Fernando Báez / Artículo de opinión.- ¿Dónde están los grupos o partidos políticos que exijan a sus alcaldes, presidentes de Cabildo o del Gobierno, que consignen partidas económica para financiar excavaciones olvidada o no y ponerlas en el justo valor que les corresponden? ¿Por qué será, que los políticos, pasan de la arqueología, y no aparecen ni en sus programas, ni en sus reivindicaciones? ¡Pobres incultos!
Y claro, así anda olvidado todo lo encontrado; en su día, cuando esos restos aparecieron, no faltaron promesas e interés; pero, pasó el tiempo, y han pasado al baúl de los recuerdos, donde duermen. ¿Quién en un mitin alguno, pronunció jamás las palabras “yacimiento” y “arqueología”?, ¡pues esos son los que nos gobiernan!; ¿que cabe esperar de ellos?: ¡planchas de hierros en presuntos negocios, dentro de los yacimientos!, para tapar los hallazgos, en lugar de revalorizarlos, y proyectar con ellos planes de grandeza.
Curiosamente, sucede lo contrario, que en lugar de preservar, restaurar, proteger, excavar, etc., se dedican a echar tierra sobre ellos, y esto en un doble sentido real, como se puede comprobar, si les paso una lista, que por razón de la brevedad, les ahorro. Sí señor: tapan yacimientos... ¡si les contara (algún día lo diré)! Tapan, ocultan y desaparecen yacimientos.
Y, si un presidente de cabildo lo es universitariamente hablando, del campo de la historia –como un servidor, que también lo es de la Historia– así se comporta, ¿qué cabe esperar de otro, que sea abogado o carpintero (tal vez lo hiciera mejor arqueológicamente hablando, pero no sería lógico, aunque previsible). Los políticos y los que aspiran, deben impulsar la arqueología; si no, no valen como político, que precisamente quiere decir “ciudadano”; pues se cargan los cimientos culturales de la propia ciudad.
Y conste que esto sucede donde los restos y los yacimientos –y en general toda la arqueología aquí– es especialmente valiosa; por lo que ya sabemos (por lo tanto dicho de un servidor y otros). Estoy segurísimo, que cualquier atención a un yacimiento de cara a restaurarlo o excavarlo, cuesta muchísimo menos que una campaña electoral, por y de cualquiera de ellos.
El Padre Báez, que descubre lo malo o bueno que sea un político, en función que cuide o no de la arqueología, como base de la ciudad, de donde viene la palabra “polis”-tico.
Fernando Báez
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