En un comunicado anterior se explicaron las medidas adoptadas como signos de protesta antes los desalojos efectuados en diferentes puntos del territorio estatal, entre estos S/C de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria. A continuación detallamos el desarrollo de los acontecimientos en la tarde de ayer. Tras concentrarnos pacíficamente a partir de las 17h en la Plaza 15M, y mientras una multitud de personas se reunían y decidían sobre diversas cuestiones entre otras dónde reclamar los objetos personales y materiales que se encontraban en el punto de información la noche del desalojo o qué acción realizar como protesta ante lo acontecido, la convocatoria fue creciendo en número.
La presencia policial fue la nota disonante del acto y su actuación intimidatoria desencadenó una vez más la indignación general entre los allí presentes. Indentificaciones aleatorias junto con propuestas de sanción económica tan sólo por ejercer el constitucional derecho de reunión, sin que se dieran en ningún momento situaciones de desorden público u otros motivos de seguridad ciudadana que justificasen una intervención de ese calibre. Mediante la coacción y la amenaza, se pretendió disuadir a los allí reunidos de que continuaran con la espontánea asamblea que pese a todo se desarrolló en los tradicionales márgenes del respeto y la libre expresión
Denunciamos la escalada represiva que venimos sufriendo en los últimos días y que coincide con la toma efectiva de los cargos gubernamentales a nivel local y autonómico. Una vez conformados los pactos entre los partidos dominantes y creyendo que la represión del movimiento ciudadano 15-M ya no tenía porque postergarse más al no comprometer al partido del Gobierno Central ni a los gobiernos regionales todavía en funciones, se da el definitivo salto desde el inicial discurso institucional de descrédito, hasta la actual gestación de un aparato represivo criminalizador.
De suponer que mientras los nuevos equilibrios de pactos –por cierto precarios y con vistas a ser replanteados en función de los resultados de las generales de Otoño-se mantengan, la labor común de todos los partidos gobernantes será la de trabajar por la desarticulación del movimiento social que logró poner en evidencia su pésima acción administrativa y reprochable labor política, desde todas las plazas y pueblos del territorio. En esta tarea represora, todos los medios al alcance del “legítimo poder” del Estado valen, como ha quedado de sobra demostrado en numerosas ocasiones del pasado más reciente.
Entre tanto un Oficial del cuerpo de la Policía Local, se presenció a requerimiento de los compañeros que previamente se habían desplazado de comisaría en comisaría para reclamar el material incautado. Su información contradecía la que se nos había dado desde el cuartel de la Policía Nacional, lo cual nos llevó a pensar que se estaban desentendiendo unos y otros.
Finalmente y tras varios episodios de tensión como consecuencia de algún conato de detención a compañeros, aprovechando que éstos abandonaban la plaza en solitario o en pequeños grupos para identificarlos y amedrentarlos, la asamblea discurrió con normalidad llegándose a un consenso en ciertas cuestiones.
Algunos compañeros decidieron pernoctar en la Plaza para así poner de relieve una vez más, la situación de contínuo recorte de las libertades individuales y colectivas, que estamos padeciendo en nuestros días. Libertades que tanta sangre y sufrimientos costaron defender. Algo tan sencillo como pasar la noche allí, se consideró un gesto de protesta y desobediencia ante una autoridad que cada vez más, se está distanciando de la imagen artificial de legitimidad y poder soberano tras la que se amparaba. Se propuso acampar frente al Parlamento de Canarias, aprovechando así para preparar una acción de cara a apostrofar el acto de investidura como Presidente del político Paulino Rivero.
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