René Behoteguy Chávez* / Artículo de opinión.- La deriva del mal llamado sindicalismo mayoritario es cada vez más lamentable. Son ya muchos años de retrocesos, negociaciones a la baja y espíritu desmovilizador que, desde el sindicalismo alternativo, venimos denunciando y tratando de hacer evidente ante los ojos de un importante sector de la clase trabajadora que, sea por la inercia de los años, la tradición de los años de lucha contra el franquismo o, finalmente, porque ofrecen cursos gratuitos para el carnet de conducir, siguen alimentando estructuras sindicales que hace tiempo que han abandonado cualquier discurso de clase, que funcionan como corporaciones paraestatales y que en cuanto pueden ponen por encima los privilegios de sus cúpulas sobre los intereses de una clase trabajadora denostada, castigada y en franco retroceso en cuanto a sus derechos sociales y laborales.
Pero lo que CCOO y UGT están pactando en estos días con la CEOE y que trasladarán al gobierno del PP, es quizá la traición definitiva. Porque es difícil de comprender que un sindicato se jacte como están haciendo estos señores de rebajar (a propuesta de ellos) el salario real de los trabajadores; porque un miserable 0,5% de aumento salarial, comparado con la tendencia inflacionaria que sitúa el alza del IPC por encima del 2%, en la práctica es no ya una congelación sino una rebaja salarial que afectará en primer lugar el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras, pero, además tendrá un efecto en el consumo de las familias que restringirá aún más la economía ahondando la crisis.
Si sumamos a esto el entusiasmo con que estos señores burócratas sindicales han aceptado que la patronal, con la excusa de la crisis, pueda descolgarse unilateralmente de los convenios y endurecer las condiciones de trabajo en las empresas, además de situar la negociación colectiva a nivel de empresa, debilitando la unidad de la clase trabajadora para enfrentar la prepotencia de los patrones y dejándolos a merced de un mercado laboral en el que las escandalosas tasas de paro permiten al empresariado imponer las condiciones que deseen a currantes cada vez más atemorizados y que se aferran al trabajo con uñas y dientes ante la evidencia de que conseguir otro será cada vez más difícil.
Queda en absoluta evidencia que aquellas voces que nos pedían “unidad sindical” o que clamaban por participar de manera “critica” en los sindicatos del poder, desde la buena fe aunque, y es importante decirlo, desde una absoluta ingenuidad, se podrán dar cuenta ahora que los que veníamos advirtiendo que de este lado de la barda, teníamos en CCOO y UGT a los lobos disfrazados de cordero, llevábamos razón. Y que ahora que han decidido quitarse la piel y lanzarse sin pudor alguno a los brazos de la patronal y el gobierno del PP , comprenderán que la movilización de la clase trabajadora que, hoy en día es más necesaria que nunca, no puede contar con ellos.
En el fondo tal vez sea lo mejor, que se les hayan caído definitivamente las caretas y que hayan decidido bailar al ritmo que el dios del libre mercado y su sacerdote Rajoy les marque, aunque aún les queden resabios esquizoides como plantear una concentración contra la subida de las pensiones en tan solo el 1%, a la vez que firman el 0,5% de aumento salarial. Por mínima coherencia los mismos delegados sindicales de CCOO y UGT que se movilizan contra esta miserable subida en las pensiones, tendrían que concentrarse en la puerta de sus sedes sindicales para protestar por lo que su cúpula está firmando.
Por eso afirmo que tal vez sea lo mejor que la clase trabajadora, y en particular los trabajadores y trabajadoras de Canarias sepamos con que fuerza contamos. Esta es la nación más vapuleada por estas medidas, si consideramos que aquí las diferencias entre la cesta de la compra y los salario son las más altas en todo el Estado, porque en momentos en que lo único que nos queda es plantar cara y pelear por los derechos sociales y laborales que han costado sudor y sangre en la calle y con la movilización constante. Es bueno saber quien está de nuestro lado en verdad y como no, quienes son los enemigos de clase y sus sirvientes sean estos políticos con gaviotas en la cabeza o de los que ensucian con su traición las palabras “trabajadores” y “obreras” que mantienen en sus siglas pero que han desterrado de sus prioridades hace mucho tiempo.
* René Behoteguy Chávez
(miembro del colectivo de inmigrantes de Intersindical Canaria)
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