Es el Gran Hermano al revés: los ciudadanos desenfundan sus teléfonos, graban a las autoridades y luego lo cuelgan en Internet. Los videos de supuestos excesos policiales contra manifestantes laicos en la visita del Papa a Madrid, no sólo han derivado en una investigación sino que han puesto el ojo de las redes sociales sobre un trabajo complejo.
Para los agentes es una cacería de brujas, para los afectados un freno al abuso.
"Es parte del fenómeno Web 2.0. La información ha estado controlada por quienes controlan los canales. ¿Qué ha pasado? La gente ahora tiene la posibilidad de producir y distribuir información.
"Una de las funciones de la comunicación es vigilar el entorno, todo el mundo está vigilando. En ese sentido la policía está mal acostumbrada", comenta a BBC Mundo Miguel Sobrino Blanco, director del Doctorado de Comunicación, Cambio Social y Desarrollo de la Universidad Complutense de Madrid.
En uno de los vídeos se ve cómo un agente, sin causa aparente, golpea a una joven en la cabeza y acto seguido un compañero le da un porrazo a un fotógrafo. Asimismo en otra grabación un policía golpea varias veces a un hombre que lleva una bicicleta a pesar de que éste no se muestra agresivo.
Esto con Franco también pasaba
Esto con Franco también pasaba: el 18 de Agosto de 2011 mientras los ultracatólicos se mofaban y aplaudían en la plaza de Sol al grito de "Viva Cristo Rey", la policía nacional por orden del gobierno socialista y petición del PP (PPSOE) apaleaba salvajemente a personas que estaban concentradas pacíficamente en la plaza en protesta por la violenta carga del día anterior.
La policía nacional apaleó a quien no llevase distintivos integristas católicos. Varios periodistas han denunciado agresiones de las fuerzas de seguridad propias de un régimen integrista religioso contra los ciudadanos. La actitud chulesca y violenta de los policías en la calle solo es posible sabiendo que actuan con total impunidad. ¿Qué se atreverán entonces a hacer dentro de las comisarías y en los calabozos? Varias organizaciones internacionales han denunciado en multitud de ocasiones los tratos vejatorios, torturas, y palizas, de la policía española a los detenidos.
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