Francisco González Tejera * / Artículo de opinión.- Hoy gritan las aguas, los bosques, los animales, es toda la Tierra la que grita. Dentro de la opción por los pobres y contra la pobreza debe ser incluida la Tierra y todos los ecosistemas. La Tierra es el gran pobre que debe ser liberado junto a sus hijos e hijas condenados.
Leonardo Boff
Meses antes de estallar el golpe de estado franquista en Canarias muchos curas y jerarcas de la Iglesia Católica participaron en la elaboración de las listas de represaliados, desaparecidos y fusilados. Las sotanas se aliaban de nuevo con la oligarquía y las grandes fortunas, estrechando lazos con los sanguinarios militares y falangistas para asesinar a miles de [email protected], que fueron arrojados en tantos pozos del olvido, en simas como la de Jinámar, en la “Mar Fea” y en tantos otros lugares de exterminio y masacre de nuestro pueblo.
Este respaldo institucionalizado de la jerarquía eclesiástica canaria al crimen, la tortura y el holocausto sobre los republicanos, queda representado en la figura del cura pistola en mano dando el tiro de gracia en el Campo de Tiro de La Isleta a los fusilados, en el armado párroco del municipio de Arucas abriendo la puerta a los fascistas para que tirotearan desde la torre de la iglesia aquel ayuntamiento democrático. Sotanas satánicas que apadrinaron el asesinato, la muerte y el sufrimiento de una gran parte de la población de las islas en los cuarenta años de dictadura. Un régimen que contó con las bendiciones del Vaticano y de una iglesia al servicio de los terratenientes de esta tierra, igual que hicieron años después respaldando dictaduras genocidas en Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, Bolivia entre otras, siempre legitimadas por los jerarcas de Roma.
Habría que preguntarse porque se han creído con derecho estos meapilas a realizar tantos crímenes, quemando filósofos, brujas, pensadores y a todo aquel que no siguiera sus directrices más siniestras, el derecho de aliarse con otros asesinos y ser sus cómplices, colaborar en el genocidio de miles de activistas de la izquierda en todo el mundo, su complicidad en la muerte de millones de judíos en connivencia con los nazis, el derecho de encubrir a tantos curas pederastas y pervertidos sexuales, el derecho de robar y vender niñ@s, el derecho de regentar o respaldar a los grandes bancos y corporaciones para seguir esquilmando a los más empobrecidos, el derecho de favorecer a las grandes fortunas de la Tierra, a los mercaderes que Cristo expulsó un día de aquel templo de corrupción.
Tantas preguntas que se lleva el viento del olvido, de la desmemoria y del miedo, un terror ancestral que vive en la mente de tanta gente que siguen temiendo que estos sátrapas vuelvan un día con la pistola y la cruz a remover nuestras entrañas, que alcen de nuevo las mismas armas que usaron los que asesinaron a Monseñor Romero en El Salvador, simplemente por estar al lado de las personas más desfavorecidas, de los que luchaban metralleta en mano por acabar con la injusticia, el imperialismo y el hambre.
Ahora tantos años después en esta presunta democracia aliada del imperio y la banca, la iglesia católica sigue comiendo en la mesa de los enriquecidos, protesta enérgicamente contra el matrimonio homosexual, prohíbe el uso del preservativo entre sus fieles a pesar de tantas muertes por VIH, presiona para que la religión (católica) en una sociedad laica esté en todos los colegios para seguir adoctrinando tantas mentes puras e inculcarles el temor a los poderes terrenales y no terrenales, mantiene posturas fanáticas más propias de la edad media en sus acciones y campañas, sigue cerrada en banda y todavía no ha pedido perdón por su colaboración activa en los crímenes del franquismo.
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Francisco González Tejera
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