Adolfo Padrón Berriel* / Artículo de opinión.- “Spanish Revolution”? … What revolution? … Who, when, where?
► 15 de mayo de 2.011: En plena campaña electoral cientos de miles de ciudadanos se manifiestan en todo el país hartos, indignados y decididos a reclamar un cambio radical en la política española. Convocados a través de las redes sociales; sin patrocinio ni dirección partidista ni sindical; movidos exclusivamente por su convicción de que es el momento de actuar, de empoderarse, frente a una clase política incapaz; frente a un degenerado sistema de democracia formal, sus leyes electorales y el bipartidismo; frente a los títeres del neoliberalismo y sus medidas anticrisis que no solucionan tal crisis, sino que nos hunden en un panorama de paro, exclusión social y secuestro de derechos.
► 15 – 22 de mayo de 2.011: Las movilizaciones se extienden; crece el entusiasmo y espontáneamente surgen campamentos “por la libertad, por la democracia real, por el poder popular” en la mayoría de ciudades españolas. En muchos países, los españoles residentes deciden concentrarse ante las embajadas españolas. La prensa internacional se hace eco de los acontecimientos: ¿Es posible que el pueblo español esté liderando una reacción global de la ciudadanía mundial frente a la tiranía de los lobbies del mercado? Es la “Spanish Revolution”; “David contra Goliat” en clave del siglo XXI. Las alegría y la esperanza parecen renacer en millones de caras, sombrías días atrás: Abuelos orgullosos, parados re ilusionados, jóvenes convencidos de que éste es el camino y de que no son esa generación perdida que vaticina un tarambana gerente del FMI. Y es que ¡no hay revolución que valga sin alegría!
► 22 de mayo: Se celebran las elecciones autonómicas y locales. Más de la mitad de los ciudadanos con derecho a voto decide quedarse en casa. De entre los que si votan, la mayoría estima que el cambio necesario pasa por aupar a la derecha. Los gráficos de representación tiñen de azul la geografía española. En Canarias, la segunda comunidad con más casos de corrupción, donde el paro alcanza casi el 30% de la población activa, donde 1 de cada tres canarios vive bajo el umbral de la pobreza, donde el fracaso y el abandono escolar nos sitúan a la cola de España; las siglas PP y CC, que vienen gobernando durante los últimos 19 años y por tanto son directos artífices de esa realidad, obtienen resultados históricamente favorables.
What is this? Se preguntan por ahí, en otras latitudes. ¿Qué tomadura de pelo es ésta? Se interrogan muchos paisanos por estos lares. ¿La “Spanish Revolution” pasa por el espaldarazo a los corruptos, a los que nos metieron en la burbuja inmobiliaria, a quienes creen a pies juntillas en las tesis neoliberales, a quienes pretenden profundizar y agilizar las reformas laborales aniquiladoras de derechos y precarizadoras del empleo, a quienes entienden los Servicios Públicos como una res candidata al matadero y al despiece? La respuesta se antoja complicada, muy complicada.
¿Y cómo se nos queda el cuerpo ahora que la mayoría de los medios parecen estar perdiendo el interés por el frenesí movilizador? A muchos les encantaría que la historia acabase en un episodio más de desilusión colectiva; en una nueva sensación de fracaso que añadir a la mochila de la desesperanza. Pero no está el panorama para lamentaciones ni enfurruñamientos; no está la situación para volver con la cabeza gacha al ostracismo ni al “que cada palo aguante su vela”, ni al ¡sálvese quien pueda!; ni al ¡lo intentamos, pero no pudo ser! … Este es el momento de que esa inmensa multitud, esa mayoría que considera, en palabras de José Luis San Pedro, “que otro mundo no es que sea posible, es que es seguro, porque éste es insostenible”, arrime el hombro para acabar el trabajo iniciado el 15-M.
* Adolfo Padrón Berriel, es miembro de Alternativa Ciudadana Sí Se Puede.
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