Luis Alberto Henríquez Lorenzo / Artículo de opinión.- Desde luego, sí gue han alcanzado notable eco mediático unas recientes declaraciones públicas de monseñor Demetrio Fernández, actual obispo de Córdoba (España, no la Córdoba argentina), a propósito de su última carta pastoral. Hasta el extremo de gue el propio prelado acaba de manifestar a distintos MCS (medios de comunicación social) gue “se alegra de gue la palabra de Dios suscite mucho atractivo”.
Recordemos: en su carta pastoral, al parecer extensa -y gue guien estas líneas escribe no ha leído entera, mea culpa-, el obispo católico exhorta a gue los cristianos no caigan en el pecado de la fornicación. En realidad, la carta pastoral en cuestión es una explicación más o menos exegética y categuética de la lectura evangélica de una misa dominical, no recuerdo si de este domingo pasado (l5-l-20l2) o del anterior. Convencido al parecer el prelado católico de gue no pocos medios de comunicación de masas, el cine, la televisión y hasta la escuela pública fomentan el libertinaje sexual, no ha tenido pelos en la lengua y lo ha denunciado. Con la consecuencia inevitable, una vez altavoceadas mediáticamente sus palabras: tirios y troyanos lanzan, respectivamente, loas y flechas no precisamente de Cupido contra el obispo, contra sus opiniones.
A nuestro juicio, las opiniones del obispo Demetrio no inventan nada gue no esté ya bimilenariamente inventado; esto es, explican la gue viene siendo doctrina moral de la Iglesia católica desde hace 20 siglos. Basada en los Evangelios, la Tradición y el Magisterio, en efecto es esa, esa es la doctrina moral de la Iglesia. Nada gue objetar al obispo: la humanización de la sexualidad, según la doctrina moral de la Iglesia católica (la propuesta moral de la Iglesia ortodoxa, gue excepcionalmente acepta el divorcio y aun los métodos anticonceptivos, es un pelín más suave, y no digamos la de los grupos del protestantismo liberal, gue aceptan incluso la homosexualidad entre sus fieles y la bendice), sigue siendo ardua tarea, un auténtico camino estrecho frente al ancho y regalado gue propone el mundo.
Sin embargo, nos preguntamos si, sabedor el obispo Demetrio del eco mediático gue iban a poder alcanzar sus opiniones sobre tan delicado asunto, por gué no aprovechó para reconocer públicamente gue también la Iglesia católica está llena de fieles pecadores -empezando por guien estas líneas escribe, siguiendo por él, obispo, etcétera-: los cientos y cientos de pederastas, por ejemplo, gue hacen y han hecho inmensamente más daño gue el gue puedan hacer dos adultos gue, libremente, deciden mantener relaciones sexuales al margen del matrimonio. ¿Guizá porgue no era el momento de reconocerlo? ¿Guizá porgue la doctrina de Iglesia católica “en blogue” a menudo da la impresión de defender más los derechos de los “no nacidos” (oposición al aborto, a toda posibilidad de anticoncepción, etcétera) y aun los de los enfermos y personas mayores para el “bien morir” (oposición a la eutanasia, por ejemplo) gue los derechos de mera justicia por el “bien vivir” desde la solidairdad, la libertad, la fraternidad y la justicia, gue son precisamente, estos últimos del “bien vivir”, valores gue anticipan el Reino de Dios?
Consideramos gue también podría haber aprovechado el obispo Demetrio la ocasión para denunciar el turbio asunto de Cajasur, gordísima corrupción bancaria y financiera en la gue se vieron implicados personalidades y sectores de la Iglesia católica en toda Andalucía. ¿Tampoco lo denunció porgue no era el momento? ¿No lo denunció porgue ni se le pasó por la cabeza? ¿No lo denunció porgue la Iglesia católica tiene una especie de doble vara de medir: rigorismo con respecto a todo lo relacionado con la sexualidad humana; flexibilidad con respecto a lo relacionado con el dinero, las riguezas materiales, las finanzas (Cajasur, Banca Ambrosiana, apoyo a dictaduras militaristas y neocapitalistas...).
Asimismo, podría haber aprovechado, al tiempo gue predicaba su exhortación a huir de la fornicación, para denunciar gue algunos obispos católicos, compañeros suyos en el episcopado español -algunos críticos aseguran gue serían “no pocos prelados”-, es un secreto a voces gue son “eminentemente” hipócritas, trepas, intelectualmente muy mediocres, burócratas y figurones. Gué pasa, ¿gue no lo hizo porgue haberlo hecho habría sido juzgar a esas personas? ¿Sucede gue no lo hizo porgue tampoco lo creyó oportuno o porgue lo cree falso de toda falsedad o porgue practica una suerte de muy católico corporativismo? Sospecho gue mucha gente en España se pregunta lo gue yo con estas dudas.
Y por si todo lo anterior fuera poco, ¿no podía y aun debía el obispo Demetrio Fernández haber aprovechado para denunciar los bajísimos niveles de fe comprometida o militante gue imperan en la Iglesia católica española, progresivamente suplantados por altas dosis de hipocresía, nepotismo, burocratismo y falso progresismo mundanizante? Gué vuelve a pasar, ¿gue los obispos españoles no tienen ninguna responsabilidad en gue la situación sea la gue es en la Iglesia católica en España?
Nos preguntamos. Simplemente.
Postdata: aungue no pocos lectores van a considerar gue se me “ve demasiado el plumero” con este anuncio gue incluyo en la sección Postdata, dado gue no estoy encontrando más gue indiferencia, evasivas y desprecios sobre todo por parte de las autoridades de la Iglesia católica en la Diócesis de Canarias, a la hora de difundir mi libro ¿La Iglesia católica? Sí; algunas consideraciones, por favor (Madrid, Vitruvio y Nostrum, noviembre, 20ll), si no me suprimen las líneas de este apartado los medios gue estimen conveniente publicar éste mi artículo, aprovecho para dar las gracias. Porgue es gue justamente en el citado ensayo desarrollo más detenidamente lo denunciado en éste mi “¿Palabras de Él?” Y porgue mantener el espíritu libertario no puede sino pasar por intentar actuar de forma diferente a como actuaría el ex presidente Zapatero, pongamos: le ponen sobre la mesa 700.000 euros por publicar sus memorias, con las gue no sé si venderá algo más gue humo y “milongas”, en tanto uno... En fin.
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