Francisco Javier González / Artículo de opinión.- A MODO DE INTRODUCCIÓN: Los textos que ahora reproduzco con muy escasas modificaciones son copia de los que presenté en 1982, siendo su Secretario General, a un Congreso del “Partido Revolucionario Africano de las Islas Canarias” (PRAIC), nacido del Partido de los Trabajadores Canarios (PTC) y embrión del posterior FREPIC-AWAÑAK, todos ellos ya parte de la historia de nuestra lucha nacional por la independencia y el socialismo. El Congreso lo celebramos en la clandestinidad en una cueva de grandes dimensiones y muy bien acondicionada que entonces tenía en su finca de Guadamojete nuestro recordado compañero y amigo –tempranamente fallecido– Hermógenes Afonso “Hupalupa”, textos que recuperé de entre un montón de escritos de esa época tras una mención a los mismos que hizo D. Andrés García Montes en uno de sus excelentes artículos para “El Guanche”. Pretendo irlos transcribiendo por considerar que, aunque manifiestamente mejorables y ampliables a la luz de posteriores aportaciones a nuestra historia cultural y política creo que aún conservan plenamente su validez, tanto que sus ideas centrales las he seguido usando en muchos de mis escritos a lo largo de los treinta años transcurridos desde que los escribí, una muestra más de la persistencia de la específica colonialidad de esta patria nuestra.
Fueron varias las ponencias que presenté a ese Congreso y que fueron asumidas en el mismo, de las que pretendo dar a conocer tres. Se presentaron mecanografiadas y posteriormente fotocopiadas por lo que, para sacarlas a la luz hoy –casi una transliteración– necesito pasarlas a través de ese artilugio imprescindible en estos casos que es el ordenador personal. Las tres que transcribiré suprimiendo, eso sí, las referencias directas al PRAIC que hoy no tienen sentido sustituyéndolo en el texto por “el partido” o expresiones similares son: La colonización cultural; La formación de la Nación Canaria y La dependencia económica, teniendo en cuenta que para esta última el análisis se queda en el mencionado año 1982, cuando desde la metrópoli ni siquiera se había planteado que la implantación de un régimen autonómico como el que posteriormente se introdujo sería, en la práctica y tal como preveíamos entonces, el mejor método de consolidar el dominio colonial. Dada la extensión de las ponencias a transcribir procuraré irlas subdividiendo para que no resulten de difícil publicación en los medios digitales en los que normalmente publico cosa que haré a la limitada velocidad que mi habilidad mecanográfica me permite.
Francisco Javier González. Gomera a 25 de febrero de 2012.
CONSIDERACIONES PREVIAS ACERCA DE LA HISTORIA.
Un Partido que aspire a ser organización de vanguardia de las clases trabajadoras de una nación colonizada tiene que trazar su camino –obligatoriamente nacionalista y revolucionario- a través del análisis de la situación real del país y de los intereses de las clases a las que representa. Todo análisis de este tipo ha de partir, por fuerza, de la realidad histórica de nuestro pueblo, al que cinco siglos largos de dependencia y dominación, ejercida desde fuera en todas las áreas de su expresión, con una economía, una cultura y hasta una religión impuestas por el dominador, han terminado por darle una falsa identidad en un proceso de aculturación –cercano al etnocidio– permanentemente mantenido desde el siglo XV por el poder colonial español y sus testaferros criollos.
El Partido debe basar su proyecto de lucha en el hecho incuestionable de que la cultura nacional es un arma en la lucha de liberación popular de cualquier nación oprimida o colonizada, al igual que la cultura hegemónica lo es de la continuidad de la situación de dependencia. La cultura es, a la vez, producto de la historia y motor de la misma y el medio de que la clase explotada tome conciencia de sí misma. Partiendo del conocimiento y comprensión de su propia historia, con la consecuente recuperación de su identidad, es como podrán las masas populares adquirir la conciencia necesaria para rechazar la cultura impuesta por el binomio colonial-capitalista creando la suya propia, la del pueblo sometido, lo que constituye en sí mismo un acto de liberación, preludio del necesario movimiento de liberación popular que la debe llevar a cabo.
Pero la historia que se nos muestra es siempre la de las clases dominantes. La historia, que en todas las épocas y civilizaciones ha figurado escrita en los libros, que se ha enseñado en las escuelas y que ha influido ideológicamente en los pueblos, es siempre –y podríamos decir que por definición– un reflejo de la ideología de la clase socialmente dominante que la utiliza políticamente como parte de su aparato de dominación para perpetuar la hegemonía de sus propias concepciones.
Así, la historia, aún siendo un reflejo de la lucha de clases, se relata según quién la escribe y en cada caso es la clase hegemónica la que tiene la capacidad material de hacerlo y quién impone una determinada interpretación de los hechos históricos de acuerdo a sus propios intereses. No podemos, por ello, hacernos ilusiones acerca de la recuperación por los canarios de nuestra historia real, como no lo ha sido para ningún pueblo colonizado hasta el momento de la ruptura del sistema colonial y aún entonces dependerá de quienes hayan puesto fin al sistema, como nos demuestra la realidad de las excolonias españolas. Solo será posible recuperar íntegramente, a nivel social, la verdadera historia de un pueblo oprimido y colonizado como el nuestro a partir de la conquista del poder político por las clases trabajadoras que formen ese pueblo. En ese momento no solo estaremos en condiciones de hacer e intervenir en nuestro devenir histórico, sino también de apalabrar el relato del mismo, de escribir la historia que nos concierne. Se impondrá entonces nuestra propia visión e interpretación de los acontecimientos desde la óptica de nuestra clase. Solo entonces, frente a la historia de los señores feudales y esclavistas de los primeros tiempos de la colonia, y frente a la de los monopolios imperialistas y el estado colonial-capitalista que hoy nos domina con la complicidad de una burguesía criolla españolizada y españolista, se podrá escribir una Historia Popular de Canarias con un método científico y claro que nos permita comprenderla como el resultado del desarrollo de la lucha de clases en este territorio africano, reducido y fragmentado. Este método, esta visión obrera de la realidad es el materialismo histórico, al que debemos remitirnos como base de nuestro pensamiento, aún siendo conscientes de las dificultades que pueden presentársenos para su correcta aplicación.
Hoy por hoy estamos en condiciones de afirmar que es mucho más lo que se nos oculta deliberadamente, los conocimientos que sin una interpretación cabal y sin la necesaria divulgación quedan dormidos en los anaqueles universitarios que el trabajo que –a nivel de especialistas– queda por aclarar. Se impone por ello sacar a la luz y llevar al conocimiento del pueblo todos aquellos aspectos de nuestra historia y su interpretación correcta que permanecen guardados por quienes nos explotan y que pretenden seguir manteniéndonos en la ignorancia, o peor aún, en la semiignorancia dirigida y en la mentira repetida que se convierte en verdad oficial, antesalas todas ellas de la sumisión.
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