Carta abierta al Rector de la Universidad de La Laguna*.
Sr. Rector D. Eduardo Doménech
La institución académica que usted representa es patrimonio de todas las generaciones de estudiantes, profesores y trabajadores que han dado vida a una misma comunidad universitaria cuya tradición democrática, libre y plural atraviesa una larga trayectoria histórica al servicio del conocimiento, el progreso y el bienestar de la sociedad canaria.
Por ello expresamos nuestro profundo malestar por el daño ocasionado a la comunidad estudiantil y la pésima imagen pública mostrada recientemente con la apertura de un expediente sancionador contra miembros del grupo claustral Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario (AMEC). Más aun cuando se les aplica leyes vigentes, de procedencia franquista, que vulneran todos los derechos reconocidos en la Convención de la UNESCO relativa a las Discriminaciones en la esfera de la Enseñanza, cuyo Artículo 3, disposición A, contempla: “Derogar todas las disposiciones legislativas y administrativas y abandonar todas las prácticas administrativas que entrañen discriminaciones en la esfera de la enseñanza”. Señor Doménech le hacemos un llamamiento para que, como máximo representante académico de la Isla, reconduzca esta situación aprovechando los cauces de discusión y debate que la propia institución permite. No es posible que por una simple disputa sobre las becas se ponga en riesgo el futuro de veintitrés jóvenes canarios. Existen muchos caminos que seguir antes de los expedientes, usted debe elegir cuál desea seguir y qué precedentes queremos sentar de cara al futuro. Nosotros, como ex claustrales de esta universidad, le pedimos que haga honor a la misma, que sea capaz de ver la virtud que existe en la discrepancia y la crítica, como un elemento que también es necesario que florezca en los campus de un centro docente que merezca ese nombre.
Consideramos que en estos tiempos de crisis, la educación pública universitaria sigue siendo uno de los referentes fundamentales para el buen desarrollo de nuestra sociedad y la profundización en los avances democráticos a favor de la libertad de expresión, la igualdad en sus órganos de participación y los derechos universales a la educación. Los estudiantes siempre hemos sido testigos durante nuestra estancia en las aulas de las barreras y dificultades que han permanecido durante décadas en la universidad, tanto por los planes de estudio subordinados al mercado como la burocracia administrativa que ha gestionado de forma pésima las becas y ayudas al estudio. Así fue como las constantes reivindicaciones de las últimas cuatro décadas ante las sucesivas leyes educativas impuestas a espaldas de la comunidad estudiantil demuestran que la universidad de hoy también es el producto del sacrificio común, la conciencia crítica y el derecho a la rebeldía.
Así pues mostramos, una vez más, nuestro completo rechazo hacia la aplicación de normas cuyo origen atenta contra la convivencia, el espacio de diálogo y los derechos básicos del estudiantado. Apostamos por que en una institución académica como la nuestra, con una historia centenaria, se resuelvan los conflictos de forma razonada y razonable, sin amenazas ni coacciones. Es el momento de reflexionar sobre los motivos por los que una institución como esta no ha podido o ha querido modificar un reglamento como este. Nosotros, al menos, tenemos claro que La Laguna para entrar verdaderamente en el siglo XXI debe actualizar sus normas internas para romper con un pasado antidemocrático.
Sea valiente, le animamos a usted a que se sume a esta idea. Al final la consecución de la excelencia en una institución de educación superior nunca es reducible a sus índices de producción intelectual, ni al estado de sus cuentas económicas o el nivel de competencia en el ranking internacional. La Universidad de La Laguna merece ser respetada, defendida y promovida bajo el espíritu democrático que la ha caracterizado en la historia reciente. La vida diaria en sus campus donde conviven estudiantes de múltiples nacionalidades y procedencias, no puede verse perjudicada por medidas represivas que fortalecen un clima de incertidumbre, estado de excepción y discriminación por razones políticas desde el poder, aumentando las secuelas negativas de un modelo educativo en crisis, con paro estructural y pérdida de horizontes.
Valga esta carta abierta al Rector de la Universidad de La Laguna para que tenga conocimiento de que al persistir en las medidas represivas adoptadas está vulnerando los derechos de todos los estudiantes en general y dañando la imagen exterior de la institución, razones más que suficientes para que la propia Directora General de la UNESCO, la Señora Irina Bokova, reciba de primera mano un informe de noticias sobre la situación, en calidad de ex alumnos claustrales y antiguos miembros de la comunidad universitaria, dado el grave deterioro en los últimos años de los derechos educativos en las Islas.
Todo nuestro apoyo al movimiento estudiantil.
Canarias, Febrero 2012.
Rubens Ascanio (Licenciado en Historia)
Samir Delgado (Licenciado en Filosofía)
*Autores del libro “De Guajara a Tafira” y ex alumnos claustrales del Sindicato de Estudiantes Canario en la Universidad de La Laguna.
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