Por Manuel E. Yepes*. La colonización informativa del imperio es prácticamente absoluta en todo el mundo porque las informaciones sobre política interna estadounidense tienen un gran protagonismo en los medios de comunicación de todo el mundo dado que las decisiones que se toman en ese país afectan a toda la comunidad internacional y porque Estados Unidos es el centro del sistema nervioso del sistema comunicacional mundial y las noticias que allí se generan tienen garantizada su transmisión por todo el globo.
Ello se explica con amplitud en el capitulo dedicado a Estados Unidos en el libro “Desinformación: Cómo los medios ocultan al mundo” de Pascual Serrano que he comentado con anterioridad.
Algunos acontecimientos puntuales, tales como la tragedia humana generada por el ciclón Katrina, permiten el análisis de los rasgos esenciales del comportamiento de los medios corporativos de prensa en la superpotencia. Se silenciaba, por ejemplo, que seis semanas tras la catástrofe, los blancos ricos habían podido volver a sus casas y el centro comercial tenia agua, electricidad y todas las facilidades, en tanto que los barrios de negros seguían llenos de escombros y soldados fuertemente armados que impedían a sus vecinos instalarse en las suyas.
De los negocios de la reconstrucción de Nueva Orleans no se ha hablado aún en los grandes medios. Solo la prensa progresista mexicana ha publicado que una ley que obligaba a los contratistas a pagar sueldos equivalentes a los que predominan en la región fue suspendida para que empresas como Halliburton pagaran menos del salario mínimo a inmigrantes mexicanos y centroamericanos traídos para los trabajos de la reconstrucción en Nueva Orleans, mientras cobraban al gobierno como si pagaran sueldos altos. Se denunciaba la situación de abandono de los cadáveres tras el huracán pero no se explicaba que se impedía a los trabajadores emergentes y agentes funerarios voluntarios recoger los cadáveres.
Tras la victoria electoral de Obama, el New York Times difundió una encuesta acerca del apoyo que éste tuvo, desglosando razas, sexos, población rural o urbana, nivel educativo y edad. Pero no se especificaban las clases sociales, como si no existieran diferencias entre ricos y pobres en la sociedad estadounidense.
La mayoría de las encuestas, para averiguar la clase social del encuestado limita las opciones a tres: clase alta, media o baja, y la amplia mayoría se define como clase media. En las raras ocasiones en que se es más preciso, el 46% se define como clase trabajadora y el 32 % clase media. El término clase obrera o trabajadora apenas se utiliza en los medios o en la cultura política estadounidense.
El término exiliado nunca se emplea para quienes se han visto obligados a salir de Estados Unidos por razones legales, como son los casos del ajedrecista Bobby Fisher y el director de cine Roman Polanski, exiliados respectivamente en Islandia y Francia.
Estados Unidos es el único país del mundo desarrollado donde la financiación de las campañas electorales es privada. La mayoría de los fondos proceden de grupos financieros y empresariales que así compran su acceso a los candidatos y la capacidad de influir en sus políticas públicas. La prensa corporativa jamás habla de esto.
Según las estadísticas, el 94% de los candidatos al congreso de Estados Unidos que ganaron las elecciones en 2006 fueron los mejor financiados. La ley establece que para poder participar en los debates televisivos de la campaña electoral, el candidato debe haber gastado o recaudado no menos de medio millón de dólares. Por cierto, el 40% de los congresistas son allí millonarios.
Una constante de la cobertura informativa de las elecciones en Estados Unidos es mostrar más el carácter y la personalidad de los candidatos que sus verdaderas propuestas políticas. Los medios y los políticos coinciden en la estrategia de no abordar los temas que preocupan a la población, manteniéndolos fuera de la vista de los lectores, según Noam Chomsky, citado por Serrano.
La información que recibe la comunidad internacional a través de los grandes medios no explica el funcionamiento del sistema electoral estadounidense. Por ejemplo, la razón por la que la opción política se limita a dos partidos, ambos influenciados por los grandes grupos económicos, financieros y corporativos.
Esta situación explica la alienación de la mayoría de la población que no se siente representada por esos dos partidos políticos. El 72% de la población no se considera representado en el Congreso, lo que se considera causa de una enorme abstención.
Serrano hace notar que el control oficial sobre los medios se ha incrementado en Estados Unidos con la excusa de la lucha contra el terrorismo y que los agentes gubernamentales infiltrados en los medios se han convertido en algo que es aceptado como normal.
La abundancia de libros con contenidos críticos y negativos que se publican obedece a la ausencia de esa visión en los grandes medios, dice Pascual Serrano.…Y a la tolerancia del establishment en aras de blasonar de libertad de prensa porque considera que la escasa circulación y alcance de tales publicaciones les impide competir con los fabulosas recursos de que dispone la prensa corporativa, estimo yo.
* Periodista cubano, especializado en temas de política internacional.
Foto © Virgilio PONCE
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