Puerto de Granadilla / Foro Ciudadano contra la Incineración Tenerife.- El que sin entender de leyes le echa un vistazo a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, referente a una denuncia interpuesta por la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN) sobre diferentes ilegalidades contrastables del disparatado proyecto del Puerto de Granadilla, puede pensar ingenuamente que se trata de una tomadura de pelo de alguien, pero nada más lejos de la realidad: "...por mandato legal debe ser considerado no un nuevo puerto, sino una ampliación de uno ya existente a los efectos de determinar la competencia para la aprobación del proyecto". Vamos, que por justificar -según estas señorías- se puede justificar cualquier cosa y quedarse uno más ancho que largo, como le ocurrió a ese juez de Güímar (de cuyo nombre prefiero ni acordarme) que sin cortarse un pelo puso negro sobre blanco que una línea de alta tensión no puede considerarse como una infraestructura y que, por tanto, si el responsable la deja pudrir y cae sobre una carretera y mata a alguien no hay delito ni hay nada de nada. Que es un suponer, porque en el caso de la tormenta Delta no hubo muertos afortunadamente, pero a los efectos de atenerse a lo que dice el Código Penal al respecto el asunto no variaría mucho la calificación penal.
Pero los señores magistrados ponentes del TSJC van mucho más lejos y consideran que el informe pericial que alerta sobre el régimen de vientos en la zona, y por ende la escasa operatividad de ese puerto buena parte de los días del año, es como una especie de machangada que se puede pasar por alto porque también hay que hacerle caso a los ingenieros que plantearon la viabilidad de ese proyecto por expreso encargo del que les pagó para que informaran sólo en ese sentido, que con pasta en la mano yo les consigo a éstos 40 informes técnicos diciendo que eso es un disparate entre otras cosas porque eso lo ve hasta el más tonto el pueblo. Basta con darse una vuelta por allí durante todo el verano o estas últimas semanas donde, aún reinando una calma chicha en las dársenas de Santa Cruz, en la costa de Granadilla había que sujetarse bien al suelo para que no te llevara el vendaval.
Imagínense que en la propia sentencia, en la que desestiman el recurso de ATAN, sus señorías plantean "que cualquier lugar de la costa situado entra la Punta de El Porís y la Punta de La Rasca no es el ideal para la construcción de un puerto de envergadura, por el régimen de vientos y mareas" o que "la prueba pericial de un capitán de la marina mercante es inidónea para demostrar que el puerto es inviable" porque sus opiniones (basadas en datos técnicos fácilmente contrastables) "son respetables y sugieren muchas reflexiones, pero no alcanzan a desautorizar el parecer de los ingenieros que han diseñado el puerto y que avalan la operatividad del mismo". Vamos, como para mear y no echar ni gota.
Y eso por no entrar a valorar la parte novelada de la sentencia donde se habla de trasplantes de sebadales que ya han sido descartados técnicamente por disparatados, transvases de arena de los que ya nadie habla por absurdos e inviables y demás motos que han sabido vender debidamente los que llevan años empeñados en justificar lo injustificable. Comenzando por los propios datos en los que se basó ese criminal proyecto según los cuales a estas alturas ya estaría colapsado el puerto de Santa Cruz, una de las mejores radas del Atlántico, y que hoy en día no debe alcanzar ni el 50% después de las últimas ampliaciones que también se presentaron en su día como inviables para justificar lo injustificable. Pero con este ganado, a todos los niveles, tenemos que intentar seguir arando por mucho que el asunto nos parezca del género de lo incalificable. No queda otra, está claro que Paulino Rivero dijo en su momento que 'removería cualquier obstáculo para la construcción del Puerto de Granadilla' y vaya si ha removido el tipo, como un puerco en el dornajo cuado le dejábamos caer el cubo con los desperdicios.
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