Por estos días, en que sin cesar se habla en el mundo del respeto a los derechos humanos, a una pequeña isla del Mar Caribe se le pretende rendir por hambre y enfermedades. El bloqueo económico, comercial y financiero, que durante sucesivas administraciones de Estados Unidos mantienen contra Cuba constituye una flagrante violación de los derechos humanos de todo un pueblo, empeñado en construir con luz propia un proyecto emancipador y solidario.
Este 25 de octubre, la Asamblea General de Naciones Unidas debatió, por vigésima vez consecutiva, la necesidad de poner fin a ese cerco económico contra la nación cubana y la comunidad internacional en pleno demostró fehacientemente el aislamiento de Washington en su política genocida contra la isla, con 186 votos a favor, tres abstenciones y los dos ridículos votos de EE.UU e Israel, a favor de esa agresión contra Cuba.
El bloqueo es hoy, sin lugar a dudas, el máximo obstáculo al desarrollo que enfrenta nuestro país, no solo por constituir una medida coercitiva, sino por el carácter extraterritorial de un entramado de leyes que cercenan el derecho humano de Cuba a comerciar libremente sus bienes y servicios, como ocurre con el resto de las naciones del mundo.
Las medidas del Presidente norteamericano Barack Obama sobre viajes y remesas de los emigrados cubanos no alteran el complejo de regulaciones y disposiciones que conforman esta política de bloqueo. Además se mantiene la prohibición de viajar a Cuba a los ciudadanos de Estados Unidos, salvo excepciones muy limitadas y bajo estrictas regulaciones.
Como consecuencia de la estricta y feroz aplicación de esas leyes y otras disposiciones normativas Cuba continúa sin poder exportar e importar libremente productos hacia o desde los Estados Unidos. Tampoco puede utilizar el dólar estadounidense en sus transacciones financieras internacionales o tener cuentas en esa moneda en bancos de terceros países.
Como se conoce, el bloqueo viola el derecho internacional, es contrario a los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas y constituye una transgresión al derecho a la paz, el desarrollo y la seguridad de un estado soberano como Cuba.
Sin embargo, tanta crueldad no ha podido detener la vocación humanista, solidaria e internacionalista de la Revolución cubana. Este martes 25 de octubre, la comunidad internacional ratificó por vigésima ocasión su rechazo a esa política inmoral. El bloqueo debe ser levantado ya, de manera incondicional.
Embajada de Cuba en España
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