José Luis Guzmán García / Artículo de opinión.- El atraco al Tranvía y la C.N.T. Sin duda, fueron los años del régimen republicano tiempos de gran convulsión político y social en el territorio del estado español, quizás, producto del inevitable choque entre una España profundamente arraigada al tradicionalismo casi medieval y otra que despertaba con el aire de nuevos tiempos de cambios y transformación, en un escenario fragmentado de multitud de siglas y consignas.
En el contexto Canario, concretamente en la isla de Tenerife, podemos señalar el año 1933 como ejemplo de la agitación social vivida durante aquel periodo en las islas. La ciudad de Santa Cruz, vive momentos de gran conflictividad obrera donde la CNT juega un papel protagonista dada la alta representación e interacción en la sociedad santacrucera de esta organización obrera, a través de la “Federación Obrera de Santa Cruz” desde 1931 y de la aglutinante “Confederación Regional del Trabajo de Canarias” a partir del mes de agosto de 1932. Sin olvidar, la constatada presencia de esta organización obrera en la capital desde mitad de la segunda década del siglo XX.
En la mañana del día 2 de septiembre de 1934, la prensa local informa del luctuoso suceso del atraco al tranvía acaecido a las cinco de la tarde del día anterior en el que resultan muertas dos personas, el estudiante Agustín García Bernal y el conductor del tranvía y afiliado a la central sindical Luis García Penasco.
De forma coyuntural y en el contexto de la gran agitación social del momento, la ciudad de Santa cruz comienza durante estos días una intensa huelga del sector del transporte convocada por la CNT, sindicato que contaba con mayoritaria afiliación en la compañía tranviaria en aquel periodo. Días después, es declarada la huelga general de 48 horas en la capital en solidaridad con la huelga general mantenida por los campesinos del Valle de la Orotava que venía produciéndose desde finales del mes agosto, conformando un escenario de cotidiana y virulenta confrontación social.
Tras el suceso, desde el habitual criterio policial de “sospechosos habituales” las autoridades ya tenían a su juicio a los posibles responsables del suceso produciéndose la mañana del día 3 distintas detenciones en relación con el atraco al Tranvía. Entre los primeros arrestos figuran dos militantes cenetistas Inocencio García y Luis Carmona, este último, conocido activista de la CNT empelado de la compañía tranviaria y amigo personal de García Penasco. La falta de pruebas incriminatorias impediría cualquier proceso y las posibles penas derivadas del mismo contra los sospechosos detenidos. Son puestos en libertad doce horas después. El rastro de ambos, se pierde tras el golpe militar. Días después continuaría la cuerda de detenciones, constituyendo otro de los sucesos inconclusos judicialmente como el asesinato un año más tarde del gobernador interino José Ramón Fernández Díaz. Suceso en el que las autoridades republicanas volverían a señalar a la organización confederal isleña como responsables del crimen.
Retornando al asunto del atraco en la curva de Gracia, el proceso despertaría gran interés entre la población capitalina, originando gran expectación entre el público que seguía el caso llegando a concentrarse a las puertas de los juzgados para acudir al juicio. En general, desde las primeras detenciones efectuadas se cierne la incertidumbre en la opinión pública isleña acerca de la autoría del atraco por parte de los detenidos. En este sentido, a través de un articulo aclaratorio aparecido una semana después del suceso en el semanario obrero “En Marcha”, órgano portavoz de la CNT, con el título de “El atraco de Gracia y los sospechosos”, su autor Amadeo Hernández destacado propagandista y militante libertario, desaparecido a manos de los falangistas en septiembre de 1936, desvincula a los detenidos y a la organización obrera de estos sucesos denunciando la continua persecución contra la CNT y sus militantes más activos por parte de la autoridad provincial. De forma complementaria, denuncia la explotación obrera y expone criterios libertarios contra el régimen capitalista.
El atraco de Gracia y los sospechosos
Cada vez que vemos cometer un atropello incalificable contra un compañero honrado y consciente exclamamos ¡Esto es el colmo! ¡A mayor abuso no se puede llegar!
Pero después de haber llegado en convertir en estribillo estas frases que reflejan el dolor sufrido por la injusticia cometida contra las personas que por su comportamiento solo respeto y consideración merecen; no podemos menos que llenos de concentrada ira preguntar ¿Cuándo va a llegar el termino de la persecución? ¿Cuál va a ser el hecho que merezca el titulo de colmo cuando de perseguirnos se trate?
Al ocurrir el atraco de la Petrolífera, hecho llevado a cabo en pleno día, todos esperábamos que fuera descubierto, por no podernos caber en la “mollera” que en Tenerife pudieran realizarse actos de tal naturaleza sin que fueran descubiertos. Cuando esto pensaba el que escribe, fue detenido por un guardia secreto y conducido a la comisaria de vigilancia por “sospechoso” ¿Qué les parece el caso, a las personas que me conozcan?
Yo soy de los que me explico un robo llevado a cabo por un padre de familia que harto de buscar trabajo y no encontrarlo ve su hogar en la miseria y se lanza a buscar el alimento donde lo encuentre.
El derecho a la vida es indiscutible.Yo justifico al trabajador con hijos o sin ellos que queriendo alquilar sus brazos, que cual palancas del progreso se ofrecen a un régimen bárbaro que los desprecia por no querer producir con arreglo a las necesidades de los pueblos sino a la medida de las ambiciones de una minoría explotadora que solo piensa en el tanto por ciento que su capital debe producirse a costa del ajeno sudor, y que alquila y desalquila a los hombres como se alquilan y desalquilan los caballos de posta. Justifico a este trabajador si desesperado por las escaseces busca sus alimentos, y vestuario ¿Por qué no? Donde los encuentre.
Yo me horripilo al contemplar (y esto lo contemplamos con frecuencia), como los hijos matan a los padres, los sobrinos a los tíos, los nietos a los abuelos, los hermanos a los hermanos, los amigos a los amigos; por el interés del dinero; Me horrorizo al contemplarlo, y todas las personas honradas nos horrorizamos ¿Pero no es el dinero la causa?
Yo me indigno (y por eso estoy indignado ahora) cuando veo que para emprender las pesquisas tendentes a capturar a los que dieron muerte a los dos infelices que murieron en Gracia a manos de otros infelices que esta sociedad arbitraria convirtió en fieras, se empiece por detener a las personas menos capaces de realizar actos de tal naturaleza.
El lector que conozca al compañero Inocencio García, y a cuantos habitan en su casa, no puede menos que coincidir conmigo al afirmar que de esta vez como en la ya reseñada más parece que tratan las autoridades de perseguir a los hombres que tenemos un concepto elevado de la vida humana, que a los que por su irresponsabilidad, y por no superar las taras del odioso presente, son capaces de anular la vida de dos seres humanos por la ambición de unas cuantas pesetas…Tan pocas…
Y las autoridades han detenido al noble compañero Inocencio García y los no menos nobles y honrados muchachos que con él conviven en su hogar modelo.
Luis Carmona es otro de nuestros más caros compañeros; Su nobleza como la de las personas mencionadas, está fuera de toda discusión. Pues también a Luis Carmona se le detiene como “sospechoso”.
Al dar la noticia de su detención se afirme que ha sido detenido otras veces. ¡Eso es mentira! ¿Qué interés tienen en lanzar lodo contra este inteligente camarada?
¿Por qué se persigue a estos honrados trabajadores?
¿No será porque tienen ideas no gratas para la burguesía?¿Cómo podrían nuestros adversarios compaginar las ideas de unos hombres que defienden el derecho que los trabajadores tenemos a la vida y con las intenciones de estos otros que por vivir unos días, suprimen la vida de dos seres humanos?
¡Esto es el colmo! Diríamos de esta vez, pero no nos atrevemos.
No nos atrevemos, porque sabemos por indignante experiencia que cada vez que sale el sol tendremos que exclamar. ¡Esto es el colmo! ¡Esto no tiene nombre!..¡Dignos compañeros detenidos por “sospechosos”! Recibid con nuestro fraternal abrazo, todas nuestras simpatías y pensad que…ya vendrán tiempos mejores. Tiempos en que los hombres que sentimos hondo y pensamos elevados, no resultemos sospechosos.
Amadeo Hernández
Luis Carmona, detenido en la ciudad de La Laguna en relación al atraco, relata en una clarificadora crónica cómo se produjo su arresto, condiciones y estancia en los calabozos e igualmente que Amadeo Hernández denuncia la constante persecución contra la organización obrera y sus afiliados.
Del doloroso suceso de “Gracia”
Como se persigue a los afiliados a la C.N.T.
Este incalificable atentado, que costó la vida a dos seres humanos, uno de ellos compañero y amigo apreciable del que esto escribe y de todo el personal de tranvías, ha dado ocasión una vez más a las autoridades, para demostrar con qué saña se persigue a los que militamos en la C.N.T.- y conste que la sección de Tranviarios se haya adherido a esta central sindical- veamos por qué:
Todos sabemos que este hecho ocurrió el día primero de este mes: pues bien; al día siguiente a las 7 de la mañana, vinieron a casa varios compañeros y me comunicaron lo ocurrido- quizás por vivir fuera del casco de la población no me enteré aquella misma noche.- Indignado, y sin poder concebir como pueden ocurrir hechos tan monstruosos por unas miserables pesetas, me uní a los que me esperaban y fuimos a ver al compañero herido; no parecía estar grave;, y esto nos tranquilizo en parte.
Desde aquel preciso momento, empezamos a hacer las gestiones para el traslado del cadáver del compañero Penasco, a Santa Cruz. Recibimos un aviso del sr. Franquet para que fuéramos a su casa una comisión. Allá fuimos y nos pusimos de acuerdo trabajar hasta conseguir el traslado de la víctima. Después de vencer un sin número de inconvenientes- todas dependencias a las que llegábamos estaban cerradas, así están los servicios públicos- a las 9 de la noche dimos por terminadas las gestiones, para empezar a las 7 del siguiente día.
Pero, ¡quien la había de esperar!; a las 11 de la noche llamaba a mi puerta la “autoridad”. Les franqueé la entrada, ya que nada tenía que temer, y vi con la natural extrañeza, un verdadero ejército de policías, guardias civiles y guardias municipales, tal era, al parecer, la importancia del servicio que habían de prestar…Hicieron un registro minucioso, inclusive en las ropas y colchones de la cama, y después, por orden del que parecía ser jefe, pasamos al departamento de la vecina, que vive sola, embarazada y con dos niños pequeños, y así mismo se hizo un detenido registro en camas y ropas, mientras uno de los chicos preguntaba llorando a su madre, quien eran aquellos hombres…Al fin se marcharon.
Pero esto solo era empezar; al siguiente día a las 8 de la mañana, me detenían en plena calle Herradores y era conducido a la comisaria, y a las dos horas partíamos- ya éramos dos- para Santa Cruz rodeados de policías. Llegamos al Gobierno Civil y nos introdujeron en una especie de camarotes: muchos departamentos, con los techos muy bajos y los pisos de madera, algo así como un palomar. De allí nos facturaron para La Laguna, con un guardia de seguridad a cada lado. Llegamos y ¡zas! A la ratonera- digo ratonera porque los desventurados que están en la cárcel de La Laguna, nos dijeron que en aquel caserón las ratas son dueñas de la situación- hasta las 8 de la noche que el señor juez se dignó tomarnos declaración y, naturalmente, visto que habían perdido el tiempo nos pusieron el libertad (no está mal el decir que a estas horas todavía no había llegado el desayuno).
Y para terminar por hoy- porque pienso seguir en un nuevo artículo- diré, que después he podido saber que las autoridades, valiéndose de todos los que me conocen, que no son pocos, están todavía averiguando mi vida, por cierto que me agrada; pero también vería con agrado que hicieran otro tanto con tantos vagos que no se sabe de qué viven. Tal vez encontrarían a los culpables.
Luis Carmona
Laguna 12-9-34
Desde el probable criterio, “a quienes colgamos el mochuelo”, o como justificar a través de procesos sumarios en forma de consejos de guerra el exterminio físico de ciudadanos distantes ideológicamente o de simples sospechosos y víctimas de venganzas personales, militares y paramilitares ponen en marcha la depuración política y social en la isla. Después de la rebelión militar de julio de 1936, el asunto del atraco al tranvía vuelve a surgir en la causa nº 246/36 instruida por los militares contra miembros de la CNT isleña, organización a la que se pretendía hacer desparecer imputándole la comisión de todos los delitos no resueltos por los servicios policiales en años anteriores. Las penas derivadas de esta causa con juicio celebrado el 7 de enero de 1937, se materializan en su forma más dramática con el asesinato de diecinueve militantes cenetistas, hechos acaecidos el día 23 de ese mes en la Batería de Infantería en el barranco del Hierro en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. Recordados a través del tiempos como “Los 19”.
José Luis Guzmán García
Fuentes:
*Periódicos En Marcha, órgano portavoz de la Confederación Regional del Trabajo de Canarias de la CNT, 2ª época, años treinta. Fondo histórico y documental de la CNT de Tenerife.
*Pedro Medina Sanabria.
*Ricardo García Luis.
Me parece muy acertado devolver la palabra a sus protagonistas y darles la oportunidad de su propia defensa.
Publicado por: atlante | 01/06/2011 en 02:29 p.m.