Agapito de Cruz Franco / Artículo de opinión.- “También la lluvia” (Iciar Bollain 2011), la película que narra la explotación de los indígenas de Abya Yala (mal llamada América) por los nuevos/viejos colonos: estados americanos surgidos con las independencias, multinacionales de la globalización económica, etc. no sólo es una gran película (como demuestra el que no fuera seleccionada para los premios de dorado cartón piedra de la plastificada industria jolivudiense), sino una denuncia ecologista de gran magnitud. De no haber sido rodada en los altiplanos de Kollasuyo (mal llamada Bolivia) podría muy bien haberse grabado –salvando todas las distancias– en el maravilloso Valle Gran Rey de La Gomera (Macaronesia Central). “También la lluvia” me ha hecho recordar en 2011, que entre los siglos XX y XXI, tuvo lugar una lucha por la vida protagonizada por los vecinos de Taguluche, para impedir el robo del oro transparente de sus manantiales de Mona, Choquete y Tederas (con caudales de 0.75, 1.45 y 1,10 l/s según el Plan Hidrológico de La Gomera de 1993). Frente a ellos, las industrias embotelladoras de agua y “su” Ayuntamiento. Los manantiales eran su única fuente de agua tanto para el consumo como para la agricultura, la industria artesanal de miel de palma, el turismo rural y el mantenimiento de un espacio natural, protegido por ley con la categoría de Monumento Natural y Área de Sensibilidad Ecológica (ASE) denominado Acantilado Lomo del Carretón-G-11 por la Ley 12/94 de EPC, de una belleza paradisíaca cuando uno se asoma a este maravilloso valle.
De haber triunfado los malos, la destrucción ecológica hubiese sido enorme, sobre todo si tenemos en cuenta –como decía Mª Ángeles Rodríguez Mora, portavoz vecinal–, que “esos manantiales sustentan la agricultura en el valle de Taguluche y los reductos de laurisilva, flora y fauna del Lomo del Carretón y que siguiendo el mencionado Plan Hidrológico de La Gomera, este valle es el único deficitario, en materia de agua hablando, con -9.000 m3/año, dando los ocho manantiales del lugar unos 154.000 m3/año (siendo los de mayor caudal los tres mencionados y que son los que pretende entubar la embotelladora) en el mismo documento APHG-93 recoge para el resto del municipio de Valle Gran Rey entre el barranco de Guada, el del agua y los manantiales de Guada unos 2.644.929 m3/año considerando que es excedente en la producción de agua” (Revista Tajinaste, Vilaflor, nº 12, agosto de 2000).
El problema no se entendería sin tener en cuenta que en Taguluche el agua es propiedad de los vecinos, a través de lo que en las Islas Canarias se denomina la “dula”. El agua es adjudicada a los terrenos desde tiempo inmemorial con carácter rotatorio cada 10, 15, 20 y 25 días, lo que chocaba con el “interés social” del proyecto, eufemismo para ocultar los beneficios de la empresa.
Al final fue todo un éxito de los 116 vecinos contra el Ayuntamiento –institución valedora del proyecto de planta de envasado de agua preparada presentado por la S.C. ICA– Vecinos que se habían unido en la Plataforma para la Defensa del Agua de Taguluche (DAT), la cual emprendería múltiples gestiones y estudios en las administraciones públicas (alegaciones, contencioso administrativo de diciembre de 1998), y en la sociedad civil (ingenieros, hidrogeólogos, economistas, miembros del CSIC, profesores de universidades como la Complutense de Madrid, la de Zaragoza, la de Las Palmas o la de La Laguna). Todo ello apuntalado por una de las grandes manifestaciones ecologistas que han tenido lugar en la isla Colombina –el 8 de abril de 2000– y que contó con el apoyo del Movimiento Ecologista de Canarias, reflejado en asociaciones como ATAN, El Rincón, TEA, la Plataforma de Afectados por la planta de conglomerado asfáltico de Playa Santiago (La Gomera), la asociación Tagaragunche de San Sebastian de la Gomera, los vecinos de Vilaflor de Chasna (Tenerife) -que por ese tiempo se enfrentaban a una lucha feroz contra el monopolio UNELCO-ENDESA y el Gobierno de Canarias a causa del tendido de Alta Tensión del Sur- y Los Verdes, único partido político, que con su representante Francisco Rodríguez Pulido al frente, se sumó a esta lucha contra la apropiación del agua por las industrias embotelladoras.
Fue un triunfo sobre una ilegalidad que el ayuntamiento estaba ejecutando al mismo tiempo –como las obras para el edificio de la nave industrial– al no cumplir con la ley 11/90 de PIE de Canarias que contemplaba que para cumplir cualquier actuación en zona ASE es preceptivo un EDIE y una Declaración de Impacto emitida por la COTMAC, mas otra declaración hecha por el Patronato de Espacios Naturales. Porque, a las propias obras y al robo del agua había que añadir la instalación en zona protegida de Torres de Alta Tensión y Centro Transformador para la embotelladora. Éxito que continuaba el de los herreños tres años antes en defensa de Malpaso y contra el radar militar y que anunciaba el posterior en 2002 y luego en 2004 de los vecinos de Tenerife contra el trazado de Alta Tensión por los montes de Vilaflor primero y de Medianías después.
Agapito De Cruz Franco
Comentarios