Podcast / Planeta Musical Sur.- "Sólo hay un sabio en nuestro siglo: es Gandhi", decía Einstein. El homenaje tiene su peso, viniendo del inventor arrepentido de la bomba atómica. El 'pequeño hombre débil' que, según la expresión del Premio Nobel de Literatura Roman Rolland, "levantó a 300 millones de hombres, estremeció al Imperio británico y creó el movimiento más fuerte en la política humana desde hace casi 2.000 años", ha encontrado posiblemente la respuesta al desafío de las armas nucleares, en la misma época en que ellas han sido puestas a punto. Efectivamente, ha sido Gandhi quien ha puesto en práctica por primera vez, en una lucha política de gran envergadura, el principio de la no-cooperación, base de la estrategia de lucha noviolenta.
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Producción: Radio Calf-Universidad FM 103.7
Muchas versiones han deformado la figura de Gandhi, en quien se ha visto muy a menudo a un santo, sin ver a un estratega. La noviolencia gandhiana toma de las tradiciones religiosas orientales el principio del respeto a la vida, pero es completamente de inspiración occidental: la noviolencia no invita a la meditación fuera de los conflictos, sino a la lucha ofensiva contra la injusticia. La liberación de la India, primera nación descolonizada del S. XX, es con frecuencia presentada como un favor del juego limpio de los caballeros ingleses. Aunque es claro que Inglaterra no era la Alemania Nazi, que la lengua inglesa ha sido paradójicamente el vehículo de las aspiraciones independentistas en medio de un inmenso mosaico de lenguas y de dialectos, y que la II Guerra Mundial ha favorecido en todos los continentes la emancipación de las naciones colonizadas. Sin embargo, Lord Mountbatten, notable marino y biznieto de la reina Victoria I de Gran-Bretaña, sólo fue designado como Virrey de la India, para organizar la retirada de Inglaterra cuando el acontecimiento de la independencia era ya inevitable, y este desenlace era ya evidente después de la "marcha de la sal" en 1930, y con la elección en 1936 de un parlamento donde el Congreso, partido independentista, había obtenido una mayoría aplastante.
Para medir la importancia que tenía para Inglaterra la más bella de sus colonias hay que leer las obras de Kipling, que había escrito en 1889: "la misión de gobernar la India ha sido puesta, por un impenetrable designio de la providencia, sobre los hombros de la raza inglesa". Y también hay que escuchar a Churchill proclamando que "la pérdida de la India supondría para Inglaterra un golpe fatal y definitivo. Es parte de un proceso que nos reduciría a ser una nación insignificante". Pensemos que el Imperio británico en enero de 1947 agrupaba a 563 millones de hombres, de los cuales 350 eran indios, y que ni Cesar ni Alejandro ni Carlo Magno habían reinado sobre un imperio semejante. Gandhi ha liberado a su país haciendo a esa colonia, incontrolable económicamente e ingobernable políticamente por los ingleses. Pero esa lucha se enfocaba también hacia otros objetivos: el paro, los intocables, el sistema de castas, las bodas de niños, la falta de higiene, el alcoholismo, la superstición y sobre todo el fanatismo religioso. Practicó el ayuno en numerosas ocasiones por la igualdad de los parias, y hasta el fin de sus días para reconciliar a los hindúes y musulmanes, como en Calcuta en septiembre de 1947, y después en enero de 1948, en Delhi. Mientras que el objetivo buscado por el Primer ministro de la India desde la independencia Nehru, y los demás líderes del Congreso, se redujo a la expulsión de los británicos y a conquistar la independencia nacional, Gandhi quería liberar a los indios de todas las alienaciones y de todas las opresiones que pesaban sobre ellos, y que eran todas producto de la dominación inglesa. Rápidamente, por no seguir las recomendaciones del Mathama, el Congreso Nacional Indio se convertirá en un partido despótico, y la India en una burocracia, a la vez que en una potencia militar y nuclear. Igualmente, Nehru, apoyó el crecimiento de la India en la industria, cuando una política semejante no convenía en absoluto a las necesidades de la población, en su 82% rural.
El genio político de Gandhi ha consistido en llevar a cabo acciones muy simples y simbólicas, en las que cualquiera podía participar, pero que minaban el poder del ocupante; así, el uso de la rueca se convirtió para los indios en un arma económica para resolver sus propios problemas, y en un arma política para luchar contra la dominación extranjera. Fue lo mismo con el control de la sal, alimento indispensable y símbolo corrosivo de la lucha contra los impuestos y monopolios ingleses. Gandhi tenía el sentido innato de estos gestos simbólicos, así como la puesta en escena y de la dramatización de los conflictos. Tenía conciencia de la importancia de los medios para poner de su parte a la opinión pública, y nunca le abandonó su buen humor en las situaciones más diversas. Ciertamente, los escritos de Gandhi son algunas veces confusos y contradictorios, salpicados de ingenuidades. Pero hay que corregir lo que él pudo decir, con lo que hizo, ya que en la acción se reveló como el gran estratega de la noviolencia. Por otro lado, la eficacia política puede también expresarse en términos matemáticos: la independencia de la India para liberar a 300 millones de indios costó muy pocas vidas humanas, en comparación con la liberación de 12 millones de argelinos, donde según el F.L.N. costó un millón de víctimas. Enterado Gandhi de la bomba de Hiroshima, simplemente puso de manifiesto que los hombres deberían rápidamente elegir entre la noviolencia y la destrucción nuclear. Por eso, aplicar en materia de defensa contra las amenazas y agresiones militares, las lecciones de Gandhi, es hoy, la labor más urgente de quienes quieren honrar su memoria. Comentarios basados en el artículo "Gandhi y la descolonizacion de la India", del jurista Etienne Godinot, para la revista "Non-Violence politique" traducido por Revista Oveja Negra nº 33, mientras que la música pertenece a la BSO de la película Gandhi, dirigida en 1982 por el director británico Sir Richard Attenborough sobre la vida de Mahatma Gandhi, y que fue compuesta por el conocido músico de la India Ravi Shankar junto al compositor también británico George Fenton. Es una realización de Jorge Laraia.
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