Francisco González Tejera / Artículo de opinión.- La semana santa recuerda la tortura y muerte de aquel hombre justo que fue asesinado por defender a las personas empobrecidas de la Tierra. Ahora miles de años después poco se sabe de Jesucristo, quedan los textos en muchos casos manipulados y tergiversados por sucios intereses políticos y económicos. El caso es que lo poco bueno que nos llegó de su vida fue ese halo de lucha en contra de lo establecido, sus andanzas descalzo, vestido con harapos y rodeado de gente necesitada, de ladrones humildes, de prostitutas y mendigos.
Poco queda en la Iglesia Católica de esa batalla por un mundo mejor, solo las honrosas excepciones de la Teología de la Liberación, que son marginadas y en muchos casos perseguidas por la curia vaticana. Prevalecen en esta institución sus inclinaciones por las dictaduras fascistas a las que ha bendecido tantas veces en la historia. Franco, Pinochet, Videla y otros muchos asesinos han sido vitoreados y comulgados con ostias manchadas de sangre obrera.
Los mercaderes que desalojó Cristo a golpes y gritos de aquel templo de corruptos habitan ahora los lujosos despachos, rezan a oscuras rodeados de cámaras de seguridad, mientras millones de seres humanos mueren de hambre por culpa del capitalismo, de los bancos, de gobiernos entregados a la codicia y la corrupción, recortando los derechos sociales y laborales para crear su particular ejercito de esclavos.
Esta iglesia no condena los horrendos crímenes del franquismo, el terror implantado por el neoliberalismo salvaje que asesina cada día a más de 35.000 niñ@s de hambre y sed, que condena a millones de personas al desempleo, a los desahucios de sus viviendas por no poder pagar a la mafia bancaria.
Los gobernantes más reaccionarios y retrógrados, que son mayoría en los gobiernos europeos comulgan en sus misas dominicales, confiesan sus tropelías y quedan exculpados entre hipócritas golpes de pecho de tantos horrendos pecados, ante una institución religiosa que es cómplice de la mayor vulneración de derechos sociales de la historia de la humanidad, que castiga sin piedad al infierno de la desesperación y la pobreza extrema a millones de trabajador@s, contribuyendo a que la verdadera palabra de Cristo sea vejada, pisoteada y utilizada según los intereses de una iglesia al servicio de los poderosos.
A esta hora en cualquier escuelita pobre de África o Latinoamérica algún humilde misionero se dispondrá a comenzar su jornada de trabajo, a su alrededor ojos tristes de niñas y niños hambrientos lo contemplan esperanzados en que pueda darles una salida a su crítica situación. Al otro lado del planeta otros religiosos muy bien vestidos, portando anillos de oro y diamantes en sus sucias manos se reúnen con banqueros y políticos millonarios, pactan nuevos acuerdos basados en el negocio de las almas y de los miles de millones de dinero negro que viajan en primera clase a los paraísos fiscales.
El demonio anda suelto y tiene nombre de banquero, de miembro del Club Bildelberg, de integrantes de la Unión Europea, del gobierno de España, de la OTAN y del Fondo Monetario Internacional. El olor a azufre inunda los pasillos de las democracias burguesas defensoras del capital y las grandes fortunas, que manejan los hilos de la economía mundial y son responsables de la destrucción del planeta.
La verdad nos seguirá haciendo libres entre tantas mentiras y sotanas comiendo en la mesa de los enriquecidos.
Francisco González Tejera
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Fuente: http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es/2012/04/la-curia-del-poder.html
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