conjunto en que 18 sindicatos (representativos de más del 99% de los trabajadores de las islas) plantearon como objetivos de la huelga, un conjunto de propuestas que van claramente más allá del discurso oficial estatal de los sindicatos mayoritarios, incluyendo la retirada al completo de la Reforma laboral, la defensa de los servicios públicos y una alusión a la situación de particular gravedad con que la crisis capitalista golpea a Canarias. Este preaviso fue consensuado y apoyado, además de las fuerzas sindicales, por una asamblea con presencia de 50 organizaciones vecinales, sociales y políticas que, de tener continuidad en el tiempo, podrían ser la base de un verdadero movimiento obrero popular canario de base ancha capaz de dar contestación a la arremetida de la dictadura del capital.
Porque si algo bueno tiene la brutalidad de esta reforma laboral es el habernos obligado a, sin renunciar a ellas, aparca las diferencias por un momento y hacer fuerza común para devolver el golpe y resistir en condiciones la andanada que se nos viene. Lo decía un compañero en una de esas asambleas, “O nos unimos, o nos cuelgan por separado”.
Y llegó la Huelga General, con piquetes conjuntos que se quedarán en la memoria de mucha gente y que se contarán a los nietos, como aquel frente al estacionamiento de guaguas de Global en que, un grupo humano compuesto por históricos dirigentes sindicales, militantes de la izquierda real y jóvenes llenos de conciencia y sueños de justicia para su país Canarias, evitaron la carga policial sentándose en el piso juntos al grito de “dignidad, lucha obrera”. Porque como no va a ser bueno ver a generaciones distintas de canarios y canarias reivindicando la historia de lucha de su clase y de su pueblo.
También le debemos a la torpeza del poder haber cumplido el sueño de más de uno de rodear la delegación de gobierno, al grito de “ríndanse, están rodeados” y finalmente una manifestación que, si la historia es justa y los pueblos ganan la batalla, será parte de los libros con que estudien nuestros descendientes, porque nunca en Canaria simultáneamente y en las siete islas, más de doscientas mil personas se hicieron juntas a la calle demostrando que el pueblo a despertado y que cuando dice NO pueden comenzar a temblar los poderosos.
Finalmente lo bueno de la reforma laboral, es lo está por venir. Porque, y esto lo tienen que tener muy claro no solamente el partido popular y la casta política, sino también los dirigentes sindicales que puedan sentirse tentados a dejar la lucha en las calles y volver a la comodidad de los despachos y la negociación con el poder, y es que parafraseando a alguien que, como latinoamericano tengo costumbre de mentar en todo momento, El pueblo canario ha dicho basta y ha echado a andar. Y su marcha, de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia…
Las Palmas de Gran Canaria 2 de abril de 2012
* René Behoteguy Chávez es miembro del Secretariado Nacional de Intersindical Canaria
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