Salvador López Arnal * / Artículo de opinión.- España no es sólo el país de Queipo del Llano, del general africanista, golpista, dictador y asesino, de la CEDA, del ‘¡Muera la inteligencia!”, del carnicero de Málaga o de Manuel Fraga y sus calles y plazas públicas en propiedad (¡qué risa doña Sofía!). También es el país de Antonio Machado, de Federica Montseny, de Enrique Ruano, de Salvador Puig Antich, de Txiki, de José Manuel Naredo, de Francisco Fernández Buey, de Belén Gopegui o del presidente resistente Juan Negrín. Se nota, se hace notar. Aunque a veces lo olvidemos, ese “humus” crea cultura, rebeldía y tradición de resistencia.
El CIS publicó el pasado jueves, 9 de junio de 2011 [1], un barómetro donde recoge la opinión de los/as ciudadanos españoles sobre la industria nuclear. La encuesta se realizó entre el 3 y el 11 de mayo. Vale la pena apuntar algunos de los datos más significativos:
- Porcentaje de ciudadanos/as españoles que están totalmente en contra, en contra o más en contra que a favor de la energía nuclear: 59,4%.
- Porcentaje de ciudadanos que están totalmente a favor: 2,8%. Porcentaje de ciudadanos que están totalmente en contra: 19,6%
- Porcentaje de ciudadanos/as que están totalmente a favor, a favor o más a favor que en contra de la energía nuclear: 25,8% (la cuarta parte).
- Porcentaje de ciudadanos que no se posiciona sobre el tema: sólo el 4,7%.
- Porcentaje de ciudadanos que, en escala de 0 -“Nada peligrosa”- a 10 -“Extremadamente peligrosa”-, tal como si fuera la calificación de un examen, cree que la industria nuclear es peligrosa (5-10): 83,3%
- Porcentaje de ciudadanos que creen que la energía nuclear no es nada peligrosa: 0,4%.
- Porcentaje de ciudadanos que creen que en el caso de la energía nuclear los riesgos superan a los beneficios: 51,9% (porcentaje de ciudadanos que, en general, y contrariamente al anterior resultado, cree que los beneficios generados por el desarrollo tecnológico y científico es superior a los riesgos: 50,2%).
- Porcentaje que cree que los beneficios superan a los riesgos en el caso de la industria nuclear: 31,9%.
- Porcentaje de ciudadanos que cree que los medios de (des)información subestiman los riesgos de la energía nuclear: el 40,6%.
Por lo demás, cuando se pregunta a los ciudadanos por la política que debería seguirse en España en el futuro respecto a la energía atómica la opción mayoritaria apuesta por no construir más centrales y, además de ello, por cerrar las centrales existentes dentro del plazo marcado por su vida útil.
No es ninguna apuesta sin base, no lo ha sido nunca, vindicar el cierre de las centrales nucleares. Una fuerza netamente favorable durante décadas, una fuerza política que hace muy poco había abonado la prolongación de la vida de las centrales (¡septiembre de 2010!), ha cambiado de opinión. Fukushima y el movimiento antinuclear han sido las causas. La CDU de Merkel, nada menos que la CDU, defendió el miércoles, 8 de junio [2], ante el Bundestag, el abandono de la era atómica en la cuarta potencia económica del mundo, en el primer país económico europeo. Las ocho centrales cerradas provisionalmente nunca más volverán a conectarse y las 9 restantes se irán apagando entre 2015 y 2022. Las energías renovables deberán generar el 80% de la energía consumida en Alemania en 2050.
Alejando Nadal, uno de estos singulares e infrecuentes economistas de los que siempre se aprende, y mucho más que de una estricta aproximación económica a los asuntos tratados, ha señalado uno de los nudos esenciales que empezamos a conocer de la situación [3]. “Poder, mentiras y secuencias recombinadas” podía ser el título. Con sus documentadas palabras: “La secuencia según TEPCO fue la siguiente. Primero, el terremoto dejó indemne la integridad de los reactores. Segundo, el tsunami interrumpió el flujo de energía en la zona e inundó las salas de máquinas de los generadores de respaldo en la planta. Tercero, la pérdida de refrigerante provocó el sobrecalentamiento, la acumulación de hidrógeno y las subsiguientes detonaciones en las unidades 1, 2 y 3”. Hoy sabemos, prosigue Nadal, que esta versión de los acontecimientos es inexacta, falsa más llanamente, y que el orden de los acontecimientos es importante, no es asunto marginal, “porque si las unidades de la planta fallaron debido al terremoto, la normatividad antisísmica debe ser revisada en todas las plantas, y no sólo la relacionada con riesgos de tsunami”. Las plantas existentes deberían adecuarse a una normatividad más estricta y eso, señala el gran economista mexicano (¿para cuando su candidatura al Nobel?), es sin duda un duro golpe para la industria nuclear. “Una de las implicaciones de estas dos revelaciones (fusión del núcleo y daños por el terremoto) es que los diversos sistemas de la planta sufrieron daños severos que explican la liberación al ambiente de cantidades muy importantes de material radiactivo, tanto en el mar, como en la atmósfera”. Hoy, señala finalmente Nadal, “se sabe que los acuíferos subterráneos corren peligro”.
Vale la pena repetirlo: ni barata ni segura ni limpia ni pacífica ni basada estrictamente en inversiones privadas a pesar de que en la mayoría de los países son privadas las corporaciones propietarias y gestoras.
PS: Haruki Murakami dictó una conferencia de agradecimiento por el Premio Internacional de Catalunya el pasado jueves, 9 de junio en Barcelona. En la plaza de Sant Jaume, la ex plaza de la República, donde está ubicado el edificio de la presidencia de la Generalitat, trabajadores de Alstom denunciaban con razón y rabia su situación. El escritor japonés no se cortó ni un pelo, estuvo a la altura de las circunstancias: la situación actual en Japón ha estado provocada por la obsesión por la eficacia de fabricar energía nuclear. Los japoneses, dijo alzando la voz enérgicamente, “deberíamos haber continuado diciendo NO a la energía nuclear”. Los 80 mil euros del premio los destinará a las asociaciones que agrupan a víctimas del terremoto de marzo de 2011.
Notas:
[1] Tomo pie en el artículo de Javier Salas, “Fukushima inclina a los españoles contra las nucleares”. Público, 10 de junio de 2011, p. 42
[2] Patricia Baelo, “Merkel pide al Parlamento que apruebe el parón atómico”. Ibidem, p. 42
[3] http://www.jornada.unam.mx/2011/06/08/index.php?section=opinion&article=032a1eco
[4] Véase la entrevista de Antonio Cianciullo a Carlo Rubbia: “Energía nuclear: Razones para rechazarla y alternativas” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=130196 (traducción de Gorka Larrabeiti).
[5] Lídia Penelo, “Hauríem d’haver dit “No” a l’energia nuclear”. Público, p. 7 (edició catalana).
Salvador López Arnal
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* Profesor-tutor de Matemáticas en la UNED y enseñante de informática de ciclos formativos en el IES Puig Castellar de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona). Colabora normalmente en la revista "El Viejo Topo" y es coguionista y coeditor, junto con Joan Benach y Xavier Juncosa, de "Integral Sacristán" (El Viejo Topo, Barcelona, en prensa).
Canarias Insurgente ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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