Salvador López Arnal * / Artículo de opinión.- Aunque parezca imposible fue durante un tiempo la esperanza blanca (y roja!) de la izquierda europea. Su nombre se llegó a asociar incluso con Emiliano Zapata (La película italiana “¡Viva Zapatero!” es una buena ilustración de ello). Se habló –intensa e incluso sesudamente– del republicanismo zapaterista; de sus (interesantes y nada triviales) lecturas políticas; de Philip Pettit como su gurú más estimado; del giro radical que representaba su figura en la evolución política del PSOE; de su nueva forma de considerar la España plural; sectores de IU -y dirigentes sindicales de CC.OO- se reconocieron en sus primeros gobiernos –eran “sus gobiernos” y Zapatero era “su presidente”–; se recordó que era nieto de un fusilado republicano y que esas señas de identidad familiares marcan y para siempre. Le pidieron, le gritaron que no los decepcionara y él aseguró que no iba a decepcionarles.
Es cierto que había cosas que no acababan de cuadrar del todo. Algunos de sus nombramientos, sus neoliberales ministros de Economía, sus excelentes relaciones con el elitista, duro e irresponsable mundo de las finanzas español, sus titubeos en el tema nuclear, la actitud prepotente de sus representantes diplomáticos ante decisiones autónomas de gobiernos sudamericanos opuestas a los intereses de las multinacionales españolas (presentados siempre estos últimos como los “intereses de España”), su política respecto al Sáhara, su desastrosa política fiscal con su lema a lo González: “Bajar impuestos es de izquierdas”. Luego, al final, vino lo que todos recordamos: negación inicial de la crisis, algunas vacilaciones y apuesta clara, cubierta con la retórica de la salvación de España, por “la salida neoliberal de la crisis”, por el aplastamiento, aniquilación o neto decrecimiento de conquistas históricas obreras.
Tras la derrota de noviembre, antes también, vimos algunos detalles de la “solidez de izquierda” de sus gobiernos y ministros. Basta mirar la ubicación empresarial de Pedro Solbes o de Elena Salgado, o recordar algunas andanzas político-económicas de la que fuera vicepresidente del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega –militante o simpatizante del PSUC en sus años de “juventud rebelde y combativa”– en sus relaciones con Botín, el banquero de los banqueros, por ejemplo. Estos días se ha sabido además que Telefónica, la corporación dirigida por Alierta, la empresa del Duque palmesano, el yernísimo, ha contratado al marido de la vicepresidenta pepera de gobierno y, de paso, a la mujer de Eduardo Madina, un alto dirigente “socialista”, fiel amigo suyo.
Hay más.
La última hazaña “izquierdista” del “compañero” J. L. Rodríguez Zapatero la ha contado Jorge Ángel Hernández –“Zapatero se suma a la oposición a Hugo Chávez” [1]- Un despacho de EFE ha informado que el ex presidente “asistirá como invitado a una asamblea de empresarios en la ciudad venezolana de Maracaibo, este 24 de marzo”. Se estrenará, pues, como conferenciante. ¡Mejor escenario imposible!
¿De qué se trata? Pues de la XLII Asamblea Anual del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (CONSECOMERCIO). La información de EFE señala que “el rebelde y republicano” Zapatero sólo abordará “temas económicos”, que no se inmiscuirá en “asuntos políticos”. ¿Y cómo será eso posible si lo acompañará en la –digamos– sesuda disertación el candidato opositor de la MUD, el señor Capriles Radonsky?
Por si faltara algo en la salsa, el título anunciado de la conferencia es “Desarrollo sustentable y responsabilidad social”. Como acaban de leer. “Responsabilidad social”, ¿y eso qué querrá decir? ¿De qué desarrollo? ¿Y que querrá significar eso de desarrollo sustentable en un foro como ése? ¿No es la destrucción de varias quimeras que la primera intervención pública internacional del “republicano” Zapatero, su primera puesta en escena, sea en ese marco y ante esa audiencia?
¡Destruyamos todas las quimeras! ¡Arrojemos a los lodazales toda falsa creencia! ¡Desengañémonos! Los dos grandes lemas (plagiados), ideas-fuerzas les llegaron a llamar, de los primeros gobiernos González-Gas Natural –“Enriquecerse es bueno”; “Lo que importa es cazar ratones, no cómo hagamos la caza”– han calado hondo, muy hondo. Hasta los cromosomas y algunas bases del ADN de cuerpos que dicen llamarse “socialistas”. Como Juan Negrín, Salvador Allende o don Antonio Machado.
Notas:
[1] http://ogunguerrero.wordpress.com/2012/03/21/zapatero-se-suma-a-la-oposicion-a-hugo-chavez/
[2] Jorge Ángel Hernández señala que CONSECOMERCIO –junto a otra organización empresarial venezolana, FEDECAMARAS– ha participado activamente en acciones de desestabilización política, “además de defender, fuera del marco legal constitucional, medidas de privatización neoliberal que, en tanto rompen abiertamente con los programas de beneficio social de la revolución bolivariana, afectan directamente a la población menos beneficiada”.
Salvador López Arnal
Salvador López Arnal es colaborador de rebelión y El Viejo Topo y discípulo de Francisco Fernández Buey, es coautor, junto a Eduard Rodríguez Farré, de Casi todo lo que usted desea saber sobre los efectos de la energía nuclear en la salud y el medio ambiente. Los libros de El Viejo Topo, Mataró (Barcelona), 2008.
* Profesor-tutor de Matemáticas en la UNED y enseñante de informática de ciclos formativos en el IES Puig Castellar de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). Colabora normalmente en la revista "El Viejo Topo" y es coguionista y coeditor, junto con Joan Benach y Xavier Juncosa, de "Integral Sacristán" (El Viejo Topo, Barcelona, en prensa).
Salvador López Arnal es autor de Entre clásicos (La Oveja Roja, Madrid, en prensa).
Canarias Insurgente ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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