Por Manuel E. Yepes*. Los alcaldes de las mayores ciudades de Estados Unidos se reunieron en Baltimore a fines de junio para acordar políticas públicas aplicables en sus grandes urbes, donde viven miles de millones de personas cuya seguridad y bienestar dependen de los servicios municipales. Mientras el Congreso Federal en Washington debatía la asignación adicional de 118 mil millones de dólares para gastos en las guerras proyectadas para el 2012, los alcaldes trataban estos temas, mucho más cercanos a los intereses de sus poblaciones.
En su sesión plenaria el 20 de junio, tras animado debate sobre cuan fuerte debía ser el lenguaje a usar para expresar su apoyo a las tropas y sus familias, así como acerca la manera de presentar el asunto de manera que el Presidente Obama parezca el beneficiario principal de aquello que ellos reclaman, los alcaldes votaron una petición instando al Gobierno federal a suspender o reducir de manera muy significativa las asignaciones para guerras y traer ese dinero a casa.
"La Conferencia de alcaldes de Estados Unidos llama al Congreso Federal a que dedique estos dólares de guerra a satisfacer las necesidades vitales humanas, promover la creación de empleos, reconstruir nuestra infraestructura, ayudar a los municipios y a los gobiernos estaduales, y desarrollar una nueva economía basada en la energía renovable y sostenible", dice la resolución, luego de citar los 126 mil millones de dólares anuales y la muerte de más de 6.000 soldados que cuestan esas guerras.
Nadie podría garantizar que esta demanda de los alcaldes haya pesado en la decisión del Ejecutivo estadounidense de retirar un número significativo de fuerzas de combate de Afganistán, junto a los evidentes objetivos electorales.
Una resolución de este tipo de los alcaldes tiene precedentes, el más antiguo en1932, cuando los alcaldes de grandes ciudades se reunieron en Detroit a considerar qué podía hacerse para sacar a sus turbulentas ciudades de las profundidades de la gran depresión. El New Deal de Franklyn D. Roosevelt tomó en cuenta muchas de sus ideas y desde entonces los alcaldes se reúnen anualmente.
Fue hace dos años que una coalición de ciudadanos alarmados por las interminables guerras y el catastrófico déficit presupuestario acuñó el lema "traer nuestros dólares de guerra de vuelta a casa" en una Conferencia de Alcaldes de efectuada en Winthrop, Maine.
La campaña en ese estado despegó el día de Martin Luther King Jr. (tercer lunes de enero) en 2010, y rápidamente se extendió, auspiciada por el CODEPINK, un movimiento pacifista de mujeres.
En varios lugares del norteño estado de Maine se adoptaron entonces resoluciones clamando por “traer los dólares de guerra de vuelta a casa” mientras en el Congreso continuaba aprobando proyectos de leyes complementarias para financiar las guerras. Los representantes de Maine en la Cámara, Mike Michaud y Chellie Pingree, ambos demócratas, desafiando las orientaciones de su Partido, votaron contra esas medidas, argumentando que afectan la economía de Maine y provocan recortes presupuestales para la educación, la salud, la vivienda y la capacitación laboral.
Kitty Piercy, alcaldesa de Eugene, Oregon, al presentar la resolución de los alcaldes, afirmó que éstos" llaman al país a iniciar el viaje de reconversión de los dólares guerra en dólares de la paz, traer a nuestros seres queridos de vuelta y dedicar los recursos nacionales a la seguridad y prosperidad aquí en casa”.
Sobre cómo se hará cumplir esta resolución no vinculante, los alcaldes afirman que eso será tarea del pueblo, pretendiendo que fue la presión popular contra la asignación de fondos para la guerra lo que condujo al fin de la presencia militar de Estados Unidos en Vietnam exigida por los alcaldes en1971y no una derrota militar. Las enormes ganancias de los fabricantes de armas son la razón de más peso para esas guerras de cambiantes metas y vagos objetivos que se prolongan indefinidamente, observan los alcaldes.
El Presidente Obama dijo durante su campaña presidencial que él no está contra todas las guerras, sólo contra las que son guerras estúpidas. Pero hacer quebrar al país manteniendo más de 800 bases militares en el extranjero, y dejar caer bombas que cuestan un millón de dólares cada una (equivalente de los sueldos anuales de 25 profesores), podría ser en el siglo XXI la definición de guerras estúpidas, dicen los alcaldes.
“Si el Presidente ha olvidado que Afganistán es conocido como el cementerio de los imperios, la gente no. Sus alcaldes ahora se unen al coro de los que llaman al Gobierno Federal a terminar las guerras interminables y traer los dólares de guerra de vuelta a casa”, demandó Lisa Savage, Coordinadora de CODEPINK en Maine y activa organizadora de la campaña “Bring our War Dollars Home” en articulo de cuyos datos me he servido, divulgado por la Red Global contra las armas y el poder nuclear en el espacio (Global Network Against Weapons & Nuclear Power in Space).
Puede verse que los argumentos para rechazar las guerras no tienen mucho de filantrópicos pero, en las circunstancias actuales y por egoístas que sean, contribuyen a la causa de la paz.
* Periodista cubano, especializado en temas de política internacional.
Foto © Virgilio PONCE
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