Francisco González Tejera / Artículo de opinión.- Llama la atención el despliegue policial en las manifestaciones de la huelga general del 29 de marzo, los bien vestidos delincuentes del capital parecen temer que el pueblo tome La Bastilla de su poder o algo así. Los uniformados armados hasta los dientes rodearon manifestaciones, apalearon piquetes en muchos puntos del estado y lanzaron gases a manifestaciones masivas, donde no solo había supuestos alborotadores sino personas tranquilas ejerciendo un derecho constitucional, niños, mayores y gente sencilla harta de tantos recortes y corrupción política.
Mientras avanzábamos en la multitudinaria movilización de Las Palmas de Gran Canaria varios helicópteros nos alumbraban a baja altura con sus potentes focos, parecían buscar algo entre los más de 100.000 pacíficos ciudadanos o simplemente amedrentarnos, demostrarnos que están ahí con su presencia represiva para que nadie se salga del plato y nos portemos bien.
Los contenedores que ardieron en Barcelona me han hecho pensar seriamente en quien está realmente quemando nuestras vidas, la de las personas que dependemos de un sueldo para sobrevivir, las que no robamos ni recortamos los derechos fundamentales de millones de almas perseguidas, humilladas y pisoteadas por los gerifaltes de un sistema corrupto. El fuego en su efecto reparador y mágico contrastaba con los gases, los palos y palizas a todo el que pasaba en aquellos momentos por Plaça Catalunya, hasta un niño sufrió esa brutal intervención policial, que llorando a gritos no entendía que aquellos energúmenos descargaran su ira sobre sus padres.
Los medios de desinformación al servicio de la banca y la corrupción política abrieron sus informativos y titulares con las calles de Barna ardiendo, con acusaciones de violentos contra los manifestantes, con las palabras reaccionarias y la cara absurda del conseller de interior, Felip Puig, paladín de los palos y patadas de su guardia pretoriana sobre su propio pueblo. Nadie dijo nada de las miles de personas que son desahuciadas de sus casas cada día, de los millones de desempleados, de las familias que acuden a hacer cola en los comedores sociales para poder alimentarse. Ninguna radio, ninguna televisión hizo un especial informativo sobre la desesperación de montones de familias que no llegan a fin de mes, que hacen malabares sobre la cuerda floja para sobrevivir sin que el hambre y la miseria presida sus tristes vidas.
Lo primero para estos plumillas de la falsimedia es desprestigiar una huelga que fue un éxito total, catalogar como violentos a los sindicatos, a los millones de personas que participamos en las movilizaciones desarrolladas en todo el estado español. El que ardan contenedores es todo un notición para estos personajillos, los palos de los esbirros son más importantes que la lucha contra una Reforma Laboral que pretende esclavizarnos, encadenar el futuro de las generaciones futuras, beneficiar a parte de una casta empresarial sin escrúpulos para despedir, chantajear y ejercer de nuevo el derecho de pernada sobre la dignidad de la clase trabajadora.
Mayo se avecina glorioso y el fuego servirá también de arma en contra de la desolación y el verdadero terrorismo de los vampiros del capital sobre los pueblos.
Ataque policial con gas manifestación 29M Barcelona
Francisco González Tejera
----
Fuente: http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es/2012/04/el-incendio-de-nuestra-dignidad.html
Comentarios