Marco Lojo / Artículo de opinión.- !Buenas! Me parece de las declaraciones más sectarias y menos con los pies en el suelo que he leído hace tiempo. Está bien semejante declaración si la realidad fuese otra: si hubiesen miles de trabajadores y trabajadoras en la calle, aquí y en el Estado español, defendiendo desde posiciones de clase una política en defensa del trabajo, convocado desde las asambleas de trabajadores y trabajadoras.
Pero me parece a mi que, antes del movimiento 15.M, la realidad era muy distinta: pese a la buena voluntad de los grupos, sindicatos y partidos de izquierda combativa o independentista (recordar, por ejemplo, la marcha realizada por los barrios de trabajadores, que partió desde Ofra y desembocó en el Parque de La Granja por febrero o marzo-no recuerdo la fecha exacta-), las sucesivas convocatorias que han tenido lugar han sido, las más de las veces, un llamamiento en el desierto. El "paseo" que significó la huelga general hace escasos meses, que llegó tarde, mal y sin nula actividad por parte de los sindicatos mayoritarios, no desembocó en unas movilizaciones extra-sindicales de una clase trabajadora organizada asamblearia y autónomamente como tal, ni en un traspaso de trabajadores y trabajadores a sindicatos más a la izquierda como FSOC o CGT (por nombrar solo 2): fue, igualmente, un desánimo y un descreimiento por parte de la clase trabajadora (la poca que queda en un Estado de cinco millones de desempleados), que quedó en el más absoluto de los desánimos. No existía, al menos a mi juicio, elementos que pudiesen dar lugar a pensar en una próxima revolución de la clase trabajadora en el Estado español por una emancipación hacia una sociedad socialista.
En cambio, creo que la situación en el estado de las "masas", por usar el lenguaje marxiano más clásico, era la siguiente: tras una serie de derrotas históricas y retrocesos de derechos laborales y sociales (ERE´s masivos en todos los ramos, sobre todo los mejor remunerados, fin de ayudas por hijo a cargo y ayudas a la ley de dependencia, paro sin remuneración para cientos de miles de autónomos y "falsos autónomos"-personas que ejercen su actividad profesional habitual bajo un mismo patrón, pero que por coacción de éste, se vincula con un contrato mercantil-, bajada salarial a empleados públicos, etc.) la clase trabajadora en el estado español cae en las garras del desempleo con una total desconfianza hacia unos sindicatos mayoritarios que los ha vendido, cayendo en el descrédito los sindicatos en su conjunto -sin distinción, toda vez, además, que, como ya anunciaba la CGT en sus folletos hace años, la temporalidad contractual y el surgimiento de las ETTs impedía una actividad de defensa laboral eficiente. Por otro lado, el mapa político post-franquista y colonial en el que se vive hace que dos fuerzas políticas (en Canarias, se suma Coalición Canaria) monopolicen el voto: unos, por un lado, recortando derechos sociales y haciendo reformas para el gran capital (PSOE), y luego otro, empapado en escándolos de corrupción tan graves (trama gürtel) que hace que parte de la masa social medianamente consciente responda con asco a sus llamados al cambio "institucional" (y la parte más consciente que, obviamente, no se cree nada de un partido caracterizado por los recortes). En Canarias, Coalición Canaria asqueaba tanto por un aspecto como por el otro, siendo el descrédito en Canarias mucho más grande que en otros lugares del Estado español. Recuérdese, que siquiera cualquier cambio político, en Canarias tiene que superar unas barreras electorales criticadas hasta por la propia UE (que no se caracteriza precisamente por su carácter "democrático").
En este estado de cosas, saltan a la palestra las revoluciones en Túnez y en Egipto (que siguen profundizándose, pero que desaparecen de la palestra de los mass media internacionales), salta el escándalo de "wikileaks", y se le da peso a las llamadas "redes sociales": la supuesta "neutralidad" de la convocatoria, con algunos aspectos programáticos sumamente atractivos para la izquierda transformadora (nacionalización de la banca, nulidad de despidos a empresas con beneficios, etc.) hace que tenga cierto éxito toda una población que no se ubica bajo determinadas siglas, pero cuyo estado de desánimo y pauperización de condiciones, unido a un estado de desconfianza a la democracia burguesa y a las instituciones capitalistas -banca, multinacionales, etc- salga a la calle e, incluso, tomen posiciones y acampen en plazas públicas, con relativo éxito y con despiertas simpatías de parte de la población. El partido de la derecha, como los socioliberales (y aqui coalición canaria), se desmarcan de los sujetos, con declaraciones infames y difamatorias de todo el movimiento, pugnando en el caso de la ultraderecha española por la fascistización del Estado ("aplicar la ley y desalojarlos").
Obviamente, dentro de todo este movimiento, las siglas DRY, 15-M, han tenido a toda una serie de individuos que han quierod hacer "de río revuelto, ganancia de pescadores": gente que se a auto-adjudicado el papel de "portavoces" con una intencionalidad clara y grave de protagonismo, para un cambio institucional favorable a la derecha, a la banca, etc: pero la gente de izquierda presente a las acampadas, e incluso la propia gente que ha profundizado en sus condiciones, ha tenido el valor de denunciarlos, de señalarlos, etc. El aprendizaje político además, varía según la composición social de las acampadas, el peso de las organizaciones de izquierda, etc: baste pensar que mientras apenas acá se han hecho pronunciamientos sobre la corrupción política pugnando por cambios centrados en lo político, en Madrid se llegó a propuestas de confrontación aprobadas por la llamada "Acampada Sol" pidiendo la salida del Estado español de la OTAN y reclamando la memoria histórica (algo que hay que valorar, viendo la cantidad de gente sumada).
Pero sigo creyendo que se desvalora las potencialidades de un movimiento que puede ir mucho más de lo que parece: sobre todo, porque no creo que ni Lenin despreciase a gente en la calle pidiendo la nacionalización de la banca -por lo que respecta a la declaración del PCPE- ni Secundino Delgado desvalorase a una lucha que confronta con las fuerzas objetivamente represivas del Pueblo Canario: los bancos españoles -incluido ahora la privatización de las Cajas de Ahorro-, las multinacionales extranjeras o el Ejército (al menos la manifestación del 19J se gritaron consignas como "gasto militar para educación"), en lo que respecta a una visión estrecha del independentismo.
Hay que pensar que, pese a la supuesta "recolonización" (toda vez que existen independnetistas de honrosa trayectoria dentro de las Acampadas), el número 2 de Tilelli (órgano de expresión de la acampada de la plaza de Candelaria), cuyo título es "el pueblo canario sale a la calle", tiene todo un desglose sobre la corrupción en Tenerife: y eso es gracias al independentismo que confronta dentro de las acampadas. ¿Prefieren trabajar con El Día, que por un lado publicita las declaraciones de Concepción y por otro, pide a la Armada española que libere Canarias de tanto cayuco lleno de inmigrantes? Las declaraciones de compañeras y compañeros que trabajan dentro del 15-M, versan más bien sobre lo despacio del trabajo, la necesidad de dar debate y la posibilidad de recepción de propuestas con las reglas de debate que se han adjudicado, pero no de la imposibilidad de ahondar, cada vez más, en toda una serie de políticas en Canarias.
Decía Lenin hablando de los comunistas, que no era lógico estar en "sindicatos de izquierda" sino confrontar con los burócratas sindicales en los sindicatos mayoritarios de la clase trabajadora para poder ganársela: en ese sentido, la opción crítica de participación en el movimiento con las reservas y las críticas y denuncias a los elementos reaccionarios, parece ser que es mucho más difícil, pero es la que anunciaba Lenin como la única viable para la liberación social (con esto, entiéndase que no afirmo una necesidad de entrar en CCOO-UGT, sino de entrar en el 15-M para hacer política).
Marco Lojo
Comentarios