Arturo Borges Álamo(*) / Artículo de opinión.- Carlos Marx y Federico Engels realizaron una inmensa labor de análisis de la sociedad capitalista, brindándonos un extraordinario instrumento para comprender, en particular, lo que nos ocurre en estos momentos. Sus ideas fueron decisivas para que la clase obrera organizada alcanzara grandes conquistas, las cuales están siendo desmanteladas por lo que podríamos llamar actual revolución de los ricos contra los pobres: supresión de los derechos laborales y sociales, agresión a la sanidad pública, ataques a la educación pública y regresión de los escasos servicios sociales y de apoyo a la dependencia.
La historia, por tanto, ha puesto de manifiesto que o bien se desactiva por completo la lógica de producción económica capitalista, o bien es cuestión de tiempo que cualquier mecanismo intermedio de cierta contención de la misma, como ha sido el llamado "Estado del bienestar", acabe saltando por los aires. La contradicción, puesta de manifiesto por Marx, entre el desarrollo de la economía productiva, lo que se debe producir, la forma de producirlo y distribuirlo y el régimen de producción y distribución capitalista debe finalmente saldarse con la superación transformadora de dicho régimen. Además, el capitalismo, movido por el acicate de la búsqueda competitiva de la máxima ganancia, depreda la biosfera y agota los recursos naturales. Cualquier tipo de desarrollo sostenible, cualquier clase de modo de producción ecológicamente compatible, no será posible bajo las brutales condiciones que está generando el capitalismo.
Objetivamente, todo ello nos conduce hacia la necesidad de la adopción de medidas anticapitalistas, con una orientación de avance hacia una sociedad que, como atisbaba Marx, debe ser compatible con las aspiraciones de justicia, libertad y comunidad, así como con la viabilidad ecológica de la especie humana, es decir, hacia un ecosocialismo del siglo XXI.
Y eso es precisamente lo que nos dice Federico Engels en el prefacio de la edición alemana de 1883 del Manifiesto Comunista, cuando señala que la idea fundamental de que está penetrado todo el "Manifiesto" es la de que "la producción económica y la estructura social que de ella se deriva necesariamente en cada época histórica constituyen la base sobre la cual descansa la historia política e intelectual de esa época; que, por tanto, toda la historia (desde la disolución del régimen primitivo de propiedad común de la tierra) ha sido una historia de la lucha de clases, de lucha entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, en las diferentes fases del desarrollo social; y que ahora esta lucha ha llegado a una fase en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede ya emanciparse de la clase que la explota y la oprime (la burguesía), sin emancipar, al mismo tiempo y para siempre, a la sociedad entera de la explotación, la opresión y las luchas de clases".
Se trata pues de que la clase obrera y el conjunto de las clases populares, en el que cobra cada vez mayor presencia la clase media, "la sociedad entera", anuden sus destinos en esa lucha de clases para la defensa de las conquistas amenazadas y para la profundización de la misma con una clara orientación anticapitalista. En la medida en que, en estos momentos cruciales, pongamos el acento en esta cuestión, estaremos acertando respecto a las necesidades más acuciantes y sentidas por nuestro pueblo.
Estas son, como no, las que se derivan de las condiciones de trabajo y de vida, el trabajo como derecho, y su relación con el desempleo, la protección social, las desigualdades, el salario, la legislación laboral, etc. con su implicación inmediata en las condiciones de existencia tales como la pobreza y la precariedad. Son expresión de la contradicción existente entre capital y trabajo, la principal objetivamente y que lo está siendo también subjetivamente, es la que se está sufriendo en primer lugar y con ella tiene mucho que ver el cuestionamiento por los poderes económicos de la atención pública a la sanidad, la educación, los servicios sociales, las pensiones, la vivienda o los transportes.
De la suma de todos estos elementos de la vida cotidiana, y porque la existencia social crea la conciencia social como decía Marx, se está llegando a un cuestionamiento social creciente del sistema capitalista. Todo apunta a que esta tendencia, derivada fundamentalmente de la señalada contradicción capital-trabajo, se va a fortalecer con el transcurso de la ofensiva ultraliberal de dicho sistema y la aplicación de las consiguientes políticas por parte de los gobiernos a su servicio.
Con este análisis y para materializar el programa emancipador, nos falta terminar de desarrollar el factor subjetivo, la impugnación del capitalismo por la población. Lenin afirmaba que la política era la síntesis de la economía por la profunda interrelación entre una y otra. Por eso ante la agresividad del capital podrá ser determinante potenciar la convergencia del conjunto de las corrientes progresistas y de izquierda, en línea con la necesaria alianza de la clase obrera y el más amplio conjunto de las clases populares, "la sociedad entera", haciendo que maduren con rapidez las condiciones para fraguar, en palabras de Antonio Gramsci, un bloque histórico en nuestras islas que dispute la hegemonía a la minoría oligárquica dominante. Para ello debemos apoyar resueltamente lo que se formula como "un amplio frente social y político en Canarias que, desde su independencia, también confluya en la lucha general de las clases populares, de los pueblos y nacionalidades del Estado español".
Son viejas ideas pero están plenamente vigentes y por eso debemos insistir en ellas.
* Arturo Borges Álamo, es miembro de Sí se puede.
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