José Enrique Centén Martín / Artículo de opinión.- No entiendo para qué desean tener tanto los poseedores de las grandes fortunas, su avaricia la deben tener satisfecha, entonces ¿para qué? tantas mansiones, coches, yates, dinero, si no pueden gastar todo lo que poseen, ni vivir en ellas, ni conducirlos a la vez, están como encarcelados, con guardaespaldas en todos los lugares donde van o viven, al igual que los reos custodiados cuando los trasladan, viven en un mundo falso, les rodean la adulación y el servilismo, no ven la realidad cotidiana del resto de los mortales, lo suyo es un espejismo, se creen amos de los demás, pero son más esclavos que ellos, con grilletes de oro pero grilletes en definitiva.
Lo mismo pasa con las grandes corporaciones, sin un titular claro, solo un presidente que maneja una gran fortuna en nombre de cientos o miles de socios, esos presidentes se creen dioses, dueños del dinero que manejan y multiplican, ¿para qué?, realmente los socios anónimos son los poseedores de la mayoría del capital, pero los dueños son los titulares antes citados, los bancos o empresas de alguna forma controladas por ellos, los miles de pequeños socios ponen en manos de esas corporaciones ese dinero ahorrado fruto de su trabajo y privaciones, para cultivar algo su vanidad al imitar a esos mega ricos por tener acciones de determinada empresa, ¿qué ganan?, nada o poco más de lo que han invertido si tienen suerte, por no decir pérdidas si ven el cómputo de años que han dejado en manos de esos gurús financieros su pequeña renta, obtienen fijo la carpeta, bolígrafo y regalo el día de la junta de accionistas, poco más, los que verdaderamente ganan son las grandes fortunas, saben cuando subirán y bajarán las acciones, vendiendo y comprando incluso donde las tienen invertidas, al contrario del resto del accionariado, que son los que exponen el capital fijo a fluctuar, no el de los otros, este se mueve en los momentos oportunos.
Hay que limitar la riqueza, redistribuyéndola con la sociedad, no significa comunismo, porque se reconoce la propiedad privada, sería crear una sociedad que defienda y proteja a las personas y los bienes de cada asociado, donde cada uno al unirse a todos, solo obedece así mismo como parte integrante del todo, habría fortunas, pero no pobreza, trabajo digno al no ser necesaria la explotación como se entiende hoy, con un bienestar social pleno, en educación, sanidad, seguridad para mayores, jubilados, jóvenes, niños, madres, polideportivos, bibliotecas o cambiando el concepto de ocio; al poner limite a la riqueza, aumentaría la solidaridad con los menos afortunados, pudiéndose paliar la hambruna y los males endémicos generalizados.
Pero en lugar de ello los neo-liberales privatizan todo lo susceptible de beneficio, y el trabajo nos hace esclavos para poder pagar lo privado, incluso el ocio lo han enfocado de tal manera que nuestra estupidez está reclamando las grandes superficies como su sustituto, con cines, restaurantes, comercios, comercios, comercios, sin olvidar esas pequeñas atenciones para los bebés, con servicios adecuados y microondas donde calentar el biberón, todo con un solo fin, consumir, consumir, consumir , nos han convertido en carne de asfalto, nuestro hijos conocerán la naturaleza por National Geographic, por supuesto pagando.
Esto tendrá un final porque nadie es lo suficientemente fuerte para ser siempre el amo, pues cuando una serie de abusos persigue el mismo objetivo “reducir a las personas por su despotismo en una especie de esclavos”, estos estarán en su derecho y tienen el deber de derrocar al gobierno para conseguir seguridad.
José Enrique Centén Martín
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