David Delgado / Artículo de opinión.- La clase obrera y la pequeña burguesía estamos pagando la crisis internacional del imperialismo desde hace ya aproximadamente cuatro años, contrarreforma tras contrarreforma, recorte tras recorte, más un montón de medidas antipopulares que nos han impuesto. Y como era más que previsible en una economía como la canaria, con su modelo improductivo, legalmente corrupto y enormemente dependiente, la gran recesión imperialista nos ha sacudido con especial virulencia trayendo consigo las dramáticas consecuencias socio-económicas que todos conocemos.
Mientras todo esto ha ido sucediendo, diversas organizaciones del Movimiento Político-Sindical Anticapitalista canario, que representan (o al menos aspiran a ello) a estos sectores de la sociedad antes mencionados, han lanzado propuestas (1) sobre la necesidad histórica de articular una organización unitaria y popular, superadora de las debilidades y de las divisiones que caracterizan al movimiento, para así dar una respuesta organizada a las agresiones gubernamentales cada vez más beligerantes que se perpetran contra el pueblo trabajador y que emanan de los intereses de la gran burguesía mundial, coreadas a través de sus instituciones imperialistas internacionales (FMI, Banco Mundial, Unión Europea, OCDE, etc.). Sin embargo, todos esos llamamientos han constituido un sonoro fracaso por diferentes razones.
Además de no llegar a ninguna parte con esas propuestas, que en muchos casos no han sido tomadas en serio ni por sus propios promotores (no hablemos ya de los "invitados" a quienes se les emplazó a sumarse al proyecto, si es que se llegó a invitar formalmente a alguien), durante estos largos y duros años, los vicios, defectos y limitaciones de las direcciones de estos partidos y sindicatos, han permanecido más allá de ciertos aspavientos y declaraciones bienintencionadas.
Bien es cierto que a causa de la situación de crisis extrema del sistema, de los incesantes ataques de la clase dominante, del aislamiento del movimiento, y de la influencia de los grupos que han defendido las ideas más avanzadas y convenientes para la acción política, hemos experimentado fenómenos que hace años eran inimaginables y algunos cambios de actitud necesarios, aunque visiblemente torpes, insuficientes y delimitados. Todo esto debería madurar en el futuro, y las condiciones objetivas apuntan a que necesariamente tendrá que ser así, pero es evidente que esto puede suceder de diferentes maneras, con distintos ritmos y con mayor o menor éxito, y la obligación de todos los sujetos activos es favorecer que el proceso sea lo más exitoso y rápido, sobre todo teniendo en cuenta la que se nos viene encima y el crecimiento de la agitación social.
¿Qué pasa en el movimiento político y sindical canario? ¿Qué le pasa al movimiento comunista, a las organizaciones anticapitalistas y a los sindicatos que se proclaman de clase?
Es absolutamente imprescindible la autocrítica y la reflexión. Reconocer que se están haciendo mal muchísimas cosas, que se están repitiendo una y otra vez los mismos errores, que no se avanza de forma sensata, y que las perspectivas, no ya de triunfar, sino de evolucionar política y organizativamente, son muy escasas si se continua con la inercia actual.
Algunos terminaron ya de celebrar el figurado triunfo electoral del pasado 22 de mayo, otros estarán mucho tiempo de parranda autoengañándose, completamente ciegos de la realidad, y los demás a lo suyo: quienes insisten en la necesidad de dar un paso hacia adelante con propuestas interesantes predicando en el desierto; otros "trabajando" en su proyecto sectario, estepario y fracasado; algunos convencidos de que lo que toca ahora es involucrarse en el movimiento 15M y olvidarse de partidos, que agotan demasiado y encima, a decir por la experiencia personal de la mayoría, nunca dan sus frutos; los hay que están para encerrarlos con una camisa de fuerza porque piensan que todo va viento en popa y que tampoco hay que ser tan puntilloso; y los hay que gritan que es necesaria la autocrítica, la unidad y un replanteamiento de los hábitos que nos han conducido a esta situación, pero son más intransigentes que el catolicismo, más papistas que el papa, y mientras más se hunde el barco más se aferran a la roca que lo ha hundido.
Afortunadamente hay muchísimos compañeros y compañeras consecuentes, verdaderamente unitarios, críticos y muy capacitados, que son conscientes de todo esto, porque no se puede negar que algo falla cuando vemos en la práctica lo que está sucediendo. Y es que si realmente todos somos unitarios, todos estamos de acuerdo en que tenemos que mejorar nuestro nivel político e ideológico y en romper con el pasado para abrirnos paso hacia nuevos horizontes que nos permitan enfrentarnos en las mejores condiciones al terrible contexto en el que nos encontramos, bien distinto sería el estado en el que se apreciaría al movimiento. Pero no es así. Con lo cual, o hay mucho mentirosillo suelto o mucho inepto que impide que se progrese, y en cualquier caso, lo suyo sería que esa gente fuera desenmascarada o sustituida por otras personas sinceras, honradas y con mayor dedicación al perfeccionamiento personal que posibilite un crecimiento del nivel general. Porque está más que claro, que o todos ponemos de nuestra parte para ser cada día mejores militantes, mejores comunistas, mejores ideólogos y a la vez mejores formadores, o las únicas opciones posibles en el futuro son el estancamiento o un mayor retroceso.
Los militantes de base de las organizaciones comunistas, de los partidos anticapitalistas, y los afiliados a los sindicatos tienen que ser mucho más críticos y exigentes con sus correspondientes direcciones, líderes y representantes. Cambiar la mala costumbre imperante de esperar de brazos cruzados a que se tomen decisiones, de respaldar todas y cada una de ellas de forma acrítica, de no pedir responsabilidades a quienes son incapaces de lograr objetivos y mantienen posturas contradictorias con sus principios, y de llevar una militancia más próxima a la de los religiosos practicantes que a la que corresponde a los miembros de las organizaciones de estas características. Debería ser así siempre, al margen de la coyuntura política y social, pero en los tiempos que corren es más urgente que nunca porque en Canarias, atendiendo a los planes de la oligarquía española, europea, usamericana y al colaboracionismo infame de la burguesía criolla, así como al deterioro progresivo de nuestro territorio, podemos concluir sin caer en exageraciones, que el futuro que nos espera es tan miserable que casi no merecería nada la pena vivir aquí si no fuera porque le vamos a poner remedio a esta situación.
No somos un país continental ni una isla gigante como Australia, somos un Archipiélago con una superficie terrestre reducida que ha sufrido durante mucho tiempo una destrucción de nuestra riqueza ambiental y productiva importantísima. Esto, sumado a la realidad socio-económica a la que hemos hecho mención, que nos sitúa con diferencia a la cola de prácticamente todos los indicadores positivos y a la cabeza de todos los negativos, son motivos más que suficientes para que todos los que amamos a la patria canaria y luchamos por un futuro socialista, recapacitemos y nos indignemos con la desorientación, la apatía y el sectarismo execrable que se contempla en el desorganizado, fragmentado y subdesarrollado Movimiento Político-Sindical Anticapitalista canario.
¿Y qué puede hacer un integrante o simpatizante de estos grupos? Pues ahora mismo, presionar a sus direcciones para que inmediatamente cambien su sectarismo patológico por una política verdaderamente unitaria. Advertir a sus camaradas de la necesidad y la importancia de hacer progresar tanto a esta política, como a la particular de cada organización y sector. Generar debate, posturas críticas, fomentar la autocrítica y pasar del seguidismo terco a la acción militante consciente. Depurar responsabilidades, empujar hacia nuevos horizontes y sacudirse el polvo asfixiante de tantos años de rutina y de fracasos. Exigir que hayan espacios de estudio y de debate. Y muchas cosas más.
Estoy convencido de que al leer esto muchos pensarán automáticamente: “pero si nosotros siempre hemos sido, y lo hemos demostrado, muy unitarios”; “tenemos un montón de debates y hemos hecho temas de formación”; “participamos activamente, de forma muy democrática y muy crítica”; etc. Pues no es así. Eso una completa infamia.
¿Quienes han sido los unitarios que se han puesto en contacto con todas las organizaciones anticapitalistas, antimonopolistas, populares y obreras para remar en la dirección de conformar un canal de discusión que depare en un Frente amplio? ¿Quienes tienen un organismo interno de debate y formación? ¿Quienes han pedido responsabilidades políticas y exigido un cambio en la línea que se está siguiendo y que nos aboca a la ruina? ¿Por qué surge un movimiento como el del 15M, que lanza mensajes agresivos de rechazo a partidos y sindicatos, nos coge a todos en pañales, despistados, hundidos y recluidos, y logran en apenas un mes, éxitos que nosotros hemos sido incapaces de lograr en muchísimos años, como politizar a ciertos sectores de la sociedad y movilizar a amplias capas sociales, cuando nosotros somos muchísimos más que quienes comenzaron en Canarias con este movimiento y tenemos muchísima más experiencia política y sindical?
Es muy sencillo y queda muy bien anunciar públicamente que se van a hacer no se qué comités populares, revolucionarios, unitarios, que se va a trabajar en los barrios, en los pueblos, en los centros de trabajo y en todas partes, de forma organizada contra la crisis, pero está mucho más tirado hacer el ridículo y quedar en evidencia cuando no se constituyen esas asambleas, ni se es revolucionario, ni se está presente en ningún barrio ni pueblo, el carácter unitario se limita a la propia unidad de la organización que efectúa la proposición y a los dos colegas con los que hay confianza, y sólo se va a los alrededores de los lugares de trabajo para pegar carteles electorales y de actos que los trabajadores llevan ignorando toda la vida -curiosa y estúpida costumbre esa donde las haya-.
Un simpatizante, militante o dirigente realmente consciente de la importancia y la necesidad de la unidad, así como de su significado político superior, realmente antisectario, es aquel que demuestra con hechos que está dispuesto a discutir, debatir, aliarse y organizarse con sus semejantes con quienes comparte unos intereses de clase, estratégicos o tácticos comunes, al margen de simpatías, confianzas, prejuicios, justificaciones, voluntades y excusas.
A estas alturas, lo mínimo sería que existiese un espacio de diálogo y una unidad de acción basada en un programa con reivindicaciones básicas cuyos protagonistas sean los comunistas, los sindicatos que denuncian a los pactistas y los grupos de la izquierda anticapitalista (sean independentistas o no). Pero no es así, y esto, además de reflejar la inmadurez y el atraso del movimiento político organizado de Canarias y de nuestro proceso de transformación social y económica, demuestra que somos todos quienes debemos meditar sobre esta cuestión. Y lo más grave de quienes son responsables de que estemos como estamos, es que, siendo unos inútiles incompetentes o unos boicoteadores sectarios que imposibilitan que se avance, son igual de ineficaces con sus propios proyectos.
Y así las cosas, irrumpen los “indignados” en escena y la izquierda anticapitalista ni siquiera se plantea sentarse a analizar que está sucediendo y que acción política se debería emprender. O se permanece como testigo pasivo, o se peca de ultraizquierdismo, o se participa a título personal, o cualquier cosa antes que pararse a pensar que hemos hecho tan mal y cómo podemos revertir la situación. Si pasarse la vida entera militando, dedicando buena parte de su tiempo a una causa política en pos de unos objetivos, fracaso tras fracaso, en la más absoluta marginalidad, y que de repente surja un movimiento como el de los tibiamente denominados indignados, 15M o como se prefiera, no provoca en los miembros más experimentados y veteranos de los partidos una mínima autocrítica y un impulso para reconocer que hay que replantearse unas cuantas cosas, es que tienen un trastorno psicótico como un castillo o no dan para más. Y ya se sabe lo peligroso que es el fenómeno de folie imposée, que acaba generando folie a plusieurs.
Si la contrarreforma laboral, la de las pensiones, la de la negociación colectiva, las medidas de ajuste y los planes de austeridad, el Pacto del Euro, la bancarización de las Cajas de Ahorro, el paro y la pobreza no son motivos más que suficientes para espabilar, no sé que más nos falta.
Sin entrar a valorar, ideológicamente, la naturaleza del movimiento social que se ha originado, que está madurando, se está articulando y, parece ser, se está consolidando de alguna manera, lo que está clarísimo es que implica una ruptura con los años y décadas anteriores en los cuales los sujetos que no pertenecían a ningún partido, sindicato ni organización, o estaban despolitizados, o tenían una actitud pasiva. Cualquiera que asista a cualquier asamblea de las que se celebra en nuestros barrios y pueblos, puede comprobar como cientos de personas están opinando, discutiendo, aportando ideas, aprendiendo y obteniendo éxitos. Esto es un hecho.
He aquí el reto sencillo al que se enfrenta el movimiento anticapitalista canario: organizar de una maldita vez las bases que posibiliten la configuración de un Frente amplio dotado de un Programa básico, para organizar la resistencia frente a la ofensiva capitalista, en el que se involucren todos los grupos anticapitalistas, antiimperialistas, anticolonialistas, obreros y populares; y abrir un diálogo multilateral para analizar todos los cambios sociales y políticos que se están produciendo y acordar que acciones unitarias se deben emprender.
Y para ello es imprescindible que cada sector (comunista, izquierda anticapitalista, izquierda nacional, sindical) cumpla sus tareas y se reorganice adecuadamente.
¡Es lo mínimo! Si ni de esto somos capaces, o mejor dicho, seguimos sin ser capaces, apaga la luz y vámonos. Y el que piense que lo conveniente es seguir con su agotado proyecto de partido en la línea que ha seguido hasta ahora, puede estar convencido de unas cuantas realidades como que su miopía política es descomunal, y su actitud es contrarrevolucionaria y obstaculiza cualquier avance.
Notas:
1 – El Partido Comunista del Pueblo Canario (PCPC) defiende “[...]superar la división obrera mediante la organización de Comités para la Unidad Obrera como plataformas de encuentro, coordinación, impulso y fortalecimiento de la militancia sindical combativa sin distinción de siglas”.
El Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC) aboga por un amplio Frente Unitario de Resistencia Popular “[...] en torno a un Programa contra la crisis y el paro, por la nacionalización de la banca y de las grandes empresas monopolistas y por la inversión pública productiva y generadora de empleo”.
Diversas organizaciones que se definen como izquierda nacional canaria (Intersindical Canaria (IC), Frente Sindical Obrero de Canarias (FSOC), Alternativa Nacionalista Canaria (ANC), Unidad del Pueblo (UP) y Azarug) hicieron público el 18 de junio de 2010, una Declaración-Manifiesto en la cual propusieron “al conjunto de la sociedad canaria”, “[...] la conformación de un movimiento social organizado a partir de Comités Populares que impulse la liberación política, social y económica del pueblo canario”.
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