José Enrique Centén Martín / Artículo de opinión.- ¿Qué está pasando?, esta pregunta la hago a todos aquellos jóvenes que se incorporarán al mercado del trabajo, a los que están en él y a los que ya llevamos años incorporados, la nueva Reforma Laboral, claro exponente del fin de las conquistas sociales logradas por nuestros antecesores, será el fin del Estado de Bienestar, pero su publicación solo ha supuesto un día de repulsa y la indiferencia el resto del tiempo, realmente aún no entendemos lo que realmente significa, es el retorno al vasallaje por los siguientes motivos: hasta los treinta años, contratos de formación con un año de prueba y despido mínimo, o media jornada con medio salario base y el resto del tiempo cuando el amo quiera, horas extras, la consecuencia final es la poca aportación en una jubilación futura; para los mayores de 45 años, subvención a los amos por contratarlos y sueldo mínimo si es a jornada completa.
Pero ¿y el grupo entre 30 y 45 años?, a esos no les interesa contratarlos por no estar subvencionados, y los que estén trabajando tienen suerte relativa, porque son el nuevo blanco de los amos de la Reforma Laboral, este colectivo de gente preparada, con cargas familiares, sueldo medio alto, es el objetivo, trataran la reducción de su sueldo o el traslado con un solo fin, 20 días por año y a la calle si no aceptan, tienen la bolsa de parados repleta, nos equiparan a las abejas, trabajadoras pero sin todos los sentidos, creen que somos como los animales viviendo dentro de los límites que nos imponen los amos, cuando en realidad el hombre desde siempre está intentando salirse de ellos, debemos demostrarles que somos libres para decirles, ¡basta ya!, en lugar de nuestra indiferencia al olvidar las constantes vigilias, cuidados y sudores que costaron los logros sociales, nos quieren convertir en seres tristes, sobrios, austeros, sin concesiones con uno mismo, solo para el amo-patrón, con ello el destino para la gran mayoría en la vejez será, un hombre sin recursos, vencido, marginado de esta vida antes de tiempo por la pérdida de nuestros derechos paulatinamente consentidos, aún estamos a tiempo, debemos poner remedio con nuestra sabiduría, que no es otra que guiarse por la razón y luchar por nuestros derechos antes de perderlos definitivamente, en lugar de dar prioridad a la necedad de nuestras pasiones momentáneas.
José Enrique Centén Martín
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