José I. Díaz / Artículo de opinión.- Sinceramente, no me he quedado encandilado ni sorprendido para nada, por los temores de los dos "conocidos" criollos plumíferos del Editorial "Le Jour du Maroc", a los que no deseo mencionar sus nombres, para no darles mayor importancia de la que carecen, ya que son conocidos de los veteranos independentistas canarios; dos pájaros de mal agüero que van dejando sus cagadas, diarreas mentales y malos olores por todos los lugares que pasan, confundiendo y desinformando al lector al comparar la velocidad con el chorizo Revilla.
En este caso concreto, me estoy refiriendo al artículo publicado por dicha editorial el pasado 8 de enero, que llevaba por título: "Un ejército que admiramos con temor". Dicho artículo no hubiera tenido mayor importancia, si quien lo escribiera fuera Ricardo Melchior o Josçe Manuel Soria, pero que sea la mismísima Editorial de "El Día", me trae mosca, ya que proclama a los cuatro vientos ser la guía de los independentistas canarios, y el periódico más vendido en Canarias y parte del Magreb, incluidos los territorios mauritanos, donde los taxistas camelleros se los ofrecen gratuitamente a los turistas canarios que llegan en busca de champiñones morunos y lagartijas.
Dichos viejos plumíferos a sueldos después de tantas proclamas en favor de que nuestra gente salga a las calles de nuestras ciudades a protestar y luchar "pacíficamente" en contra del retrógrado colonialismo español, hubieran salvaguardado mejor lo que predican, conociendo que carecen de hombría como la gran mayoría de los criollos, que han estado durante tanto siglos chupando de la vaca canaria, si dicho artículo lo hubieran titulado, por ejemplo: "Un ejército que con temor despreciamos", cosa que hubiéramos entendido perfectamente los verdaderos independentistas, tratándose de quienes son y han sido a lo largo de sus miserables y decadentes vidas, aparte de mediocres plumíferos despreciados por la mayor parte de nuestra gente, dado que se venden al mejor postor como las rameras, y ahora en la edad senil con mayores razones, se agarran como los náufrago a cualquier peñasco, en este caso a la chaqueta del almirante Joseito Rodriguez.
En el mencionado artículo, el "editorialista" dúo dinámico se desplaya en elogios al retrógrado ejército colonial español: "Hoy queremos destacar en este comentario que siempre hemos considerado al Ejército español -y no es la primera vez que lo decimos- como una institución muy digna. Al Ejército de España se le pueden aplicar, acertadamente, los calificativos de heroicidad, abnegación, obediencia, disciplina y, en general, todo lo positivo que se pueda decir", y continúan con una de cal y otra de arena: "Esta disciplina hace que admiremos y queramos mucho más al Ejército. Sin embargo, nuestros sentimientos son otros si lo contemplamos en su vertiente de tropas de ocupación."
Y continúan con sus macabras y cobardes veleidades: "Aunque admiramos al Ejército español, no dejamos de temerlo. Porque si no hubiese sido por la presencia del Ejército y las Fuerzas de Seguridad, la gente ya se habría echado a la calle para que le explicasen a cuenta de qué dice la Constitución española que los canarios somos españoles."
En primer lugar, si nuestra gente no se ha echado a la calle, no es por falta de hombría, sino por que portan el síndrome del colonizado, y propiamente carecen de un líder guanche, siendo ustedes los chupatintas plumíferos los mayores culpables, conjuntamente con los sistematizados medios educativos, cadenas televisivas y prensa en general, que han estados durante siglos supeditados a las ordenes e intereses de los poderes metropolitanos, despreciando nuestras raíces étnicas, históricas y culturales como pueblo colonizado y diferencial.
En referencia al retrogrado ejercito español, les diré que mi querido padre descanse en paz, se vio obligado a combatir en la guerra civil de los españoles, sufriendo varias heridas y alcanzando tres medallas al merito militar. En cuanto este quien escribe, sirvió en los territorios saharianos durante dos largos años en fuerzas especiales, por lo que puedo hablar y decir sin ningún tipo de temor, ya que por mis venas corre la sangre de mis heroicos antepasados guanches, en que los mandos oficiales del ejercito español en la ex provincia del Sahara, fueron unos desalmados corruptos y cobardes, razones por las que no le hace sombra en honestidad, disciplina y gallardía a los propios mandos del ejercito eritreo.
Y ya que mencionan la heroicidad de los militares españoles, le diré para su información por si padecen de amnesia precoz, que por culpa de la cobardía e ineptitud de los mandos españoles en los ex territorios saharianos, desapareció casi por completo la XIII Bandera de la Legión, que formaba parte del III Sahariano Don Juan de Austria, en la emboscada que le tendieron los heroicos guerrilleros bereberes marroquíes el 13 de enero de 1958 en la localidad de Edchera. Otro tanto le sucedió a las diferentes banderas de paracaidistas en Sidi Ifni, donde el 2 de abril el gobierno colonial español se vio obligado a firmar los acuerdos de Angra de Cintra con los gobernantes marroquíes, y por lo tanto entregarle a Marruecos la zona de Cabo Juby en la actualidad Tarfaya, entre el río Draa y el paralelo 27º40', y en el 1969 la posesión de Sidi Ifni, en consecuencia a la resolución 2072 de las Naciones Unidas (1965) en la que insta a la descolonización de Ifni y el Sáhara Occidental.
Sin embargo me permito destacar, que el control español sobre el Sáhara Occidental duró hasta que Marruecos en 1975 organiza la Marcha Verde sobre los citados territorios, y la posterior firma del pacto en 1975, conocido por los Acuerdos de Madrid.
Otra fecha muy señaladas en los anales de la historia de su "heroico" ejercito colonial español, es la fecha de julio de 1921, donde el ejercito español sufrió la mayor derrota bélica de su historia moderna en el Annual (Marruecos), de mano del heroico líder beréber Abdelkrim El Khatabi, en cuya derrota sucumbió el general Fernández Silvestre con mas de 25.000 de sus soldados y oficiales, que fueron cazados como si fueran conejos por los heroicos guerrilleros bereberes.
Si desea una mayor información acerca de su heroico ejército colonial español, les recomiendo el libro escrito por el coronel ecuatoriano Jaime Aguilar que lleva por título: Las grandes batallas del libertador". En este caso se refiere a la descolonización de Sudamérica llevada a cabo por el heroico Simón Bolívar, que llevaba sangre guanche en sus venas, en la que se dan a conocer las ruindades y cobardías cometidas por los filibusteros españoles, que huían como ratas durante las batallas libertadoras, ya sea en Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador, países de los que fueron expulsados a puntapiés en el trasero como los canes.
Me sirvo adjuntarles unos párrafos en ingles, dado que dicho idioma universal, sera la segunda lengua de todos los canarios en el futuro, donde hace mención a la derrota de la Armada Inservible Española, para que los historiadores españoles, no continúen escudando su fracaso en la climatología existente en aquellas fechas, ya que dicha peyorativa climatología la sufrieron también los ingleses con sus propias naves, por lo que la clamorosa victoria por parte inglesa, tan solo se debió a la superioridad de los mandos ingleses, que supieron llevar a acabo una estrategia logística que acabo con la armada invencible española, como si sus naves fueran de cascaras de nueces.
"The wind, now strong from the south, had risen to a gale. The Spanish ships, so fashioned as to sail only before the wind, were driven northward. Between them and the shore, where lay possible safety, was the dreadful English fleet, which had battered them so sorely during the past ten days. Before them was the sea, full of unknown perils. "Not only man but God was against them. His wind blew discomfiture to their meditated enterprise. More than one poor; crippled ship dropped behind as her spars snapped, or the water made its way through her wounded seams in the straining seas. The Spaniards, stricken with a wonderful fear, made no attempt to succor their consorts, but pressed heavily on, leaving them to founder." The pursuit continued until Friday, August 2nd. There was now no more danger to be apprehended from the scattered enemy. The wind was threatening, and, the supply of provisions beginning to fail, Howard and Drake determined on returning homeward, leaving a couple of pinnaces to dog the Spaniards past the Scottish isles. Though the wind was contrary, they beat back against it without loss, and in four or five days the vessels, with their half-starved crews, all safely arrived in Margate Roads, having done the noblest service that fleet ever rendered to a country in the hour of supreme peril. Meanwhile, so much as remained of the Invincible Armada was buffeted to and fro by the resistless gale, like a shuttlecock between two invisible players. The monster left its bones on the iron-bound shore of Norway and on the granite cliffs of the Hebrides. Its course could be traced by its wrecks. Day followed day, and still God's wrath endured. On the 5th of August Admiral Oguendo, in his flag-ship, together with one of the great galliasses and thirty-eight other vessels, were driven by the fury of the tempest upon the rocks and reefs of Ireland, and nearly every soul on board perished. Of one hundred and thirty-four vessels which, gay with gold and amid triumphal shouts and loud music, had sailed from Corunna July 12th, only fifty-three battered and useless hulks returned to the ports of Spain."
Como punto finales recordatorio, debo indicarles que no existe en el mundo terráqueo, guerrilleros mas valerosos y heroicos que mis antepasados guanches, que supieron combatir armados con piedras y lanzas durante casi un siglo, contra la hueste de criminales y rufianes españoles, al igual que ha sucedido con nuestros hermanos imazighen, que les hicieron morder el polvo a los rateros invasores españoles, franceses e italianos en la Gran Tamaghaz.
Esperamos que convenzan a sus admiradisimos militares y gobernantes españoles, a ver si pierden el miedo de una vez, y se deciden con su bravo y heroico ejercito a recuperar la posición inglesa del peñón de Gibraltar, después de tantos siglos de reírse los ingleses en la propia cara de los gobernantes españoles, que es la espina que tienen clavada dichos déspotas, que solo ven la mota en el ojo del vecino, pero no se quieren quitar el árbol que no les deja ver el bosque.
José I. Díaz
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