Salvador López Arnal * / Artículo de opinión.- El aristócrata jugó en la pista de pádel de Marivent con Matas, Ballester y el ex regatista Jordi Forteza. Fue allí, en instancias Reales, donde el duque propuso el patrocinio del equipo ciclista. Así pues, el yernísimo ha asumido en sus declaraciones en el juzgado de vía Alemania de Palma que conversó de sus negocios privados con Matas, el entonces president balear, en los jardines de Marivent. ¿Negocios en jardines? Suena raro. Desde luego: el Duque ha asegurado que no dio cuenta de ello a su suegro, el Rey, ni tampoco a su esposa, la hija del Rey [1]. Por supuesto.
El cese de la Infanta y de García Revenga, el secretario asesor de las infantas, en Nóos se produjo el 20 de marzo de 2006, tras una conversación mantenida con la Casa de su Majestad el Rey. ¿Con quién de la Casa? No se ha explicitado. Se le aconsejó dejar de contratar con Administraciones Públicas, no con empresas privadas, y así lo hizo, declaró el señor Duque en su comparecencia. En modo alguno, añadió, contravino la recomendación Real. Tras la supuesta sugerencia vendió también el 50% de acciones de Nóos Consultoria.
Dos ejemplos entre otros posibles. Los alrededores de la Casa Real parecen muy cercanos de los alrededores del entramado UBT. ¿Sin intersección, con intersección vacía? Poco probable.
Durante las 21 horas de declaración efectiva ante el juez Castro, los fiscales, las acusaciones particular y popular, y los abogados defensores de los imputados en el caso Palma Arena, el Duque también exculpó a su mujer doña Cristina de tener alguna responsabilidad en el caso del Instituto Nóos. Por supuesto también. Doña Cristina no pasaba por allí y si pasaba no supo de qué iba la historia. El palacete se compró con ahorros de la pareja. El aristócrata señaló con el dedo de su mano derecha a la alcaldesa de Valencia Rita Barberá, que ya ha negado su participación (“no he firmado nada”) y al ex president de la Generalitat Francisco Camps como responsables de la firma de dos contratos con Nóos -¡una entidad sin ánimo de lucro!- a propósito de la organización de los Juegos Europeos y el Valencia Summit. La tinta del calamar se extiende; veremos nuevas ampliaciones.
No sólo es eso, no sólo ha señalado en esa dirección (con el ex presidente del Comité Olímpico, el franquista Juan Antonio Samaranch, cogido también en los focos). Don Urdangarin también “admitió que fue suya la idea de crear la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social (DCIS), utilizada por la trama Nóos para desviar fondos a cuentas opacas en el extranjero a través de una sociedad cuyo eslabón final se sitúa en el paraíso fiscal de Belice. El desvío se produjo a través de la empresa De Goes Center for Stakeholder Management Ltd, con sede en Londres y propiedad de Blossomhill Assesment, sociedad domiciliada en Belice” [2].
Así, pues, Urdangarin desveló en su declaración judicial que fue suya -SUYA- la idea de crear la ONG que desvió fondos. Es necesario recordar que la Casa Real siempre -“siempre” es siempre- ha sostenido que la participación del yernísimo en esa “ONG” se limitó a presidir su consejo asesor. No menos pero en ninguno caso más. Una refutación en toda regla de la narración Real. Pero hay más. Alicia Gutiérrez señala que el Duque añadió algo aún más comprometedor. A preguntas del fiscal anticorrupción Pedro Horrach, aseguró que para crear la citada fundación DCIS acudió al despacho del abogado barcelonés Raimon Bergós. ¿Sólo, sin compañía? No, en absoluto. Le acompañaron Diego Torres, su ex profesor en la escuela de negocios ESADE (con alto compromiso en temas de responsabilidad social) y José Manuel Romero Moreno.
¿Y quién es Romero Moreno? Nada menos que el conde de Fontao, asesor legal externo de la primera autoridad borbónica del estado, el mismo que, según la Zarzuela, “intervino para impedir que Urdangarin participase en Fundación DCIS y no para ayudarle a constituirla”. ¿Hay consistencia entre una y otra “explicación”? No, no la hay.
¿Se puede confiar, por tanto, en la narratividad Real de esta historia? No, claro que no. Y no es imposible que haya más puntos en ese vértice. Diego Torres debe estar temblando. Las presiones y amenazas a las que debe estar sometido deben dar bastante miedo.
Eso sí, la infanta Cristina, no imputada por el momento, y su señor esposo, Iñaki Urdangarin, el yernísimo imputado, han emprendido viaje de regreso a Washington desde el aeropuerto de Barajas en un vuelo de Air France con destino a París que ha despegado de Madrid a las 7 de la mañana. La ruta elegida para regresar a Washington y a sus menesteres en la Telefónica Internacional del señor Alierta es la misma que la pasada semana utilizó la copropietaria de Aizoon para llegar a Madrid desde su residencia estadounidense.
Por lo demás, tras las declaraciones, según se ha sabido, la pasada noche la pasaron en la Zarzuela, un lugar donde sólo dos mujeres, ambas diplomáticas, ocupan puestos de responsabilidad. Es espacio muy masculino; Spottorno es el jefe de la Casa.
Tomó posesión el 30 de septiembre; su presentación en sociedad fue en el desfile del 12 de octubre, el día español por excelencia. Tres semanas más tarde estallaba el caso Urdangarin. Según el articulista de El País [3], a partir de aquel 8 de noviembre “los medios de comunicación se lanzaron a informar de las irregularidades del marido de la infanta Cristina”. El asunto estaba dañando el prestigio de la Corona, había que hacer algo. “El Rey y el Príncipe se reunieron con Spottorno, y el nuevo jefe sentenció que había llegado el momento de recobrar la iniciativa siendo transparentes con las cuentas y crítico con los negocios de Urdangarin. El Rey y el Príncipe aceptaron”. ¿Transparentes con las cuentas Reales? ¿Crítico con el Duque palmesano? No es muy creíble.
La Casa Real buscaba “provocar dos efectos: uno, demostrar que se estaban adaptando a los tiempos, y otro, que Urdangarin nunca había recibido dinero de la Casa”, según Jesús Rodríguez, que toma pie en alguien que no nombra que conoció el proceso. El 12 de diciembre, Spottorno convocó a los medios y anunció que las cuentas se harían públicas inmediatamente, no dejaba bien parado a Urdangarin, definiendo su comportamiento como “poco ejemplar” y excluyéndole de la agenda de La Zarzuela, e incluso fue más allá al afirmar que en cuanto a la Infanta, “ya se vería”.
¿Pero acaso el Rey, el general en Jefe de la Zarzuela, no ha refutado de palabra o con actos los tres vértices señalados? Ni transparencia, ni desprotección de la Infanta ni, si me apuran, marginación del yernísimo que sigue gozando de un destino de lujo en Telefónica Internacional.
Notas:
[1] Andreu Manresa. “Extracto de la declaración…” El País, 28 de febrero de 2012, pp. 14-15.
[2] ALICIA GUTIÉRREZ, Palma de Mallorca, 27/02/2012. http://www.publico.es/espana/424136/urdangarin-desvela-que-fue-idea-suya-crear-la-ong-que-desvio-fondos
[3] Jesús Rodríguez, “Todos los hombres del Rey”. El País dominical, 26 de febrero de 2012.
Salvador López Arnal
Salvador López Arnal es colaborador de rebelión y El Viejo Topo y discípulo de Francisco Fernández Buey, es coautor, junto a Eduard Rodríguez Farré, de Casi todo lo que usted desea saber sobre los efectos de la energía nuclear en la salud y el medio ambiente. Los libros de El Viejo Topo, Mataró (Barcelona), 2008.
* Profesor-tutor de Matemáticas en la UNED y enseñante de informática de ciclos formativos en el IES Puig Castellar de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). Colabora normalmente en la revista "El Viejo Topo" y es coguionista y coeditor, junto con Joan Benach y Xavier Juncosa, de "Integral Sacristán" (El Viejo Topo, Barcelona, en prensa).
Salvador López Arnal es autor de Entre clásicos (La Oveja Roja, Madrid, en prensa).
Canarias Insurgente ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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