Neoliberalismo / Yo me tiro al monte.- Dicen que la crisis se ha desatado por "falta de control". Una especie de liberalismo enloquecido que ha terminado por llevar a los países a la ruina. No obstante, la custodia ha sido permanente, y tanto los bancos centrales como los señores de las finanzas y otros organismos han sabido en todo momento lo que hacían, cómo debían hacerlo y dónde.
La operación tiene su clave, efectivamente, en ir retirando la capacidad de administración de las naciones- estado en beneficio propio, algo que no podría plantearse de no aparecer circunstancias extraordinarias, como pueden serlo las guerras, las epidemias ficticias, el terrorismo, o las burbujas de diferente catadura. Como resulta que todo eso es incontrolable, debemos ceder la soberanía a esos que dicen saberlo manejar, cosa que por otra parte es cierta, dado que son ellos mismos quienes previamente han desatado el ciclón con auténtica precisión matemática.
Si hubiera sido de otra forma, es decir, si nos hallásemos frente un caos financiero, económico y social genuino, lo más lógico sería ver que los que más tienen son los que más pierden. Pero ya sabemos que no sólo no es así, sino que siguen ganando cada vez más. De ahí que, esto que sus medios llaman crisis, en realidad no sea sino un atraco en una multiplicidad de ámbitos que va aumentando día tras día.
¿Hay, finalmente, algún mercado sin control? De ser así, ¿cómo se comportan las leyes de la oferta y la demanda? En un sistema en el que el BCE o la Reserva Federal se encargan de fijar hasta el precio del dinero que ellos mismos imprimen, hay un margen bajo el paraguas de la cruzada prohibicionista que tuvo su origen a principios del s. XX, y que ha permanecido por resultar de extraordinaria utilidad para la financiación de guerras encubiertas, inflación de burbujas, y por la constante disponibilidad de billetes fresquitos para sobornar aquí y allá.
Leyendo y releyendo la gran obra Historia general de las drogas, de Antonio Escohotado (una de las mentes más lúcidas de las últimas décadas a nivel global), nos topamos con algunos datos que hablan por sí solos. Por ejemplo, que el gramo de cocaína podía obtenerse en las farmacias del franquismo por el precio equivalente a un kilo de arroz, con una pureza del 100%. Aunque en los EEUU, por ejemplo, los antiguos capos del alcohol y el juego ya habían establecido a esas alturas una red de venta en el mercado negro que manejaban, en España ese mercado estaba ocupado por distintas necesidades y regido por otras prohibiciones.
Pero viajemos en el tiempo hasta el año 1995, cuando un paquete de tabaco nos costaba 200 pesetas. Fue la década de la explosión de las drogas de diseño, época en la que apareció una gran oferta de variantes sintéticas de la LSD, MDMA, mescalinas, y en las farmacias los barbitúricos habían cedido su puesto a las actuales benzodiazepinas, más seguras y de acción mejor definida.
El precio de la pastilla de MDMA, o éxtasis, oscilaba entre las 2.000 y las 2.500 pesetas, o sea, 10 veces el paquete de cigarrillos. El gramo de cocaína andaba entre las 7.500 y las 10.000, y el de hachís a unas 400. Escohotado aparecía en las TV intentando razonar sobre la inutilidad de la prohibición y sus peligros mientras los veinteañeros se ponían hasta el tranchete en las discotecas bailando un techno primitivo e incipiente.
Hoy pasan cosas parecidas, pero los precios, sorprendentemente, han cambiado, y mucho. Además del aumento imparable de puntos de venta y opciones de calidad, no es difícil conseguir esa misma pastilla a un precio que ronda entre los 4 y los 7 euros. Justo como el tabaco, a lo sumo el doble. Con la cocaína nos moveríamos entre los 50 y los 60 (el mismo precio que hace 15 años, aunque la pureza, en este caso, ha ido degradándose), y el hachís no les andaría a la zaga, pues por el mismo precio que hace dos décadas podemos obtener el de mejor calidad.
Esto es libre mercado real. A mayor demanda, mayor oferta, más variedad de calidades y bajada estrepitosa de precios: la MDMA, teniendo en cuenta los datos, ha disminuido un 90% su precio de venta en la calle, mientras que la cocaína lo ha hecho en un 60% y el hachís, alrededor de un 50%. Si el precio medio de una copa ha aumentado alrededor del 250%, sale más barato ponerse de cualquier droga que tomarse una en algún local con música, que además, casi con total seguridad, será de garrafa.
Muchas veces lo hemos dicho en este blog. No es liberalismo, ni existe un mercado libre, ni nada que se le parezca. Tanto los precios, como las burbujas, como la compraventa de los servicios públicos están cuidadosamente estudiadas. Es, en resumidas cuentas, crear un problema para ofrecer la solución, lo mismo que las gripes y sus vacunas, el terrorismo y su seguridad, la prohibición de las drogas y la cura de sus sociópatas, las guerras y su paz. Otra manera de extender el control y permanecer en lo alto de la pirámide.
Finge que no está pasando
----
Fuente: http://yometiroalmonte.blogspot.com/2011/12/mercado-negro-libre-mercado.html
NO MÁS MIERDA NEGRA Y NO A LA GENERALIZACIÓN DE LA MIERDA
Resulta patético que centros turísticos que en la antigüedad eran un modelo de divertimento y un ejemplo de actividades turísticas, se hayan convertido en la "mierda" que ahora son. Refiero por ejemplo a un pueblo de pescadores y hostelería como Las Galletas, en el sur de Tenerife, pueblo anexo a Ten Bel, villa que ha decaído lo nunca soñado en los últimos años -quizás en contacto con otro barrio marginal del sur de Tenerife, El Fraile, nombre excesivamente religioso para alguna calaña que por allí pulula-. El efecto de los traficantes de drogas como el cannabis,el LSD o la cocaína-mayormente- ha depauperado estos antiguos resorts vacacionales , amén del deterioro de una instalaciones inicialmente concebidas para la causa turística y que ahora se malvenden en mal estado a individuos privados, o en mucho caso se alquilan baratas a calaña tamaña que campa a sus anchas: refiero expresidiarios isleños, argelinos, marroquíes... así como a potenciales clientes. Este fenómeno , con matices, también se da en otras partes de la isla en diverso grado. Ha afectado a muchos hijos de padres de la zona y otras no mentadas que han intentado meterse el cielo en la cabeza, en vida, a modo de divertimento, y ello ha acabado en catarsis personal.
Lo anteriormente expuesto en las líneas más nórdicas, de lo que tengo conocimiento por diversos motivos -vivenciales,escolares,periodísticos-; no hace falta sino revisar la casuística de sucesos de prensa de la zona para comprobarlo. Tráfico de estupefacientes, asesinatos , detenciones, redadas, violaciones... Aún así es insuficiente el control sobre esta población que consume y vende,refiero los clientes y los camellos, mierda. Y digo mierda porque gentes que saben han analizado cocaínas de un 30%, lo cual implica un resto de 70 % acompañantes aún más nocivos que la propia coca. Bendigo al cocalero boliviano que, de vez en cuando, se mete o mastica su propia hoja pura y suple así una serie de carencias. Pero en occidente el mercado negro lo que ha hecho es hacer accesible un universo ruinoso a muchos jóvenes inspirados en el modelo holandés. Les han vendido porquería más barata o de poca calidad y han caído en el trip facilón del esperpento lisérgico, o en la cocalización mas burda de esos baños siniestros que las noche tapa entre sonrisas grotescas.
Legalizarlo sustuiría, inicialmente, al mercado negro, pero incitaría a un consumo de sensaciones desmesuradas que una sociedad no puede controlar en masa, porque es analfabeta en el grueso. No todos tienen la cultura del profesor Escohotado.
Publicado por: Ventmart | 20/12/2011 en 02:13 p.m.