Francisco González Tejera * / Artículo de opinión.- Los recortes en la sanidad canaria y en el resto del estado español tienen el claro objetivo de privatizar este servicio, suponen un descarado acuerdo político para desprestigiar la sanidad pública, logrando que el conjunto de la ciudadanía piense que lo mejor es la sanidad privada. Estas decisiones suelen beneficiar las cuentas corrientes de ciertos personajes, que normalmente reciben prebendas económicas de las empresas sanitarias que especulan con la salud, la calidad de vida y las enfermedades de la población.
Estos prebostes del neoliberalismo que supuestamente nos representan en la administración pública nos lanzan el discurso de “los tiempos de crisis”, con la vergonzosa estrategia de recortar, despedir personal y disminuir la calidad de un servicio que es un derecho humano fundamental. De esta forma nos encontramos con las mentiras de parte de la llamada clase política, cuyo único objetivo es pasar todo lo público a las sucias manos privadas de sus amigos y compinches, convirtiendo la sanidad en un lucrativo negocio para beneficio de empresarios sanitarios. Privatizar la sanidad significa aumentar de forma vergonzosa los costes administrativos, generando una enorme perdida de fondos públicos absolutamente injustificables, ya que genera una gran cantidad de trabajo en la administración destinado a cobrar a los pacientes. El sector privado provee unos servicios de salud de los cuales obtiene grandes beneficios a través del subsidio que recibe del estado, creando un doble gasto para la ciudadanía que tendremos que pagar a través de los impuestos y luego a la mutua o al servicio sanitario privado. Esto supondrá la ruina de la gente humilde del estado español: personas mayores, desempleadas o en trabajos precarios que tendrán menos salud y mayores índices de mortalidad.
La sanidad pública ha demostrado ser siempre de mayor calidad que la privada y no genera desigualdades ni destrucción de la cohesión social. En los Estados Unidos, la principal potencia económica del planeta, se margina a gran parte de su población, dejando en la estacada a quienes no tienen el dinero suficiente para un seguro privado. En cambio en la Cuba socialista se está en la vanguardia de la atención y la investigación médica mundial, disponiendo de un sistema general público que compensa con enorme profesionalidad la escasez de recursos generada por el bloqueo económico del imperio. Cualquiera tiene acceso a la sanidad con independencia de su nivel de renta sin exigirle nada, teniendo derecho simplemente por ser [email protected] de este gran país que tiene una cobertura sanitaria del 100%.
Por el contrario en los Estados Unidos un 16,4% del total de la población no tiene atención sanitaria y un 38,9% de los hispanos tampoco, dándose el caso de que las personas con ingresos inferiores a 36.000 dólares o el 20,2% de los negros no hispanos sufren la vulneración de este derecho universal. Esto demuestra que por muy rico que sea un país si la sanidad está privatizada repercute en que un mayor porcentaje de la población cuando enferme no tendrá asistencia de ningún tipo. Si esto pasa en el imperio gringo como será en el estado español cuando el PPSOE privatice del todo la sanidad pública, entregándola a siniestras empresas que especulan y se enriquecen a costa de nuestra salud.
Hay datos reveladores como el número de médicos por cada 10.000 habitantes en Cuba que es de 64, mientras en los Estados Unidos es de 31, más del doble en el caimán verde. Por otro lado, el número de camas por cada 10.000 habitantes en Cuba es de 60 y en el imperio del capitalismo no llega a las 31, casi justo la mitad.
Esto sucede porque una gran parte del gasto sanitario público no se traduce en servicios para la salud sino en rentas para el capital privado, sobre todo para las mutuas y aseguradoras.
Las comparaciones dicen algunos que son odiosas pero el caso es que en los países donde no se ha privatizado la sanidad funciona mucho mejor. Si no se lo creen ahí están los datos de la Organización Mundial de la Salud, que cual flores de esperanza indican que en Cuba los niños no se mueren por desnutrición o por las enfermedades que asolan a la mayoría de países de Latinoamérica, mejorando incluso las cifras de los Estados Unidos donde mueren 7 por cada 1000 niños nacidos y en Cuba solo 5 por cada 1000.
Un medio de comunicación norteamericano sin ninguna sospecha de marxismo como The Independent, afirmó que la actuación de los médicos cubanos en Haití avergonzaba al mundo por su eficacia y solidaridad (Lacan, N. (010): “Los médicos cubanos en Haití hacen sonrojarse al mundo”. Una muestra evidente de una sanidad para toda la ciudadanía, para cualquier persona que la necesite sin tener que pagar un impuesto sanitario a las empresas privadas.
La sanidad debe estar concebida y orientada hacia la satisfacción de las necesidades en el terreno de la salud de toda la población, nunca para el beneficio particular de las grandes corporaciones farmacéuticas, de las compañías de seguros y de otros grandes entramados empresariales, que hacen que el enorme gasto que emplea el estado en financiarlas perjudique a la mayoría de los ciudadanos, alejándolos de una eficiente atención sanitaria para depender de especuladores y empresarios sanitarios sin escrúpulos.
Cuba es un ejemplo de política sanitaria para todo el pueblo sin excepciones y demuestra que la sanidad pública jamás debe ser privatizada. Su luz debe guiarnos para que los que perseveran en manipular la realidad de la sanidad para imponer lo privado sobre lo público se queden sin argumentos, para evitar que quienes nos gobiernan siguiendo las directrices de la banca, obtengan su siniestro objetivo de quedarse con el suculento mercado de los servicios de salud.
Francisco González Tejera
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http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com/2011/11/la-mafiosa-privatizacion-de-la-sanidad.html
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